Por Piero Trepiccione
Las cifras de contagios y
fallecidos provocadas por la pandemia de la COVID-19 son espeluznantes. Y
lo peor de todo, siguen creciendo a un ritmo avasallante. Frente a un hecho de
esta naturaleza, la humanidad debe alinearse en torno a dos claves que son
fundamentales: la verdad y la solidaridad.
Sin la verdad acuciosa y
científica es difícil combatir la pandemia. Cuando los gobiernos intentan sacar
provecho político o simplemente afianzar la propaganda en su manejo estratégico
de la situación, corremos muchos más riesgos. Ocultar información,
tergiversarla o manipularla termina siendo un boomerang contra la
población misma. El coronavirus es real y está matando gente a una enorme
velocidad. En medio de ello, observamos cualquier cantidad de teorías conspirativas que terminan
desinformando y, en algunos casos, bajando la guardia necesaria que los
sistemas sanitarios y las sociedades deben tener activados para superar la
pandemia. El gobierno de China, la organización Mundial de la Salud (OMS),
algunos gobiernos europeos y de Estados Unidos, Rusia, Irán, Francia y muchos
otros, han tenido o “lagunas” o mala utilización de datos que se han sumado a
las complicaciones causadas por la misma pandemia. Ocultar la verdad ante
hechos de esta naturaleza agrava las cosas. Importante vernos en el espejo de
Chernobyl para darnos cuenta de lo delicado de mentir. Es preferible decir
la verdad por más dolorosa o compleja que sea. Esto puede ahorrar vidas y
esfuerzos.
El peso de la solidaridad
La solidaridad es la otra
clave vital frente a la pandemia. Ser solidarios en una circunstancia como esta
es tener sentido de humanidad. Cuidarnos y no arriesgar la vida propia ni
las de los demás asumiendo la cuarentena y las recomendaciones médicas con
responsabilidad y conciencia colectiva es parte de ese ejercicio. Además
comprender que una pandemia no se derrota individualmente, sino con una
articulación social e institucional que oriente todos los esfuerzos en una sola
dirección para sumar intensidad y eficiencia. Las redes de solidaridad
para apoyar a personas con mayor vulnerabilidad son vitales para nuestra
demostración de humanidad y supervivencia. Además todo lo que signifique
aupar y apoyar el trabajo de miles y miles de personas de los sistemas
sanitarios de los diferentes Estados en la labor que realizan es, sin duda, la
fórmula más adecuada para fortalecer la primera línea de batalla contra el
virus.
Sin solidaridad difícilmente
podríamos cantar victoria lo más pronto posible. El ejercicio ciudadano en
clave de solidaridad es vital para la supervivencia de la civilización actual.
Por lo tanto, la ecuación verdad más solidaridad debemos impulsarla
desde todos los espacios posibles: comunitarios, familiares, institucionales,
religiosos y públicos. No puede quedar ninguno descubierto. Es el verdadero
plan que nos permitirá recuperar una nueva normalidad con nuevas
características. Más humanidad y menos egoísmo contra la pandemia. A este
fenómeno lo venceremos entre todos, no individualmente. Son muchos los ejemplos
que estamos viendo alrededor del mundo sobre actividades de solidaridad. Falta
ver que la verdad ocupe, sin vacilaciones, las agendas de información
pública para actuar en consecuencia con las redes de solidaridad. El
tiempo apremia.
19-04-20
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