David Alandete 23 de agosto de 2020
A
la espera de poder juzgar a Alex Saab, investiga su papel en tráfico de crudo y
oro
A
la espera de la decisión final del Tribunal Supremo de Cabo Verde sobre
la extradición de Álex Saab, el Gobierno de Estados Unidos ha
amasado pruebas suficientes del papel central de este empresario colombiano en
una gran trama internacional de tráfico del oro y el petróleo de las reservas
venezolanas con el objetivo de enriquecer a la cúpula del chavismo, incluidos
allegados del presidente Nicolás Maduro, según dicen fuentes
conocedoras de esas pesquisas a ABC. A Saab se le conoce comúnmente como el
testaferro de Maduro, y desde hace un año está en busca y captura por ocho
cargos de soborno y lavado de dinero al
canalizar más de 350 millones de dólares (295 millones de euros) a cuentas en
el extranjero, incluido EE.UU. Ahora, las agencias federales norteamericanas
amasan también pruebas sobre sus lazos con Irán.
Según
dicen esas fuentes a ABC, «Saab es el arquitecto de una red a gran escala que
sirve para generar ganancias ilícitas al régimen de Maduro, a partir del
tráfico de oro y el petróleo. Tanto Saab como el régimen de Maduro se han
beneficiado de millones de dólares a costa de los venezolanos que no pueden
proporcionar alimentos básicos y refugio a sus familias».
Más
allá de unos cargos presentados en julio de 2019 por la Fiscalía de Florida,
EE.UU. ha recabado pruebas sobre un supuesto fraude orquestado por Saab en los
programas de ayuda humanitaria en Venezuela que le ha hecho millonario, aunque
ha ocultado sus posesiones mediante supuesto alzamiento de bienes y sociedades
fantasma.
Saab tuvo su primer contrato con el régimen chavista
en 2011, al hacerse cargo de la construcción de viviendas de bajo coste por 685
millones de dólares. A la firma del acuerdo en noviembre de aquel año acudieron
los entonces presidentes Juan Manuel Santos y Hugo
Chávez, además de Maduro en calidad de canciller. Ese contrato le permitió
a Saab, según la Fiscalía norteamericana, establecer toda una operación de
lavado de dinero tras lograr una tasa de cambio muy ventajosa por parte del
Gobierno de Venezuela.
Papeles de Panamá
El nombre de Saab también apareció en los llamados
Papeles de Panamá, ya que según esos documentos utilizó los servicios de la
firma Mossack Fonseca para establecer entre otras las empresas opacas Seafire
Foundation, Lintel Overseas y P I Proment International Sociedad Anónima
Kingstone Team Inc. Durante el proceso sobre su extradición en Cabo Verde, los
abogados de Saab, comandados por el español Baltasar Garzón han
denunciado «el carácter político de este caso». «Está en juego la vida y la
libertad de una persona para la que, de momento, ninguna de las acusaciones
hechas por EE.UU. ha sido probada», dijo Garzón en un comunicado. Saab fue
arrestado en junio en Cabo Verde, donde se hallaba, según su defensa, con
pasaporte diplomático y en misión para adquirir recursos humanitarios para la
pandemia de Covid-19.
Había pedido la extradición de Saab EE.UU. para que
rinda cuentas por los cargos presentados en Florida. Aunque Cabo
Verde no tiene un tratado de extradición con EE.UU., un juzgado autorizó
la entrega.
Tras el arresto de Saab, la Fiscalía colombiana
también anunció cargos contra el empresario por lo que describió como
«actividades irregulares vinculadas a los delitos de lavado de activos,
enriquecimiento ilícito, exportaciones e importaciones ficticias y estafa
agravada».
Posteriormente, la Policía colombiana registró y se
incautó de varias casas y apartamentos de Saab en la localidad de Barranquilla,
incluida una lujosa mansión de 3.740 metros cuadrados, con un valor total
estimado de 10 millones de dólares. Saab tiene doble nacionalidad, venezolana y
colombiana. A parte de las causas que Saab tiene abiertas en Colombia y EE.UU.,
las autoridades estadounidenses han seguido amasando supuestas pruebas del
papel central de este empresario en la liquidación de los recursos de los
venezolanos a cambio de fondos para la cúpula del régimen chavista y sus
allegados.
Las fuentes consultadas por ABC ponen de relieve que
Saab fue el artífice de una trama de extracción de crudo venezolano a dos
empresas mexicanas, Schlager y Libre Abordo, por medio de un programa por el
que supuestamente ambas tenían que haber pagado con alimentos de primera
necesidad –maíz y agua potable– por motivos humanitarios. Finalmente 30
millones de barriles de crudo se canjearon por apenas 500 contenedores
de agua potable, un precio que esas fuentes califican de «ridículo».
Otras fuentes conocedoras de las pesquisas aseguran a
este diario que disponen de pruebas de que Saab fue el negociador clave en la
adquisición de gasolina iraní, que en mayo comenzó a llegar a
las costas de Venezuela en un claro desafío del régimen de sanciones impuesto
por EE.UU. contra la dictadura de Maduro. Ese fuel, según la
investigación, lo pagó el chavismo a Irán con empresas opacas que son
supuestamente propiedad de Saab. En un principio, Estados Unidos dejó que los
primeros cargueros arribaran a puerto venezolano, pero hace 10 días abordó uno
de ellos, y se incautó de más de un millón de barriles de gasolina. Aunque
Venezuela dispone de grandes reservas de petróleo, el régimen es incapaz de
refinar su propio crudo, que debe adquirir a precios exorbitantes.
Nueve toneladas de oro
El pago de esa gasolina, según esas mismas fuentes
consultadas por ABC, es con oro de las reservas de los venezolanos. De momento,
según estima EE.UU., se han satisfecho nueve toneladas de oro. Esa cantidad la
reveló antes del verano la diplomacia de EE.UU., al denunciar que Caracas y
Teherán han estrechado lazos.
De hecho, al ser arrestado el 12 de junio en Cabo
Verde, Saab se encontraba repostando un jet privado de camino
a Irán. Las fuentes relacionadas con la investigación aseguran que el objetivo
de Saab en esta ocasión era adquirir un avión para poder crear una ruta directa
entre Venezuela e Irán, algo que ha negado el chavismo.
Después de que EE.UU. sancionara a la petrolera
estatal de Rusia por comerciar el crudo venezolano, Maduro solicitó ayuda a
Irán, que envió tanto gasolina como químicos para refinar petróleo.
Según el Tesoro norteamericano, que dictó sanciones
contra Saab y varios socios suyos el año pasado, estos amasaron verdaderas
fortunas vendiendo al régimen de Maduro miles de toneladas de alimentos
humanitarios de baja calidad y con precios astronómicos, dentro del programa
del Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap). El
resultado es que los más afectados por la crisis humanitaria de Venezuela
recibieron alimentos insuficientes y de bajo valor nutricional por un coste
exorbitante para el Estado.
Dicen esas fuentes consultadas por ABC que «la fortuna
personal de Álex Saab la ganó este mediante la manipulación de los miembros más
vulnerables de la sociedad venezolana: aquellos que carecen de seguridad
alimentaria. No solo se hizo millonario a costa de ese hambre, sino que también
enriqueció a otros miembros del régimen de Maduro. El hecho de que se
enriqueciera a costa de un programa diseñado para alimentar a los hambrientos
es un reflejo de su falta de humanidad. Mientras la gente pasaba hambre, Saab
acumuló propiedades de lujo, incluidas las ocho propiedades incautadas
recientemente en Barranquilla».
El 15 de agosto, el equipo de la defensa de Saab
presentó un recurso de apelación ante el Tribunal Supremo de Cabo Verde contra
la decisión de extradición dictada el 31 de julio por el juzgado de casación de
Barlavento. La corte tiene hasta 80 días para pronunciarse sobre este recurso.
Será la decisión final sobre si Saab puede ser juzgado por los delitos que se
le imputan y los otros que investiga la Fiscalía en Estados Unidos.
«Hace tiempo que soy un objetivo prioritario»
Acostumbrado a operar en las sombras del chavismo,
Álex Saab decidió ponerse bajo los focos de la opinión pública al escribir una
carta abierta al primer ministro de Cabo Verde, Ulisses Correia e Silva, en la
que se declara víctima de una persecución y califica su detención de ilegal.
«Hace tiempo que me convertí en un objetivo prioritario de EE.UU. y sé que,
según sus modelos extraterritoriales, estaban dispuestos a llegar lo más lejos
posible para evitar que cumpliera con mis obligaciones con el pueblo
venezolano», dice en la misiva Saab, que se enfrenta a cargos también en su
Colombia natal.
Tras alegar que ha perdido 20 kilos en prisión, insta
después al Gobierno de Cabo Verde a darle la espalda a Washington: «Como
enviado especial de mi país [tiene nacionalidad venezolana], puedo ayudar a
Cabo Verde más que EE.UU. lo ha hecho en 100 años». El Gobierno de Cabo Verde
ignoró esas quejas y según la prensa local se limitó a responder: «Si el señor
Saab tiene cartas que enviar, las puede enviar al buzón del primer ministro»
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