Gustavo Ocando Alex 26 de agosto de 2020
@gusocandoalex
Analistas
consideran que la posible negociación sobre armamento iraní en Venezuela, como
denunció Colombia, es un “contrasentido” en el actual contexto interno de
pandemia, crisis económica y escasez crónica de gasolina.
La
presunta negociación de misiles de fabricación iraní de parte del gobierno en
disputa de Venezuela es parte de una estrategia geopolítica para irritar a
Estados Unidos y desestabilizar a su principal aliado de América Latina,
Colombia, según analistas.
Fue
el mismo presidente colombiano, Iván Duque, quien encendió las alarmas sobre el
supuesto acuerdo militar. Duque citó el jueves pasado a fuentes de inteligencia
internacionales para acusar a Nicolás Maduro de intentar pactar la compra de
misiles de corto y largo alcance a Irán.
Maduro
contestó al presidente de colombia con sarcasmo: “No es mala idea, Iván Duque,
no lo habíamos pensado (…) Debemos hablar con Irán y ver qué misiles tienen de
corto, mediano y largo alcance, y si está en nuestras posibilidades, dadas las
buenas relaciones, comprar baterías misilísticas para reforzar la defensa”.
Las
armas no estarían en Venezuela aún, aunque su adquisición ya se estaría
diligenciando por instrucciones del ministro de Defensa de Maduro, el general
en jefe Vladimir Padrino López, según la versión de Duque.
El
gobierno de Estados Unidos reaccionó el martes a través del secretario de
Estado, Mike Pomepo, quien reiteró su rechazo a la creciente cooperación entre
Caracas y Teherán, a raíz de las denuncias de Duque.
“No
sorprende que el régimen ilegítimo de Maduro busque en Irán armas mortales.
Esto es exactamente por lo que estamos restaurando todas las sanciones de la
ONU contra Irán, incluido el embargo de armas. Aplicaremos plenamente esas
sanciones”, indicó Pompeo en un mensaje divulgado en su cuenta de Twitter.
El embajador venezolano retirado y doctor en ciencias
políticas, Sadio Garavini, considera que el posible pacto militar con Irán
es un asunto en el que también tiene relación otro de los principales aliados
actuales de Venezuela, Rusia.
A su entender, el gobierno de Vladimir Putin ha
expandido sus intereses geopolíticos prioritarios de su área cercana exterior
-los países que formaban parte de la Unión Soviética- hasta países lejanos como
Venezuela.
Irán, como “enemigo de mi enemigo” en ese pulso ruso,
además enfrentado a los aliados naturales de Washington, como Arabia Saudita e
Israel, promueve enfrentamientos con Estados Unidos en la región
latinoamericana, opina.
Son estrategias jamás vistas desde la llamada Guerra
Fría, en la era posterior a la Segunda Mundial, entre el año 1945 y la década
de los 60, dice Garavini.
“A Rusia, le encanta molestar a Estados Unidos en el
hemisferio para mantenerlo ocupado, irritado y que no venga a retaliar por la
acción que tienen en Ucrania, Georgia. Evidentemente son intereses de irritar y
distraer a Estados Unidos”, sostiene el analista en entrevista con
la Voz de América.
Garavini enmarca la polémica sobre los misiles iraníes
en el rol histórico de Estados Unidos en el mantenimiento de la estabilidad de
su hemisferio.
“No puede haber debate de que se forme una segunda
Cuba o sobre la posibile desestabilización del mejor aliado de Estados Unidos
por Venezuela”, afirma.
Los antecedentes sobre la probable presencia de terroristas
iraníes de Hezbolá en la región occidental también entran en juego en el caso
venezolano, dice, recordando los ataques a la embajada de Israel y la Amia en
Argentina, en 1992 y 1994, que causaron un centenar de muertes y al menos 540
heridos.
“Es un contrasentido”
El político y diplomático venezolano, exembajador de
Venezuela en las Naciones Unidas, Milos Alcalay, interpreta la posible
negociación de misiles iraníes como parte de una nueva visión geopolítica de
Maduro que, a diferencia de Hugo Chávez, mira menos al ombligo de América
Latina y más hacia Medio Oriente.
“La alianza con Irán ha llevado a una profunda
preocupación por lo que representa para el resto del hemisferio”, explica a
la Voz de América.
Comprar respiradores, no misiles
Alcalay anticipa que toda compra de armamento iraní
violaría los tratados de Tlatelolco, que proscribe las armas nucleares en
América Latina y el Caribe, y el Interamericano de Asistencia Recíproca,
conocido como TIAR.
Opina que el binomio de Irán y Venezuela ha servido
para “acosar” recientemente a Estados Unidos en plataformas multinacionales,
como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, incluso con reiteradas
confirmaciones de ambos países de que colaboran en una “Guerra Santa”.
Si se suman el respaldo de Turquía a Venezuela, más
las acciones del Foro de Sao Paulo y grupos guerrilleros, dice Alcalay, el
resultado es uno: la “desestabilización de la democracia” en la región
latinoamericana.
Acusaciones como las formuladas por Duque no suelen
ventilarse a la ligera, reflexiona Juan Francisco Contreras, experto en
relaciones exteriores.
“La inteligencia colombiana siempre ha estado
realmente pendiente de las cosas que pasan en Venezuela. El haber hecho esa
afirmación significa que algo hay (de cierto) dentro de esa puja permanente con
Venezuela”, comenta a la VOA.
Contreras valora como “preocupante” que Maduro haya
certificado en público las afirmaciones del presidente colombiano.
“En medio de la situación que vivimos, el hecho es que
pensar que pudiera existir misiles iraníes en el país es un contrasentido”,
expone.
Recuerda que Venezuela, como el resto del mundo,
atraviesa una pandemia que amerita inversiones de tenor sanitario.
“El gobierno venezolano debería estar comprando
respiradores, debería invertir en mantener los hospitales”, desaprueba.
Contreras no descarta la tesis de que Maduro haya
atizado la polémica sobre la presunta compra de misiles iraníes para “desviar
la atención” de los asuntos internos, como la crisis económica y la escasez
crónica de combustible.
El gobierno teocrático de los ayatolas, subraya, es el
único que activamente ha ofrecido asistencia a Maduro para paliar su falta de
gasolina en plena pandemia.
La República Islámica de Irán envió en mayo 1,5
millones de litros de combustible a Venezuela, que acusa a Estados Unidos de
bloquearla económicamente y perjudicar su refinación del producto.
Un mes luego, Estados Unidos decomisó en el Caribe
decenas de miles de litros de gasolina que los iraníes intentaron remitir en un
segundo envío a Maduro.
“Es bastante complicado acercarse a un país como Irán,
que ha sido acusado de terrorista y que está involcurado en un conflicto
regional en Medio Oriente con los gobiernos sunitas (Arabia Saudita e Israel)”,
puntualiza.
Neutralidad en el retrovisor
Contreras considera que la cercana relación de Caracas
con Teherán rivaliza con la neutralidad histórica en Medio Oriente de
Venezuela, miembro fundador de la Organización de Países Exportadores de
Petróleo.
“Tener misiles crea alarmas en la región y se
establece una ruptura del equilibrio militar en la región americana. Es un tema
de mucho cuidado”, advierte.
Garavini cree que las complicaciones económicas de
Venezuela pudieran significar que no haya dividendos para Irán en la eventual
venta de misiles. De concretarse un acuerdo, apunta, sería por razones
netamente ideológicas.
El gobierno en disputa de Maduro enfrenta sanciones
económicas de Estados Unidos y Europa y su contraparte política, el gobierno
interino del líder opositor Juan Guaidó, administra centenares de millones de
dólares correspondientes a Venezuela, congelados en operaciones anticorrupción.
“No tendría dinero para pagarlo. Sería una decisión de
carácter estratégico por parte de Irán, Rusia y Venezuela”, remarca el docente
universitario.
La diatriba reciente sobre el armamento iraní pudiera
elevar las chances de que Estados Unidos vea a Venezuela como una “amenaza
real” a su seguridad, dice.
“Venezuela corre el riesgo de que cualquier gobierno
que asuma en enero en Estados Unidos -el republicano Donald Trump o el
demócrata Joe Biden- aumente su presión” por el caso de los misiles iraníes,
concluye Garavini.
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