Por Mercedes Malavé González
La nueva Asamblea
Nacional se instalará el próximo 5 de enero sin mayores novedades. Los nuevos
diputados son viejos conocidos: tanto los del chavismo como los de la
oposición. En estas elecciones volvió a perder Venezuela, como lo
viene haciendo en el transcurso de este siglo que no termina de arrancar para
nosotros. Seguimos postergando las soluciones a los gravísimos problemas
estructurales, institucionales y humanos que nos aquejan: continuará el flagelo
del hambre y el alto costo de la vida, la crisis inaudita de servicios básicos,
la escasez de gasolina y un largo etcétera.
La consulta popular y
la nueva directiva del parlamento legítimo que propone el diputado Juan Pablo
Guanipa y su partido, como alternativa de gobierno para el año 2021, acentuará
la lógica del dualismo de poderes y sus consecuencias: sanciones y bloqueos,
control de activos en el exterior, atentados contra la soberanía, salidas de
fuerza, seguirán formando parte de la agenda de un sector político que aún
conserva prácticamente el mismo apoyo popular del madurismo.
Pero el pasado 6 de
diciembre cerca de dos millones de personas votaron contra Maduro y contra la
abstención a que llamaban los actuales diputados de la Asamblea Nacional. Se
trata de una fuerza electoral que debe ir creciendo y unificándose en torno a
objetivos compartidos y reglas de juego claras.
El objetivo no era
obtener una curul sino contribuir a la recuperación de la vía electoral. A
estas alturas debemos tener claro que no es posible dialogar, negociar ni
contribuir a la superación de la crisis agónica que afronta el pueblo de
Venezuela, si no se construye una fuerza política vigorosa y representativa de
todos los venezolanos.
El fin de la política
es el bien común. El poder es un medio muy importante pero no es el fin de
la política. Lamentablemente, en Venezuela hemos reducido el ejercicio de la
política a la obtención del poder –aunque sean migajas– y el poder ha sido
reducido a un ejercicio de control y dominación cuasi patológico. Se quiere
obtener el poder para controlar, someter y dominar, no para servir y generar
condiciones de calidad de vida para todos: progreso y bienestar para los
venezolanos.
La lógica del dualismo
acentúa el reduccionismo mental con el que se comportan hoy los protagonistas
de la política venezolana. Unos luchan por el control de bienes en el exterior,
otros por el control político y económico del territorio venezolano. Los
actores de la mesa de diálogo y los llamados “alacranes” han contribuido
también a este empequeñecimiento de los fines de la política, aunque en grado
inferior debido a su poca influencia en el ecosistema del Gobierno.
No obstante, las
maniobras y manipulaciones del resultado electoral para maquillar unos números
incuestionables, y así obtener una curul en un parlamento imbuido en la lógica
del poder dual, ha demostrado lo lejos que son capaces de llegar para obtener
una migaja de poder. Así no se construye una alternativa de bien común.
En Unión y Progreso
hemos asumido la lucha electoral en el peor momento político, pero con las
mejores personas. Hombres y mujeres con ojos nuevos, en toda Venezuela, hemos
propuesto una alternativa: levantar un movimiento ciudadano fuera de la lógica
reduccionista de sendos ecosistemas que conciben el poder como medio de
sometimiento, control y manipulación.
Lo hicimos bien:
logramos validar un instrumento al servicio de los verdaderos valores políticos
y democráticos en medio de penurias, injusticias y ataques infundados. Hemos
librado el buen combate de los valores, hemos llegado hasta la meta, hemos
perseverado admirablemente. Me siento orgullosa de pertenecer a esta iniciativa
con proyección de futuro.
¡Que Dios nos siga
guiando e iluminando!
Mercedes Malavé es Político.
Doctora en Comunicación Institucional (UCAB/PUSC) y profesora en la UMA.
14-12-20
https://talcualdigital.com/con-ojos-nuevos-por-mercedes-malave-gonzalez/
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