José Toro Hardy 04 de diciembre de 2020
@josetorohardy
El
6 de diciembre el régimen está convocando elecciones parlamentarias. Su
intención es revertir el triunfo que la oposición logró en el 2016 cuando
controló las 2/3 partes de la Asamblea Nacional.
La
expresión anglosajona “fair play” (juego limpio) no existe en el léxico del
oficialismo. En aquella oportunidad, de inmediato el TSJ anuló la elección de 3
diputados por Amazonas, número exacto requerido para arrebatarle al pueblo la
mayoría calificada en la AN. No pasó
mucho tiempo antes de que declararan al Parlamento en desacato, aunque eso no
está previsto en la Constitución.
La
esencia misma de la democracia exige que haya independencia entre los poderes.
Ya Aristóteles había atisbado tal división, pero fueron Montesquieu y Locke
quienes la consagraron.
“Le
pouvoir arrête le pouvoir” (el poder frena el poder) decía Montesquieu -uno de
los grandes filósofos políticos del Siglo de las Luces- quien sostenía en su
obra L’Esprit de Lois: «todo hombre que tiene poder se inclina a abusar del
mismo; él va hasta que encuentra límites. Para que no se pueda abusar del poder
hace falta que, por la disposición de las cosas, el poder detenga al poder».
Y
John Locke afirmaba ya en el Siglo XVII que el poder de las decisiones no debía
concentrarse para evitar la tiranía y por tanto debían existir órganos de poder
distintos que se controlarían unos a otros, todo articulado en un sistema de
equilibrios y contrapesos.
¿Ignorancia
u osadía? No se sabe. Pretenden burlarse
de los grandes pensadores políticos que
a lo largo de cuatro siglos han conformado el sistema democrático actual.
Con
la intención de usurpar todos los Poderes Públicos, en esta oportunidad el
régimen pretende convocar a unas elecciones parlamentarias en medio de un
fangal de violaciones constitucionales, comenzando por la designación írrita de
un CNE por parte de un Tribunal Supremo de Justicia, teñido a su vez de
ilegitimidad.
De
paso, el TSJ procedió a intervenir 7 partidos políticos -incluyendo AD, Primero
Justicia y Voluntad Popular- designándoles autoridades sumisas al régimen y
apoderándose de sus símbolos. Se trata de un engaño vil al soberano para
hacerle creer que la oposición está participando en las parlamentarias.
En
respuesta, Juan Guaidó convocó a un Pacto Unitario con de 37 partidos
políticos, reiterando “no participar en el fraude del régimen y convocar una
Consulta Popular que se llevará a cabo entre el 7 y el 12 de diciembre” y cuyo
resultado es vinculante conforme al Art. 70 de la Constitución.
La
comunidad internacional también ha reaccionado. El Grupo de Lima, el Grupo
Internacional de Contacto, EEUU y la Unión Europea han expresado su rechazo
ante las acciones para convocar a unas elecciones parlamentarias en 2020 sin
condiciones libres ni justas. El Grupo Internacional de Contacto, encabezado
por Uruguay, lamentó una renovación del CNE que "socava la credibilidad
del próximo proceso electoral” y la OEA rechazó la designación
"ilegal" del CNE y recordó que se necesitan organismos independientes
para celebrar unas elecciones "justas, libres y transparentes" en el
país. La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los DDHH liderada por
Michelle Bachelet indicó que "las recientes decisiones del Tribunal
Supremo de Justicia disminuyen la posibilidad de construir condiciones para
procesos electorales creíbles y democráticos" y “nombran nuevos rectores
del Consejo Nacional Electoral sin el consenso de todas las fuerzas políticas e
interfieren en la organización interna de dos de los principales partidos
políticos de la oposición”.
La
situación es clara. Bajo malicia y engaño se pretende hacerle creer al pueblo y
a la comunidad internacional que en Venezuela todavía funciona el sistema
democrático y que el soberano tendrá la oportunidad de expresarse el próximo 6
de diciembre. Nada más contrario a la realidad.
Es
tal la desesperación del régimen por mostrar una participación popular en el
proceso, que Maduro ha llegado a decir que que los militares buscarán a la
gente “desde la puerta de su casa hasta el centro de. votación, y del centro de
votación a su casa”. La intimidación es evidente.
Pero
la verdadera calaña del régimen se pone de manifiesto en las expresiones de uno
de sus máximos exponentes quien ha tenido la desfachatez de afirmar: “El que no
vota no come”.
Que
quede claro, el 6 de diciembre, no importa por quien se vote, todas las
opciones implican votar por Maduro. No nos chupemos el dedo.
José
Toro Hardy
@josetorohardy
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