Nathaly Salas Guaithero 09 de mayo de 2021
@Nsalasguaithero
La
comunidad internacional se prepara para discutir un nuevo paquete de ayuda
humanitaria para los venezolanos, dentro y fuera de su país. Con la actual
administración estadounidense, gobierno y oposición en Venezuela se enfrentan a
la necesidad de demostrar transparencia ante el que es, quizás, su principal
donador: Estados Unidos.
Tan
tarde como el mes que viene, la comunidad internacional discutirá un nuevo
paquete de ayuda económica para asistencia humanitaria de los venezolanos,
tanto dentro como fuera de su país. Si bien algunos expertos consideran que la actual
administración estadounidense, no ha fijado las bases claras de la estrategia
hacia Venezuela, de
acuerdo con Juan González, asesor de la Casa Blanca para el hemisferio
occidental, la misma está centrada en este momento en dar “una
respuesta robusta a la situación humanitaria”.
Para
Miguel Pizarro, quien se desempeña como comisionado especial para la asistencia
humanitaria por parte de la oposición venezolana, “eso implica que Estados
Unidos está jugando su rol como el donante más grande; pero además está jugando
un rol, no solamente de encabezar la presión, que para nosotros era clave, sino
también abrir espacios y abrir precedentes para poder financiar la asistencia
humanitaria”, señaló en entrevista con la Voz de América.
Asistencia
humanitaria en cifras
De
acuerdo con registros públicos de la Agencia de Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), Washington ha
otorgado más de mil millones de dólares en los últimos cuatro años, para
atender la situación humanitaria venezolana en la región. Sólo en 2020, más de
528 millones fueron desembolsados bajo el control y manejo de la Oficina de
población, refugiados y migración del Departamento de Estado y la Oficina de
Asistencia Humanitaria.
Otras
agencias involucradas son UNICEF, ACNUR y la OIM, que son las encargadas de
ejecutar la ayuda en el terreno.
Durante
el año pasado, un poco más de 80 millones fueron asignados a proyectos de tipo
alimentario y de servicios en Venezuela. El resto, se destinó a la asistencia
de países de acogida como Argentina, Bolivia, Brasil, México y, por supuesto,
Colombia, entre otros.
Explican
los funcionarios que el dinero circula entre el ente donador y la agencia
ejecutora en el terreno. Por regulación internacional, los políticos no tienen
acceso a estos fondos. Estados Unidos lo sabe; sin embargo, pide la mayor
claridad en el proceso.
“Definitivamente,
la transparencia es algo que es responsabilidad no sólo nuestra y del
presidente interino Guaidó. Nosotros estamos en constante comunicación con él y
con elementos de su gobierno interino”, dijo González.
Ante
las críticas sobre la falta de una “transparencia de libro” con respecto al
manejo de la asistencia humanitaria por parte de la oposición venezolana,
Pizarro explica: “Yo creo que el ruido siempre se combate con pedagogía. Y
creo que nuestro problema es que teniendo la explicación correcta, no lo
hacemos tanto como deberíamos”.
“La
asistencia humanitaria tiene un requisito básico, que es que el actor político
no la puede implementar. Nosotros no podemos. Nosotros no somos un actor
humanitario. Nosotros no somos un receptor de recursos o de donaciones
humanitarias. Porque nosotros por librito, por reglamento, por diseño de la
asistencia humanitaria. Nosotros somos un actor que no puede ser el que.
Asistencia por lo que nosotros sólo somos un canal”, agrega el opositor
venezolano.
Pizarro
explica que el 80% de los recursos que se anuncian de los países tienen dos
formas de ser auditados públicamente: el primero, es a través del R4V
(Situation Response for Venezuelan) una plataforma de refugiados y migrantes de
Venezuela, donde está la inversión más grande. Aquí hay registros de más de mil
millones de dólares en los últimos dos años.
El
segundo mecanismo es el HRPAS (Health Resources Priority and Allocations
System) al cual se le hace seguimiento a través de la FTS, que es el Financial
Tracking System de OCHA (United Nations Office for the Coordination of
Humanitarian Affairs) que es la Agencia Humanitaria de Naciones Unidas.
Ante
estos mecanismos de auditoria y control, dice el comisionado Pizarro, “hay quienes
creen en la simplificación de que el mundo funciona como lo que nosotros
conocemos en nuestro país”. Ningún actor político puede manejar el dinero
destinado para la asistencia humanitaria, sino directamente la agencia
ejecutora en el terreno.
La intervención
de algún político o partido está prohibida porque “incurriría en dos cosas
-acota Pizarro- que también están fuera de la normativa humanitaria. Uno
es apropiación de programas y de recursos que no son nuestros. Pero además, al
ser un actor político tengo un segundo problema, que es que politizo el
programa y convierto ese programa en el programa bandera política de uno de los
bandos dentro de Venezuela y por lo tanto estaría rompiendo los principios
humanitarios”.
¿Confianza
a prueba de todo?
No. En
materia de ayuda y adjudicación de recursos, la confianza lo es todo y, con la
nueva administración estadounidense, “esto está por verse” según expertos.
Para
el analista y abogado constitucionalista venezolano Gustavo Marín, “tanto
Maduro como Guaidó no creo que gocen de la confianza absoluta de Washington.
Maduro no tiene ningún tipo de confianza. Lo que pudiera hacer él es tratar de
ganar esa confianza haciendo demostraciones, gestos de buena voluntad
humanitaria hacia la sociedad que tiene hoy oprimida. Guaidó,
desafortunadamente, perdió la confianza que tenía con Washington. Creo que
tiene que ser inteligente, tiene que buscar nuevos mecanismos y demostrarle a
Washington que él es capaz de liderar internamente un mecanismo alternativo,
paralelo, al gobierno de Maduro”.
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