Vladimiro Mujica 27 de mayo de 2021
@MujicaVladimiro
Refiero
en este artículo un episodio que me ha dejado muy pensativo y que he decidido
compartir con la gente que me lee por costumbre, o por accidente, en las redes
sociales. Se trata de una conversación con otros dos venezolanos, a quienes por
discreción no puedo identificar. Solamente me referiré a ellos como Tío Tigre y
Tío Conejo, émulos de dos personajes de nuestra sabiduría popular. El tema que
se trataba en este intercambio no podía ser más complejo: ¿Cómo transformar el
descontento de los venezolanos con el gobierno de facto, en una verdadera
rebelión civil?
Los
elementos fácticos contemplados en el análisis son, por un lado, el
nombramiento del CNE por la ilegítima AN, dentro de un acuerdo que involucra al
régimen, a sectores de la sociedad civil y del mundo político, y lo que
esto podría implicar como espacio de apertura en el empate catastrófico entre
el régimen y la resistencia democrática. Por el otro, el hecho de que la
propuesta reciente de Guaidó acerca de un Acuerdo de Salvación Nacional plantea
temas que van mucho más allá del espacio específico en el cual se inscribe el
nombramiento del CNE. En el medio, la pregunta clave: ¿existe algún esquema
para conciliar ambos esfuerzos, la operación CNE y la proclama de Guaidó,
en un esfuerzo estratégico único?
Tanto
Tío Tigre como Tío Conejo son opositores duros, que intentan mantener un grado
de racionalidad, en medio de tanta frustración, no solamente por el hecho de
que el chavismo-madurismo ha literalmente conducido a Venezuela a un estado de
disolución, sino también porque la conducta intrínsecamente divisoria de la
resistencia actúa, en la práctica, como un elemento incomprensible de soporte
del régimen. Tío Conejo es un creyente en el poder del voto como
mecanismo para obligar al régimen a ceder espacios, aun si ello implica,
paradójicamente, el perder elecciones. Auscultado sobre este controversial
punto de vista, Tío Conejo explica que una victoria electoral no se obtiene
solamente ganando elecciones, la interpretación obvia, sino obligando al
régimen a robárselas frente al pueblo y a la comunidad internacional.
Interesante ejemplo que quedó claramente ilustrado con la derrota de Fujimori
en Perú y Morales en Bolivia. Tío Tigre también cree en el poder del voto, pero
está convencido de que el CNE recientemente nombrado es una criatura bastarda
de origen, y que todo lo que provenga de ese espacio está contaminado y le
sirve al régimen para mantenerse en el poder. Ambos personajes coinciden en que
el anuncio de Guaidó es importante porque plantea el tema de una eventual
negociación con el régimen sin centrarse en el tema del CNE sino lanzando la pelota
mucho más allá y planteando un Acuerdo de Salvación Nacional que incluye la
realización de elecciones presidenciales en condiciones verificables e
involucrando a la comunidad internacional.
A
pesar de sus posiciones aparentemente contrapuestas, tanto Tío Tigre como Tío
Conejo coinciden en que la resistencia ha caído mansamente en las trampas del
régimen para destruir la confianza de la gente en el voto como instrumento de
rebelión ciudadana. El último episodio de este juego nefasto fue, según mis contertulios,
la incapacidad de la AN legítima para nombrar un gobierno de transición,
prescrito explícitamente en el Reglamento de Transición aprobado por ese
organismo, y participar en las elecciones a la AN de diciembre pasado. Ello se
habría traducido, o en una victoria resonante, o en un robo obvio de las
elecciones, y, en cualquiera de los dos casos, en un triunfo importante para la
resistencia. Pues no, arguyen ambos, se optó por el dudoso, aunque honroso,
expediente de una consulta popular literalmente imposible de cobrar
políticamente, cómo lo han demostrado los hechos.
Yo
asisto asombrado al ejercicio de diferencias y coincidencias sobre temas
claves, que reproducen en buena medida el drama de la resistencia. Mi rol en la
conversación se limitó a preguntar y a solicitar aclaratorias. No era mi
intención original, pero decidí permitir que el diálogo entre mis amigos
continuara su curso, sin que yo tuviera que intervenir demasiado. Prosigue el
intercambio y pasamos ahora al espacio de las elecciones regionales. Aquí
nuevamente se evidencian las diferencias del principio. Mientras Tío Conejo
arguye que este es un espacio legítimo de confrontación con el régimen, Tío
Tigre sostiene que participar sería un ejercicio de pendejismo rayano en el
colaboracionismo. Mi frustración frente al curso que toma el desacuerdo se
torna imprevistamente suavizada cuando aparece en la discusión el concepto de
rebelión ciudadana y el rescate del voto como herramienta confrontacional de la
ciudadanía frente al gobierno de facto. Sorpresivamente las dos encarnaciones
de nuestras criaturas de la sabiduría popular venezolana coinciden en que
cualquier esquema que llevara a recuperar la confianza en el voto, y que se
tradujera en una conducta estratégica unitaria de la resistencia, podría
inducir a la masiva participación popular.
Es en
este punto de la discusión en el cual Tío Conejo trae a la palestra la
discusión sobre la posibilidad de movilizar a la población venezolana a
solicitar un referéndum revocatorio del mandato de Nicolás Maduro. La objeción
inmediata de Tío Tigre es que eso constituiría un acto de reconocimiento a El
Usurpador. A ello replica Tío Conejo que la Constitución señala que todos
los cargos de elección popular están sujetos a ser revocados,
independientemente de cómo hayan llegado a ocuparlos. Es decir, si Maduro
usurpó el poder o lo recibió legítimamente del pueblo soberano, su cargo está
sujeto a ser revocado. Por otro lado, arguye Tío Conejo, el poder fáctico que
ejerce El Usurpador, independientemente de su origen ilegítimo, existe, es real
y afecta la vida de todos los venezolanos. Por ello la gente no piensa que al
aceptar un pasaporte del Saime, que es una autoridad también usurpada, porque
su mandato proviene de Maduro, está aceptando un documento falso. Es una lógica
muy molesta, pero difícil de rebatir.
Continúa
Tío Conejo argumentando que el referéndum revocatorio constituye una acción de rebelión
ciudadana para votar no por un candidato específico, sino por el ejercicio
primario de la soberanía popular. El RR está más allá de los partidos y es una
acción que tiene el potencial para convocar no solamente a la resistencia
democrática, sino a la disidencia chavista, al ciudadano descontento que quiere
impedir la disolución de la República, o al que se siente convocado por Guaidó
para participar en el Acuerdo de Salvación Nacional, a quienes están en la Gran
Casa Venezuela y los venezolanos que habitan la diáspora. En ese sentido, el RR
es un llamado urbi et orbi, a todos los venezolanos patriotas a
sacudirse el letal veneno para la nación que es El Usurpador. Por último,
añade Tio Conejo, si el RR se realiza antes del quinto año del período presidencial,
la Constitución establece que en caso de perderlo, El Usurpador debe abandonar
el cargo y que deben convocarse elecciones presidenciales, esta vez legítimas,
en los siguientes treinta días. Es decir que el RR sería el camino para cumplir
el llamado de Guaidó y también el de la consulta popular en cuanto al cese de
la usurpación.
Veo la
cara de reflexión de Tio Tigre, quien intrigado por el camino de argumentación
que se despeja, inquiere: ¿Y qué del Registro Electoral? Tío Conejo, que
parecía esperar la pregunta señala: Para el RR lo único importante es
garantizar que todos los venezolanos que tengan el derecho a votar lo puedan
ejercer. Tanto en Venezuela como en la diáspora. Dos últimos aspectos, añade:
(1) los soldados venezolanos también tendrían derecho a votar, lo cual
abre una oportunidad de expresión a un sector de la población secuestrado por
el ejército de ocupacíón cubano. (2) La comunidad internacional podría apoyar a
fondo la realización del RR como un camino para conformar un nuevo gobierno en
Venezuela.
Prefiero
no expresar mi acuerdo con ninguno de los dos Tíos de esta historia.
Simplemente quise compartir con el lector esta intrigante conversación en medio
del océano de incertidumbre en que estamos sumergidos. Solamente señalo que
cualquier camino que conduzca a la rebelión civil del voto debe ser considerado
con seriedad mortal por quienes piensan en una estrategia unificada de la
resistencia para salir de El Usurpador.
Vladimiro
Mujica
@MujicaVladimiro
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