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martes, 14 de septiembre de 2021

Entre el perdón y el olvido, por @Paugamus


Paulina Gamus 12 de septiembre de 2021

@Paugamus

El próximo jueves 16 de este mes de septiembre, los judíos del mundo celebramos Yom Kipur o Día del Perdón. Esta festividad significa más de veinticuatro horas de ayuno total (incluso sin ingesta de líquidos) oración y contrición. El perdón que se pide y espera es el de los pecados cometidos contra los mandatos divinos, contra Dios. Las ofensas, dolor o daños que hayamos ocasionado a otras personas solo ellas pueden perdonarlos.

En la religión católica la figura de la confesión permite que la intervención de un ser tan mortal como nosotros –el sacerdote confesor– sea una suerte de intermediario entre los pecadores y el Ser Supremo para que, una vez confesado el pecado y pagada la penitencia, el pecador se sienta aliviado de sus culpas. A veces pienso que Sigmund Freud, judío, inventó el psicoanálisis como una forma de aliviar la carga de sus correligionarios al no tener siempre con quien compartir sus penas, preocupaciones y, por supuesto, confesar pecados.


La cercanía del Día del Perdón me ha hecho pensar en una cierta coincidencia con la ronda de negociaciones entre el régimen de Maduro y una parte de la Oposición que se lleva a cabo en México. Twitter es quizá la mejor vía para no solo hacer catarsis, sino también para que todos aquellos que están llenos de odio y echan espuma por la boca, se explayen en insultos y anatemas contra los negociadores encabezados por Gerardo Blyde. Desde los que los acusan de disfrutar de buenos hoteles, mejores comidas y ser alegres viajeros, hasta los que entran de lleno en tildarlos de colaboracionistas, traidores, vendidos al chavo-madurismo, etcétera.

También en Twitter pueden encontrarse reflexiones que en pocas palabras dicen mucho, como esta que copio continuación: “Vivo en VZLA, único país del mundo donde una parte de la oposición está con el GOB, otra parte lucha contra la misma oposición para dividir, otra manda a votar y una no menos importante dice que NO voten. Payasada más grande.”

Uno de los temores, por cierto justificados, es que el régimen utilice las negociaciones para salir airoso sin sanciones de ningún tipo: ni las que le han impuesto Estados Unidos y otros países ni las que se deriven de los crímenes de lesa humanidad, corrupción y otros cometidos en Venezuela. Delitos que aquí, en nuestro país, deberían ser juzgados y condenados. Gerardo Blyde en concordancia con el negociador noruego, ha declarado: «cada parte ha tenido que ceder en su narrativa para tener un punto medio inicial». Abogo por lograr una normalidad democrática, respeto a los derechos humanos y «perdón sin impunidad».

¿Qué significa perdón sin impunidad? He tratado de desmenuzar esta frase y creo haber entendido que encierra lo que siempre he pensado sobre los incontables crímenes cometidos por el gobierno de Hugo Chávez primero y por el de Nicolás Maduro luego y hasta ahora. ¿Puede perdonarse la destrucción casi total del país? ¿Pueden los padres y familiares de personas asesinadas por militares, cuerpos policiales y parapoliciales perdonar esas muertes? ¿Pueden los presos políticos y sus familias perdonar las humillaciones y torturas a que han sido sometidos? ¿Pueden los seis millones de venezolanos que han elegido el exilio como tabla de salvación, perdonar la separación de sus familias, el rechazo xenófobo que muchas veces sufren, los trabajos humillantes que han debido aceptar y que están muy por debajo de su preparación y capacidades? Seguramente no. Y si se trata de olvido mucho menos.

En el país hay mucha sed de venganza y en casos como los antes mencionados, muy justificada. Pero también hay miseria, sufrimiento, desesperanza. Esta última es quizá lo peor que puede sucedernos a los humanos. Perder las esperanzas es casi no querer vivir. La pregunta es cómo salimos de este foso. ¿Esperamos la oportunidad para vengarnos? ¿Nos olvidamos de todo y hacemos borrón y cuenta nueva? Son extremos inaceptables.

Las negociaciones en México que como sabemos serán largas, difíciles y sin resultados inmediatos (quisiera ser optimista y creer que habrá resultados). No pueden pretender venganza y tampoco olvido, pero si justicia. ¿Existirán alguna vez las condiciones para que quienes cometieron tantos crímenes a lo largo de los últimos veintidós años, paguen por ellos? La historia reciente nos muestra muchos casos en que la justicia tardó pero llegó. Espero que sea también el nuestro.

Paulina Gamus

@Paugamus 

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