Lester Toledo 15 de octubre de 2021
@LesterToledo
Que el
general Raúl Isaías Baduel murió por un paro cardiorrespiratorio como
consecuencia del Covid, tal como dijo el fiscal de Nicolás Maduro, no es
cierto. Nadie le cree ni a Tarek, y mucho menos a Nicolás Maduro. Lo único
cierto de esa versión es que murió, pero fue asesinado, asesinado y torturado
por sus carceleros, por el régimen que lo mantuvo en una mazmorra por más de 10
años, y hasta le pusieron a sus dos hijos como compañeros de celda.
Su hoy viuda, Cruz María de Baduel, desmintió a Tarek William Saab, su hija también lo desmintió y responsabilizó al régimen por la muerte de su padre.
Su
familia narra que las hijas lo lograron ver el pasado sábado y estaba bien. Y
ahora transcurridos apenas dos días de esa visita, vía Twitter anuncian que
murió de Covid. Si no lo mataron ellos, lo dejaron morir, igual es asesinato,
un nuevo asesinato de la larga pila de muertes que recaen en la espalda del
dictador Nicolás Maduro.
Y el
detalle no está en que si tenía una o dos dosis de la vacuna, el gran detalle
era que se trataba de un preso político, a quien se le habían violentado todos
sus derechos, al igual que a sus hijos.
Así,
en sus mazmorras, bajo su custodia, fue asesinado Baduel. Es que así le paga el
diablo a quien le sirve.
El que
asesinaron ayer es el mismo que le sirvió y sí le fue útil al régimen cuando en
el 2002 dirigió la Brigada de Paracaidistas del Ejército de la llamada
«Operación: Restitución de la Dignidad Nacional» para devolver a Chávez. Pero
que le fue inútil y hasta un obstáculo cuando se atrevió a disentir, allí fue
degradado y convertido en un preso político más.
Su
calvario, que en verdad comenzó cuando se hizo partícipe del Juramento en el
Samán de Güere, se inició el 2 de abril de 2009 con su arresto, acusado de
corrupción por parte de la Fiscalía. Lo mantuvieron preso en Ramo Verde hasta
el 12 de agosto de 2015 cuando salió bajo libertad condicional, misma que le
fue revocada y en enero 2017 retorna a la cárcel. Para seguir con la
humillación y el castigo, el 28 de febrero de 2018 fue degradado y destituido
de la Fuerza Armada Nacional por decreto presidencial.
Estuvo
en La Tumba, allí lo mantuvieron en celdas de aislamiento en los sótanos del
Sebín.
En
2018 excarcelan a su hijo Raúl Emilio Baduel, pero en el 2020 capturan a su
otro hijo Adolfo Baduel, y en el ínterin lo trasladan a la prisión de máxima
seguridad de Fuerte Tiuna.
Y el
12 de octubre de 2021 el Fiscal, que no movió un ápice por sus derechos ni que
veló por su debida atención médica, ese mismo que mintió abiertamente sobre la
muerte de Fernando Albán, ese Tarek William Saab le anunciaba al mundo la
muerte del general.
Hablamos
de 10 venezolanos que han sido asesinados bajo la custodia del régimen, son
ellos: Rodolfo González, quien murió el 12/03/2015; de Carlos García, caído el
17/09/2017, Rafael Arreaza, de quien se registró su muerte el 30/11/2017; de
Fernando Albán a quien el régimen asesinó el 08/10/2018; y Nelson Martínez que murió
el 12/12/2018. Hablamos también de Rafael Acosta Arévalo, asesinado el
20/06/2019, de Pedro Santana asesinado el 14/08/2020, de Salvador Franco,
declarado muerto el 03/01/2021, Gabriel Medina, asesinado el 20/08/2021, y de
Raúl Isaías Baduel, cobardemente asesinado el 12/10/2021.
10
venezolanos, 10 presos políticos, 10 seres humanos cuyas muertes se produjeron
mientras se encontraban bajo la custodia de la dictadura.
¿Qué
podemos esperar del régimen? Tal como han actuado en los casos anteriores,
mentiras y más mentiras. Habrá un acta de defunción que dice que Baduel murió
por Covid-19, y luego, excusados por el “protocolo sanitario”, procederán a su
cremación, controlarán de manera estricta todo el proceso y amenazarán a la
familia. Allí no esperemos autopsia, y mucho menos reconocimiento del cuerpo.
Raúl
Isaías Baduel fue asesinado, mientras estaba en custodia de Nicolás Maduro. Esa
es la gran verdad, y por esta y por todas las muertes y violaciones, tarde o
temprano, tendrá que pagar.
Lester
Toledo
@LesterToledo
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