Por Gregorio Salazar
Estamos finalmente a
las puertas de las elecciones regionales de este domingo 21 de noviembre y resulta
inevitable que nos asalte la frustración de haber presenciado un proceso
anómalo, inacabado y desbalanceado, unos comicios asordinados y
desequilibrados, en los cuales el régimen ha vuelto a hacer lo imposible, lo
legal y lo ilegal, por no perder la más mínima cuota de poder. Cosa que, por
fortuna, estará bien lejos de lograr.
La propia situación de
pandemia colocaría la contienda en un marco especial, pero no necesariamente
limitativo, visto la normalidad con la que se han desempeñado elecciones recientes
en el continente, como Chile (constituyente) Perú, Ecuador y Argentina. El
marco anómalo de las elecciones en Venezuela viene dado por las distintas
manifestaciones de la opresión y el desmantelamiento funcional al que han
llevado el país, donde hasta la escasez de gasolina es utilizada en forma
ventajista por los amos del poder.
Sin embargo, la mayor
desazón la ocasiona el estado de división en la que acude la oposición al
proceso, dispersa no solamente en las opciones candidaturales a gobernadores,
alcaldes y parlamentos locales, sino trágicamente enfrentada entre participar o
no en la contienda.
Enfrentar a la
dictadura en todos los terrenos y principalmente el electoral o seguir aferrado
al interinato, sostenido por medios cada vez más artificiosos. Son dos
tendencias que en paralelo a la elección de los cargos en disputa también serán
sometidas al veredicto popular. Y, lo que es más importante, con consecuencias
inmediatas sobre el liderazgo.
Prefiero a quienes han
escogido enfrentar toda las manipulaciones y el delincuencial ventajismo
oficialista pese a las acusaciones de colaboracionismo o complicidad con el
régimen, pero que de cara a este proceso electoral han decidido organizarse,
combatir por ganar la calle, fortalecer a las organizaciones partidista
saliendo en busca de nuevos liderazgos, llevar un mensaje de aliento y
esperanza a la población, reforzar todos sus reclamos y motorizarla en la
exigencia de garantías para unas elecciones democráticas, estas y las que
vendrán.
La dirigencia opositora
que escoge y promociona la abstención como ruta, a despecho del más 80% de
rechazo popular al régimen, se echa sobre sus quebradizas espaldas otra mole
que tristemente terminará por aplastarla: la desarticulación, la desmovilización,
el alejamiento de las bases populares y la entrega por completo del frente
interno a la dictadura chavista. Algunos movilizan pero no se presentan al
combate. ¿Cómo se llegará a la meta?
La propuesta abstencionista va acompañada del reclamo de unas elecciones presidenciales a las cuales no se le fija fecha, por lo que se infiere que se están refiriendo a una escogencia adelantada. Dicho de otra forma, el muy gastado cese a la usurpación, pues no tendría sentido exigir ahora la que el lapso constitucional ya ha fijado para dentro de dos años. Tampoco se toca el espinoso tema revocatorio, también de corte electoral.
Hace apenas una semana
tuvieron lugar las elecciones legislativas en Argentina, donde es casi
inadvertida la presencia del árbitro electoral, al punto que en las primeras
horas de la noche, cuando se permiten los anuncios extraoficiales, en las
pantallas de los canales de la televisión se inserta un código QR, que al ser
escaneado permite a la población seguir la marcha de los escrutinios oficiales
en tiempo real.
Ni una sola duda de la
imparcialidad del árbitro. Ni una sola denuncia de mesas cerradas fuera de
tiempo, ni de persecuciones de electores a media noche, ni toldos para comprar
apoyos con el indigno carrusel de votos, ni candidatos que se apropian de
antemano del cargo que deben decidir los electores y amplísima libertad de expresión.
Y mire que allá gobierna una alianza afín al kirchnerismo, cuya máxima líder
Cristina es experta en manejos turbios.
Eso necesitamos y
reclamamos en Venezuela. ¿O es que para ello sí no somos “el soberano” o los
cacareados hijos de Bolívar? ¿Por qué no merecemos ejercer la alternancia en el
poder como el resto de los países del continente, a excepción de las satrapías
socias, Cuba y Nicaragua? Cada voto que se deposite contra el régimen este
domingo será la continuación de la lucha por el retorno a la democracia.
Gregorio Salazar es
periodista. Exsecretario general del SNTP.
21-11-21
https://talcualdigital.com/cada-voto-un-paso-mas-por-gregorio-salazar/
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