Oscar Arnal 29 de noviembre de 2021
@OscarArnal
“Toda
persona tiene derecho a la protección de su honor, vida privada, intimidad,
propia imagen, confidencialidad y reputación” Art. 60 CRBV
Es
violatorio a los derechos humanos, al derecho a una prensa libre y al
equilibrio indispensable que tiene que ser exigido a todos los medios de
comunicación del Estado lo que sucedió el pasado miércoles en el programa “El
mazo dando”.
Desde allí se practica la inmoral propaganda nazi de “desfiguración” del contrario. Consiste en agredir a mansalva, destruir la reputación del adversario y sacar de contexto sin presentar prueba alguna y sin que exista la posibilidad del derecho a replica, garantizado en la Constitución.
Desde
esa tribuna se amenazó a los alcaldes electos de la oposición; al rector
Roberto Picón (a quien se le faltó el respeto); y se arremetió contra la Unión
Europea, los EE.UU, España, Inglaterra, y periodistas y políticos que disienten
del oficialismo. A los opositores con argumentos ad hominem se
los etiqueta de manera reiterada de: asesinos, locos, borrachos, corruptos,
narcotraficantes, drogadictos, chaqueteros, vende patria, etc. A Europa se la
denigra como tierra de colonizadores, xenófobos, racistas, imperialistas,
arrodillada a los dictámenes de los EE.UU…
Hay
que aplaudir el informe preliminar de la Misión de Observación de la Unión
Europea que dejó claro que lo que sucede en este programa es inaceptable en
cualquier país del mundo y sesga cualquier elección. Que un programa de esta
naturaleza se transmita en más de 5 canales de todos los venezolanos y se
retransmita en más de 10 emisoras de radio, habla de la resurrección de las
tácticas más denigrantes de una propaganda política rechazada por el mundo
libre, la academia y los tratados internacionales en materia de Derechos
Humanos y libertad de prensa.
Toda
la jurisprudencia y la doctrina internacional rechaza esta forma de
comunicación. Las valientes denuncias en este sentido de los rectores Picón y
Márquez no deben quedar en el vacío.
He
sido profesor de la Escuela de Comunicación de la UCAB por más de un lustro y
basta leer el código de ética de la comunicación social, incluso el código de
ética de los publicistas, para darnos cuenta del daño que un programa de esta
naturaleza causa a la sociedad. Otros programas como “La Hojilla” y “Zurda
Konducta” practican también ese anti-periodismo en canales que le pertenecen a
todos los venezolanos. Así las cosas y a pesar del inmenso rechazo al régimen y
a quienes lo conducen, contaminan todo el espectro político.
De la
misma manera la observación de la Unión Europea señaló que pudieron constatar
también la falta de independencia judicial, las violaciones al Estado de
Derecho, el ventajismo extendido y la poca capacidad sancionatoria que tiene el
Consejo Nacional Electoral frente al abuso sistemático de recursos públicos en
favor del régimen. Así como las inhabilitaciones arbitrarias por vía
administrativa, y de dirigentes naturales a través de la cooptación de los
partidos. En el informe se habla de “violaciones estructurales” y del uso
abusivo de todos los medios de comunicación del Estado y del desbalance
comunicacional. Se obstaculiza la libertad de expresión y el derecho a la
información. También constataron la instalación de puntos rojos, en los 23
estados y el Distrito Capital a pesar de su prohibición. Por lo anterior y
atribuyéndose competencias que no tiene, Cabello ordenó que la observación del
viejo mundo no podrá volver en enero a presentar su informe definitivo como
establece el cronograma de trabajo.
Los
resultados mostrados en el programa también fueron engañosos. Él se atribuye un
amplió triunfo, cuando la verdad es que hubo un 59% de abstención a nivel
nacional, que en el municipio capital alcanzó el 64%, lo que habla de los
millones que han abandonado el país, y de una inmensa mayoría que rechaza todo
lo que tenga que ver con el régimen. De cada 10 inscritos, 6 no sufragaron.
Del
padrón electoral total, el oficialismo solo obtiene el 17%, y desde la última
candidatura de Chávez donde saca 8.184.383 votos, el declinar es evidente a
partir de Maduro, en el 2013 obtiene 7.517.999, en las presidenciales espurias
del 2018 no pasa de 5.988.430, en las parlamentarias del 2020 solo 4.331.388, y
en estas regionales apenas 3.722.656 votos, con lo que va palo abajo. En el
madurismo la procesión va por dentro y la prueba más evidente es la merma en
Barinas, cuna del finado. Mientras tanto, el Zulia, el estado más importante
del país, se convierte en el bastión de la oposición que ganó además de la
gobernación y la alcaldía de Maracaibo y San Francisco, la mayoría de los
municipios.
Si se
hubiera cumplido la Constitución y los aspirantes se hubieran elegido en
primarias, tal como lo señala el artículo 67 (“los candidatos a cargos de
elección popular serán seleccionados en elecciones internas con la
participación de sus integrantes”) y se hubieran unificado las candidaturas, la
alternativa democrática habría barrido en casi todo el país.
Lo
mismo habría ocurrido si, como sucede en muchos países tuviéramos la figura del
voto preferencial, la segunda vuelta o el balotaje, donde los dos primeros
pasan a competir para ver quien finalmente obtiene más de 50%.
A
nivel nacional la oposición obtiene 707 mil votos más que el régimen, lo que
representa el 54,3% de los votos y el oficialismo el 45,7%, una diferencia de
nueve puntos porcentuales.
Las
cifras por estado muestran que en Anzoátegui la oposición suma 54%, en Apure
57%, en Barinas 63%, en Bolívar 58%, en Cojedes 63%, en Falcón 57%, en Guárico
53%, en Lara 54%, en Mérida 60%, en Miranda 52%, en Monagas 54%, en Nueva
Esparta 61%, en Portuguesa 54%, en Sucre 53%, en Táchira 59%, en Trujillo 59%,
en Yaracuy 54%, en Zulia 64%, y en Amazonas 60%. Produciéndose un empate casi
milimétrico en La Guaira, con sólo menos de la mitad del electorado en Aragua,
Carabobo, Libertador y Delta Amacuro, donde la oposición suma 48%, 45%, 41% y
40% respectivamente. De tal manera que los resultados se invierten.
Con
los votos tal cual como son, el régimen gana tan solo tres gobernaciones, y la
alcaldía de Libertador. En el resto del área metropolitana destaca la votación
opositora del alcalde Gustavo Duque como el más votado, seguido de Elias
Shayedh con más del 70%, y de Darwin González en Baruta, todos del nuevo
partido Fuerza Vecinal. La alternativa democrática obtiene casi cien alcaldías
más de las que tenía. Otro dato interesante es que la oposición de tener sólo
concejales en 27 municipios, ahora tiene en más de 200, y alcanza más de dos
mil. Más que en ninguna elección en los últimos 17 años. Maduro perdió en los
últimos 4 años 2.042.247 votos.
Nada
de lo anterior exculpa a la cúpula opositora, que ha debido apoyar al candidato
más fuerte de la alternativa democrática en cada región sin importar el partido
o forzar las primarias. Lo qué pasó en el Táchira y otros Estados, deja mucho
que desear. El régimen juega duro, sin escrúpulos y en todos los terrenos para
dividir a la oposición.
Así
las cosas, todo queda listo para el referéndum de mitad de periodo previsto en
la Carta Magna para el 2022. De mantenerse estas cifras y de activarse este
derecho nadie podrá impedir si se cumple la Constitución que Maduro sea
revocado. A esto hay que añadir que en un evento de esta naturaleza, ese casi
60% que ahora no voto, si lo hace mayoritariamente, lo que garantiza es que ese
rechazo que aparece en todas las investigaciones de opinión y que sobrepasa el
80% contra Maduro se convierta en una realidad electoral.
Vamos
con optimismo, es la hora de concretar la verdad. Activemos el revocatorio
presidencial todos unidos y pongamos fin a esta terrible pesadilla histórica.
En cualquier caso, si el régimen impide el revocatorio una vez que tome cuerpo,
que es a partir de ahora, quedará demostrado su temor al voto, su miedo al
pueblo y a la expresión de la soberanía popular, violando una vez más de manera
flagrante y artera la Constitución. Ni Chávez se atrevió a tanto…
Oscar
Arnal
@OscarArnal
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