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sábado, 18 de marzo de 2023

Intervenciones estatales para salvar al capitalismo / Oscar Bastidas-Delgado @oscarbastidas25

 



La Teoría del Derrame del «sobrante de las empresas capitalistas», propuesta de la caridad pregonada por los protestantes ingleses, en que la se colocaba la piedra de salvación del capitalismo defendida por Smith para enfrentar las secuelas del capitalismo naciente: desempleo, migraciones, hambre y otras, jamás se concretó.

Esas fatales consecuencias del capitalismo generaron reacciones. La realidad impulsó el surgimiento de otros benefactores; efectivamente, los defensores de ese sistema quedaron al desnudo y el no derrame obligó a estados como el mismo inglés, el alemán y el francés a intervenir en las empresas con propuestas de seguridad social, condiciones laborales y opciones sindicales; véanse: 

1.- Gran Bretaña. Patria de la «ortodoxia clásica» y más importante país industrial del Siglo XIX gracias a su Revolución Industrial, debió sancionar una serie de leyes sociales intentando contener el maremoto de miseria generado por ese capitalismo aún incipiente y hacer menos inhumanas las condiciones de trabajo en minas y fábricas. En esa idea se promulgó, entre 1833 y 1897, una gran cantidad de leyes referidas a seguridad, salud pública, educación, compensación por accidentes de trabajo, limitación legal del trabajo de las mujeres (1844) y hasta la fijación legal de un salario mínimo (1896). Todas tenían como objetivo enmendar los «excesos capitalistas».

2.- Francia. El Estado intervendría con aportes que irían desde la constitución de Tribunales de Trabajo en Lion (1806); pasando por leyes de impulsos a proceso como el ahorro escolar (1839), la participación en los beneficios (1842), la limitación legal del trabajo de los adultos (1848); la fundación de la Caja Nacional de Jubilaciones del Estado (1850); hasta la instauración del Derecho a Huelga (1864), la inspección de fábricas (1874) y el establecimiento de la Asistencia Médica Obligatoria (1893).

3.- Alemania. Su conservador canciller Bismarck, preocupado por la experiencia de la Comuna de París (18/03 al 27/05/1871), asesorado por economistas de la nueva escuela histórica alemana, promulgó las leyes de Seguro Social Obligatorio de Enfermedad (1883), de Seguro Obligatorio de Accidentes de Trabajo (1884) y la del Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez (1889).

En el siglo siguiente se observarían otras intervenciones estatales en lo social como tablas de salvación de ese capitalismo incapaz para realizar el «sueño benefactor» predicado por Smith. 

Entre esas intervenciones destacan: 1.- la entrada en el escenario mundial del socialismo soviético en la Rusia de los zares; 2.- La enérgica intervención estatal comandada por Roosevelt con sus medidas contra la deflación de precios y el desempleo como consecuencias de la caída de la bolsa en octubre del 1929 y de la gran depresión resultante; 3.- la seguidilla de países que fueron forzados a integrarse al sistema soviético luego de la II Guerra Mundial, particularmente en la llamada Europa del Este; a las que se sumaron en su momento China, Vietnam, Corea del Norte y otros países como Cuba; y 5.- la entrada en escena de variadas formas de capitalismo de estado, interventores sin dudas de toda expresión que no les plazca, entre estas las cooperativas. 

Fue entonces, en medio de ese convulsionado capitalismo que con gran realismo el economista británico John Maynard Keynes (1883-1946), encabezó una revolución en el pensamiento económico al descalificar el postulado de Smith: el libre mercado carece de mecanismos de auto-equilibrio que lleven al pleno empleo.

Más recientemente Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía afirmó: «la economía del goteo ha fracasado, no activa la igualdad […] el neoliberalismo no funciona, antes hacía falta llenar varios autobuses para transportar a las 388 personas más ricas del mundo, que tenían lo mismo que 8.000 millones de personas. Hoy bastaría con un microbús para llevar a las 42 personas que concentran la riqueza de esos 8.000 millones”.

Ante esas evidencias cabría preguntarse si las políticas liberales, neo o no, suman peores consecuencias si son aplicadas por capitalismos de estado como el venezolano.

 Fuente: Bastidas-Delgado, Oscar (2019). La integración cooperativa. Un oleaje mundial

oscarbastidasdelgado@gmail.com



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