ANDRES OPPENHEIMER 02 de mayo de 2023
@oppenheimera
Horas
después de que el líder opositor venezolano, Juan Guaidó, aterrizara en Miami
tras ser expulsado de Colombia, hablé con él extensamente sobre la iniciativa
del presidente colombiano Gustavo Petro de mediar en la crisis política de
Venezuela, y sobre la política de Estados Unidos hacia la dictadura de Nicolás
Maduro.
Lo que
me dijo merece ser escuchado con atención.
Guaidó
fue expulsado de Colombia poco después de su llegada a la capital colombiana el
25 de abril. Había cruzado la frontera con Colombia por tierra secretamente
para reunirse con diplomáticos extranjeros que estaban en Bogotá para
participar en una reunión sobre Venezuela convocada por Petro.
Pero una vez que llegó a Bogotá, Gauidó se enteró a través de diplomáticos estadounidenses que el gobierno de Petro amenazaba con deportarlo a Venezuela a menos que se fuera del país de inmediato. Simultáneamente, el régimen venezolano había llamado a sus familiares en Caracas, amenazando con tomar represalias contra ellos a menos que él saliera inmediatamente de Colombia, me dijo.
El
presidente Petro dijo que Guaidó no fue deportado, pero un comunicado de la
cancillería colombiana admitió que funcionarios del servicio de migración lo
habían “conducido” al aeropuerto de Bogotá porque había ingresado al país sin
papeles.
Sin
embargo, el argumento del gobierno colombiano no solo fue contradictorio, sino
también ridículo, porque Gauidó y otros líderes opositores venezolanos tienen
una prohibición de salida de Venezuela impuesta por Maduro. Hasta que Petro
asumió la presidencia el año pasado, Colombia los dejaba entrar al país
mediante un trámite especial.
Cuando
le pregunté a Guaidó si se puede confiar en Petro como un negociador neutral en
las conversaciones para lograr elecciones libres en Venezuela en 2024, Guaidó
me dijo que “Petro fungió más como interlocutor de Maduro que de la
democracia”.
Guaidó
señaló que Petro se ha reunido varias veces con Maduro en Venezuela, pero nunca
se ha reunido con líderes de la oposición venezolana durante esas visitas. “Su
agenda habla por sí sola sobre cuáles son sus prioridades”, me dijo Guaidó.
El
plan de mediación de Petro propone que Maduro tome medidas hacia elecciones
libres en Venezuela “en paralelo” con el levantamiento gradual de las sanciones
de Estados Unidos contra Venezuela. Pero Guaidó dice que Colombia está
presionando mucho más para que Estados Unidos levante sus sanciones que para
qué Maduro permita elecciones libres.
En
cuanto a lo que debe hacer Estados Unidos, Guaidó me dijo que “cualquier
levantamiento de sanciones sin avances hacia elecciones libres sería ceder ante
la dictadura”. Y agregó que Estados Unidos “tiene que ser mucho más duro con el
régimen de Maduro y fijar términos, condiciones y plazos” para levantar sus
sanciones.
En
términos prácticos, esto significa que el Presidente Biden deje intactas las
sanciones de Estados Unidos a menos que Maduro, entre otras cosas, libere a los
presos políticos, establezca un calendario electoral, permita una elección
primaria libre de la oposición y la libertad de prensa. “No estamos pidiendo
nada que no esté en la constitución”, agregó Guaidó.
Las
sanciones actuales de EE UU prohíben que las empresas estadounidenses exporten
petróleo venezolano, con algunas excepciones que no involucren pagos al
gobierno venezolano.
El
gobierno de Biden ha dicho que no descarta relajar las sanciones de Estados
Unidos, pero que solo lo hará “en respuesta a los pasos constructivos del
régimen de Maduro” hacia elecciones libres. Sin embargo, aún no ha especificado
qué pasos específicos tendría que dar Maduro para que se empiecen a levantar
las sanciones.
Guaidó
tiene razón en que Petro ha demostrado más claramente que nunca ser un aliado
de la dictadura de Venezuela. La expulsión de Guaidó de Colombia por parte de
Petro, sabiendo que el líder opositor venezolano no podría haber ingresado a
Colombia con documentos válidos, fue un ejemplo vergonzoso de su cercanía con
Maduro.
Y
Guaidó también tiene razón al exigir que Biden y la comunidad internacional
aumenten la presión sobre Maduro.
A
diferencia del expresidente Trump, a quien no le importaba mucho la democracia
en Estados Unidos ni en el extranjero, Biden prometió que la defensa de la
democracia sería un pilar de su política exterior. Venezuela es una gran
oportunidad para que Biden lo demuestre.
Tomado
de: https://www.elnuevoherald.com/article274852386.html#storylink=cpy
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