Fernando Fuentes 14 de mayo de 2023
En entrevista con La Tercera, el líder
opositor venezolano se refiere a su expulsión desde Colombia por parte del
gobierno de Petro, el momento político de Maduro, los efectos de la crisis
migratoria en la región y el triunfo del Partido Republicano en Chile.
Se
convirtió en una de las figuras más reconocidas de la oposición venezolana
después de que numerosos países consideraron fraudulenta la reelección del
Presidente Nicolás Maduro en 2018. Como presidente de la Asamblea Nacional, se
declaró mandatario interino en enero de 2019, con el respaldo de decenas de
naciones -entre ellas EE.UU.- y encabezó un gobierno paralelo. Pero después de
cuatro años de fallidos intentos de sacar del poder al sucesor de Hugo Chávez,
los propios aliados de Guaidó votaron en 2022 a favor de reemplazar el
“gobierno interino” con un comité para supervisar las primarias presidenciales
y proteger los activos de la nación en el extranjero.
Pese a
este revés, Guaidó sigue con su misión. La misma que lo llevó a ser expulsado
de Colombia, horas después de cruzar la frontera desde Venezuela para intentar
reunirse con algunos participantes en una conferencia internacional convocada
por el Presidente Gustavo Petro, el 24 de abril pasado en Bogotá, a fin de
discutir la crisis política de su país. Desde entonces, Guaidó se encuentra en
Estados Unidos. Desde allí conversó vía Zoom con La Tercera para
entregar su visión de ese incidente, además de una evaluación de su liderazgo,
el momento político de Maduro y los efectos de la ola migratoria venezolana en
la región.
Se dijo que usted estaba al tanto de que no estaba invitado a la cumbre en Bogotá. ¿Por qué igual intentó entrar a Colombia?
Por
dos cosas. Una, la persecución de la dictadura de Maduro. Era lo primero por lo
cual me movilicé a Colombia. Y lo segundo, precisamente, en el marco de una
cumbre internacional en la que el canciller (de Petro) había recibido
previamente a líderes opositores venezolanos y él dijo públicamente que estaban
dispuestos a reunirse con todos. No creo que haya sido necesariamente retórica.
Y adicionalmente la oportunidad de reunirme con las diferentes delegaciones de
la comunidad internacional. Ya había contactado estando en Colombia a la
delegación de Canadá, a la de Francia, obviamente también a la de EE.UU., para
poder conversar precisamente de la situación venezolana. Desde el 2020 que no
podía hacer una gira internacional, primero por la pandemia, luego por la
persecución de Maduro. Era una perfecta oportunidad precisamente para iniciar
un proceso de rearticulación con la comunidad internacional.
¿Usted
cree que esta decisión de expulsarlo fue, de alguna manera, una presión que
ejerció Maduro sobre Petro?
Sin
duda. Fue una presión de Maduro sobre Petro, dado que no tiene explicación el
trato diplomático a un perseguido político, a quien fuera reconocido presidente
por Colombia durante casi cuatro años. E, incluso, EE.UU. intermediando por mi
seguridad y aún así el Presidente Petro decide no solamente amenazarme a través
del canciller y el director de Migración Colombia con deportarme a Venezuela,
sino también el maltrato que se le da en ese caso, insisto, a un perseguido
político. Y, además, de información que nos llegó desde Venezuela de que fue
Maduro quien pidió mi deportación.
Ahora
que está en Estados Unidos, ¿cuál es su intención? ¿Qué ha hecho allá?
Lo
primero que busca cualquier persona que salió expulsada de su país, y ustedes
los chilenos lo saben, es regresar. La gran pregunta es cómo. Lo que estoy
haciendo ahora, estuve en Washington hasta hace poco, es precisamente pidiendo
y buscando protección a los que están en terreno, a los precandidatos
presidenciales, a los líderes de los partidos y poder regresar de forma segura.
Hay un proceso pendiente, o digamos en standby, que es la
negociación de México en que se están precisamente exigiendo condiciones para
lograr una elección libre, competitiva, una primaria que sea respetada. Creo
que esas son las variables que estoy ahora revisando para poder regresar de
forma segura. Mientras tanto, estaré no solamente en Estados Unidos, sino
también visitando algunos países en busca de apoyo a la causa venezolana.
Y
entre esos países, ¿tiene considerado a Chile, por ejemplo?
Sí, me
gustaría visitar Chile. Creo que dada la situación en Latinoamérica nos
gustaría poder contar con la defensa de los derechos humanos por parte de los
países del continente y creo que Chile tiene mucho que decir en esa dirección.
Sobre
el proceso pendiente en México, ¿hay alguna esperanza de que haya efectivamente
avances?
Es
interesante, porque en el caso de la negociación en México lo que queremos los
venezolanos es que haya un acuerdo, no que Maduro lo siga utilizando para
perder tiempo. Hoy depende de Maduro, lamentablemente. Y digo lamentablemente
porque no podemos tener buena fe de un dictador. Nosotros estamos dispuestos a
regresar de inmediato. Y Maduro debe entender, además, que los países también
pierden la paciencia. Y aquí lo que sí tenemos que evitar es una tentación, que
es normalizar relaciones con la dictadura por desgaste. ¿A qué juegan estas dictaduras?
A desgastar y a ganar tiempo. Ellos saben que en los países democráticos cada
cuatro, cinco o seis años hay cambio de gobierno. Ellos creen que sentándose a
esperar pudieran tener otra oportunidad con un nuevo gobierno, que el
continente se va a cansar. Entonces eso también lo discutimos en Washington. Lo
vamos a discutir con la región. Y tiene que ser clave de cara al proceso de
negociación de México. No puede ser por desgaste. Ni por agotamiento, sino por
el objetivo concreto de cara a estabilizar el continente. Y por supuesto a
luchar, en nuestro caso, por la democracia.
Y en
el caso de esta cumbre que organizó Petro, ¿cree que se avanzó en algún tipo de
soluciones para la crisis venezolana?
Honestamente,
la conferencia en Bogotá sirvió para mandar un mensaje a Maduro. No más de eso.
Creo que Petro puede tener interlocución directa con el dictador, entendiendo
que hoy Petro no es una parte neutral en el conflicto. Él ha fijado posición
con sus acciones del lado de Maduro. Así que la cumbre en Bogotá simplemente
sirvió para enviarle un mensaje a Maduro, incluso de parte de los participantes
ahí: elecciones libres por levantamiento progresivo de sanciones. Entonces, esa
fue la utilidad que tuvo Colombia. Si queremos tener resultados, Maduro
entiende y ya lo sabe claramente que tiene que volver a la negociación formal
en México.
Respecto
a las primarias opositoras que tendrán lugar este año de cara a las
presidenciales de 2024, ¿le sorprendió la decisión de Voluntad Popular de que
lo reemplazaran a usted por Freddy Superlano como candidato?
Hay
una máxima de campaña en Venezuela y sobre todo en los países de Latinoamérica
y es que hay que visitar pueblo a pueblo, caserío a caserío, barrio a barrio. Mientras
yo esté afuera, no puedo hacerlo. Si regreso, continuaré con la candidatura y
continuaré recorriendo el país, y obviamente es mi intención. Mientras tanto,
debemos garantizar que continúe el proceso de integración de la primaria, de
convocatoria de todos los factores políticos, y no solamente por parte de
Superlano, sino de todos los otros precandidatos. En este momento mi intención
es que se realice la primaria, pensando en lo mejor para el país.
¿Hace
algún tipo de mea culpa por no haber avanzado más en su misión como líder de la
oposición?
Hay
varias condiciones, hay errores materiales y errores no materiales. Cuando
estábamos en plena lucha contra la pandemia, mientras estábamos luchando en
terreno, metieron presos a 26 miembros de mi equipo y algunos se fueron al
exilio. Es complejo resistir una dictadura en terreno. Todo lo que fue la
gobernabilidad, mantener la unidad en Venezuela, también tuvo unos costos
adicionales necesarios de pagar. Además de, obviamente, todo lo que tiene que
ver con el manejo y protección de activos, que con mucha propaganda de la
dictadura trató de hacer ver como algo peyorativo. Pero creo que fue no
solamente la decisión correcta, sino que es el movimiento prodemocrático que ha
avanzado más en los últimos años en buscar alternativas de solución.
¿Cómo
vio la crisis desatada en la frontera entre Chile y Perú, que básicamente
afectó a migrantes venezolanos?
Debo
decir que con mucho dolor, con muchísimo dolor. ¿Por qué con muchísimo dolor?
Porque me acaba de pasar, a mí y a mi familia, tener que cruzar un río, tener
que atravesar un puente, saber lo que significa que puedes ser perseguido en
otro país, no solamente por la dictadura de Maduro. Lo que apelo es a la
humanidad, al trato humano a quienes están buscando refugio, a quienes están
buscando oportunidades, que fueron expulsados por una dictadura. Entiendo lo
que significa la presión migratoria para los países receptores.
¿Considera
que de alguna manera Maduro hace un uso político justamente de esta crisis
migratoria?
Es una
técnica de este tipo de régimen, de Rusia, de Cuba, de Maduro. No les interesa
la gente, por lo cual preferirían expulsarlos de alguna manera. Es una
consecuencia de la falta de servicios, de la falta de derechos fundamentales,
de que un profesor gane cinco dólares al mes. Le pido a la gente que viva un
día con cinco dólares para que entiendan lo que significa y por qué la gente
está básicamente huyendo de esta tragedia humanitaria ahora.
¿Cómo
evalúa el rol del gobierno del Presidente Boric en cuanto a la protección de
los DD.HH. de los migrantes venezolanos?
El
Presidente Boric por lo menos ha sido vocal en lo que significa (denunciar) que
en Venezuela hay violación de derechos humanos, en que hay una dictadura
también. Y, por cierto, una de las primeras referencias que hace es a la
migración, por cierto, y eso es muy importante para nosotros. Ahora, la
consecuencia de esa violación de derechos humanos, de cómo ha empobrecido
Maduro a Venezuela, precisamente la están viendo ustedes en Chile.
¿Qué
le pareció el triunfo del Partido Republicano en las elecciones para el Consejo
Constitucional en Chile?
Es la
sociedad buscando contrapesos. Yo lo he dicho muchísimo, la democracia siempre
está en juego, y lo que puede protegerla son obviamente instituciones sólidas,
separación de poderes, los contrapesos naturales de esas instituciones en los
países, pero también la sociedad. Yo creo que esto es la sociedad buscando
contrapesos naturales, buscando alternativas. Si algo tiene Chile hoy es la
confianza en sus instituciones. Y también confiar en lo principal, que es la
sociedad civil, los chilenos, los electores, que tienen la capacidad de
decisión. Ahí yo creo que hay una respuesta, y el resto va a estar de parte del
liderazgo político, de poder manejar esto respondiendo precisamente a los
intereses de Chile, del futuro de Chile, y manejar esto con mucha
responsabilidad, y pensando en el chileno como el centro de la demanda, pero
también de la atención a los problemas y a la crítica, es un mensaje, insisto,
de la ciudadanía.
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