Luis Ugalde s.j. 14 de mayo de 2023
La renuncia presidencial con transición razonable negociada sería la mejor salida. Pero ellos tratan de mantener esta “revolución” con elecciones o contra ellas, aunque saben que 80% del país quiere libertad plural democrática, prosperidad y esperanza, hoy negadas. La elección presidencial de 2024 es el camino pacífico y constitucional que tenemos para salir de este infierno y empezar cuanto antes la construcción de una Venezuela renacida. Nuestro dilema: Perpetuación de la miseria o cambio en libertad para producir esperanza y vida. La dictadura empobrecedora se aferra y es la sociedad civil la que tiene la energía capaz de superarla. La, por ahora, dividida y desangelada oposición tiene que aunar esa energía dispersa para presentarse como alternativa unida y concentrada en tres o cuatro cambios básicos que son llaves maestras para la puerta del futuro. El 22 de octubre la sociedad civil tiene la votación Primaria para llegar a un solo candidato ganador, reconocido y apoyado por los demás. Ante la tragedia que vivimos, es necesario un solo candidato renacido que, en contraste con lo que tenemos ahora, despierte y encarne una marcha espiritual multitudinaria, capaz de superar (o persuadir) a la resistencia del régimen guardián de su miseria. Un liderazgo y un movimiento que unan reconciliación nacional y cambio radical que a muchos les parece imposible-expresados en el antiguo dicho latino suaviter in modo, fortiter in re, suave en el modo y fuerte en el fondo.
Suaviter
in modo significa voluntad decidida de
reconciliación con las personas, sectores sociales y movimientos políticos
distintos a mí. Renovados dirigentes políticos que se despojan de los errores y
orgullos para de verdad asumir como propia la agonía de millones de venezolanos
y con ellos emprender la dura marcha hacia la vida y esperanza. No se trata
simplemente de entrar en campaña con guantes diplomáticos y con palabras y
caricias que atraigan, ocultando las verdaderas intenciones de venganza y
retaliación, ni de cambiar los papeles de perseguidos y perseguidores, sino de
ser capaz de desatar y contagiar en el país entero la
emoción de la reconciliación nacional. La verdadera suavidad es
despojarse de los errores y orgullos propios y asumir la actual agonía de
millones de venezolanos para con ellos emprender la dura marcha constructiva
hacia la vida y esperanza.
Hace
ya un cuarto de siglo Venezuela llevaba unos 15 años buscando salida a su
decadencia sin encontrar respuesta en los partidos tradicionales.
Lamentablemente la mayoría se dejó encandilar por el mesianismo
militarista que prometía la entrada a la tierra prometida. Y dio el
paso fatal a lo que ya entonces, meses antes de la elección de 1998, lo lamenté
como “una especie de suicidio colectivo”. El castigo colectivo del triunfante mesianismo
militarista ha sido brutal y agravado por tratarse de una “revolución armada”
(como en Cuba) para aferrarse al poder. Pero el repudio de esa falsa
“revolución” no nos ha de llevar al abandono de las legítimas y vitales
aspiraciones de millones que apoyaron ese gravísimo error histórico, pues eran
y son justas y tienen que ser el eje del renacer venezolano hoy. Suaviter
in modo significa esa cercanía amistosa y empática con el dolor de
Venezuela, que no se logra con superficiales maquillajes, ni autosuficiencias,
sino con una verdadera conversión, un nacer de nuevo de quien encarne al
candidato democrático, que con el ímpetu de la sociedad civil movilizada sea
capaz de vencer la decisión dictatorial de continuar produciendo miseria desde
el poder.
Fortiter
in re. Pero esa suavidad y empatía
que evitan el camino de la venganza, y persecución de los adversarios, debe ir
de la mano con la firme decisión:
- De animar y atraer una multimillonaria
inversión de capital con iniciativas empresariales nacionales e
internacionales;
- De liberarse de aquellas empresas
estatizadas cuyas pérdidas desangran al país;
- Concentrarse en el rescate de las
instituciones democráticas con ética, y eficiencia, insobornables en la
reconquista de la democracia social postrentista.
- Con abierta economía social de mercado
(que no es lo mismo que la ideología neoliberal) y Estado y Sociedad
concentrados en la producción de servicios públicos de primera, esos que
como la educación, la salud, la luz… hoy están destruidos.
En
esto no puede haber ni rebaja, ni chalaneo. El fortiter in re- la
firmeza de fondo- exige un líder (con otros muchos) y una movilización nacional
renacida que contraste con el presente y el pasado rentista. Con menos de eso
la esperanza en Venezuela será inviable y volveremos al juego de “revoluciones”
y fracasos como fue lamentablemente el sello dominante de nuestro siglo XIX.
No
vale separar el suaviter del fortiter, ahora
fuerte para ganar la candidatura cosechando la rabia y el malestar y luego
suave con indebidas negociaciones. Necesitamos candidato de una sola cara de
dos colores (suave y fuerte) con movilizaciones y movimientos diversos que
logren mantener, hoy y mañana, el triunfo del suaviter y fortiter.
Los candidatos aunados tienen la palabra.
Luis
Ugalde s.j.
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