FRANCISCO SUNIAGA 07 de julio de 2023
@FSuniaga
“La vía opositora es clarísima: el voto.
El objetivo inmediato sería hacer las primarias así la dictadura no quiera. Hay
que cubrir al candidato de esa legitimidad política. Realizadas las primarias y
fortalecida la candidatura opositora, quien quiera que resulte ganador, se
ampliará el horizonte de opciones. Aparece entonces más explicable el propósito
real del movimiento de Maduro y sus pretorianos: desmontar las primarias”.
Nadie podría decir que la inhabilitación de María Corina Machado haya sido una sorpresa, estaba cantada desde antes de que comenzara el torneo 2024. Podría argüirse sí, que hay por lo menos dos aspectos sorprendentes. El primero es la forma burda como fue perpetrada, dos mafiosi de rango menor, un caporegime solicitante y un soldato que la decretó en formato panfleto político -en tiempos del “gigante”, esas cosas se las dejaban al exmagistrado y por lo menos parecían documentos jurídicos-.Pero ya se sabe que el régimen en materia de formas, hace tiempo dejó atrás el punto de no retorno.
El
otro aspecto sorprendente, y más importante, tiene que ver con el momento en
que decidieron hacerlo. Parece muy temprano, si se piensa que falta año y medio
para las elecciones presidenciales, para jugar una carta tan grande. La
inhabilitación de María Corina volvió a poner a Venezuela y la tiranía que la
maltrata en la agenda política internacional, en los foros de derechos
humanos y en la portada de los medios de todo el mundo. Pareciera inconveniente
si se mira desde la óptica racional de la política, cual internarse en un
hospital sin estar enfermo.
“La
oposición quiere unas elecciones primarias y Maduro quiere otra ‘salida’”
A
menos que se esté considerando el problema con una herramienta de análisis
equivocada: el de la racionalidad política de los actores. Y no con uno que
quizás explique mejor la conducta de Maduro, el chavismo y los militares que
los sostienen en el poder: el manual de la policía para manejar situaciones de
asaltantes de banco atrapados junto con un grupo de rehenes.
Visto
con estos otros ojos, las cosas cambian y se explican. La necesidad de
inhabilitar a María Corina surge ahora porque hacerlo después de unas
primarias, en las que las encuestas y la calle apuntan que ganaría con ventaja,
el costo sería mucho más elevado. La legitimidad que en tal caso obtendría, la
convertiría, más que en candidata, en la líder indiscutida de los venezolanos
que no quieren a Maduro; en el portaviones al que otros dirigentes opositores
querrían subirse, y su peso internacional aumentaría. Si quisieran negociar
algo, sería con ella y eso no lo pueden digerir. Sería concederle mucho poder a
quien menos desean, a una dirigente que no quiere arreglarse con ellos sino
liquidarlos.
El
problema para Maduro es que solo inhabilitarla para 2024 no evita su
participación en una confrontación política interna este año, que ni siquiera está
administrada por el CNE. Haría falta más. Aparece entonces más explicable el
propósito real del movimiento de Maduro y sus pretorianos: desmontar las
primarias. Si la sola inhabilitación no es capaz de desanimar a María Corina y
sus seguidores, y hacer que se retire mansamente de la arena -en realidad
parece que hizo el efecto contrario-, no queda otra opción política a mano que
abortar las primarias. Y a eso apuntan.
Por
supuesto que María Corina y su comando saben esto. En una rueda de prensa del
martes pasado machacó con insistencia la importancia que las primarias tienen y
la necesidad de realizarlas. También lo sabe Nicolás Maduro, quien el mismo
día, ante una audiencia absolutamente militar que aplaudió sus palabras con
vehemencia norcoreana, mostró cuál era su objetivo y cuál su escenario. Para
Maduro la oposición no organiza unas primarias sino un movimiento subversivo.
Las multitudes opositoras en campaña, que aúpan a sus candidatos en las calles,
lo que en verdad están haciendo es tramar un plan “fascista” para la “violencia
de las guarimbas… la intolerancia… el enfrentamiento inútil, la
división”. 2014 otra vez, pues, hasta con las mismas palabras. Como el chavismo
perdió la calle hace tiempo, lo que le queda es recurrir a los militares. Por eso
llama a que la Fuerza Armada “responda al fascismo, con fuerza, en la calle”.
Vale
decir, la oposición quiere unas elecciones primarias y Maduro quiere otra
“salida”. Por lo pronto, agita a la Fuerza Armada y la pone en guardia contra
“el enemigo”, el pueblo venezolano que lo quiere fuera del poder. No es que
Maduro apoyado en la represión no pueda desmontar las primarias, es que si hay
violencia callejera, le resulta más fácil. Por eso la incita y agita un trapo
rojo a militares y opositores.
Embestir
ese capote y caer en la vía de la violencia sería trágico. La vía
opositora es clarísima: el voto. El objetivo inmediato sería hacer las
primarias así la dictadura no quiera. Hay que cubrir al candidato de esa
legitimidad política. Existen infinidad de maneras de hacerlo (la tecnología
provee unas cuantas) sin caer en el pantano de las refriegas callejeras que el
dictador quiere y necesita. Realizadas las primarias y fortalecida la
candidatura opositora, quien quiera que resulte ganador, se ampliará el
horizonte de opciones.
FRANCISCO
SUNIAGA
@FSuniaga
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