El progreso de la humanidad muchas veces se expresa directamente por el aumento en los años de vida. Es lo que se denomina «expectativa de vida», lo cual corresponde al número de años que una persona podría vivir calculada en el año del nacimiento. Es el número de años que se podrían vivir de acuerdo con los progresos existentes. Esta medición se puede refinar con la «expectativa de vida saludable», esto es, el número de años que se pueden vivir sin grandes limitaciones de la salud.
Hace dos semanas la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la última edición de las Estadísticas Sanitarias Mundiales. Este reporte incluye los datos de mortalidad de todos los países del mundo hasta 2021 (en el segundo año de la pandemia de covid-19).
Se indica en la publicación que la expectativa de vida calculada para el año 2020 disminuyó a la cifra registrada en 2016. Igual resultado se señaló para la expectativa de vida saludable. La expectativa de vida en 2020 es 72,5 años, mientras que la expectativa de vida saludable es 62,8 años.
Cuando se incluyen los datos de 2021, se señala que la expectativa disminuye a 71,4 años y la expectativa de vida saludable se reduce a 61,9 años. De allí que estos valores sean equivalentes a los registrados en 2012. Un retroceso de una década. Si tomamos en cuenta que en muchas partes del mundo la pandemia se prolongó por un año más (2022), es muy posible que esta reducción sea mayor cuando se conozcan los datos de ese año.
El impacto de la pandemia en el número de muertes ha sido de grandes dimensiones. En el informe de OMS se indica que el número de muertes por covid-19 a escala global fue 12 millones (entre 2020 y 2021). Es también muy posible que el subregistro de muertes haya sido muy alto en países con menor calidad de los sistemas de información. Las muertes por covid-19 fueron la tercera causa de mortalidad en 2020 y 2021 a escala global. En las Américas fue la primera causa de mortalidad.
Las regiones más afectadas por la disminución de la expectativa de vida y la expectativa de vida saludable fueron el Sudeste Asiático y las Américas. Las reducciones en ambas regiones fueron 3 años para la expectativa de vida y 2,5 años para la expectativa de vida saludable. Este negativo impacto está relacionado con las severas dificultades de gestión que mostraron los sistemas de salud de esas regiones para responder a los efectos de la pandemia, tanto en la atención de casos como en los programas de vacunaciones.
Esta reducción de la expectativa de vida y la expectativa de vida saludable también se combina con el aumento en la proporción de muertes relacionadas con enfermedades infecciosas. Esto significó que en 2021 las muertes por enfermedades infecciosas representaran el 28% del total de muertes, proporción similar a la que se había registrado en 2005. En este caso un retroceso de 20 años.
También enfatiza la publicación de OMS el impacto negativo de la pandemia en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030. Este impacto negativo se nota especialmente en los mayores retrasos para alcanzar la Cobertura Universal de Salud, tanto en la protección financiera como en el acceso a los servicios de salud. Esto es especialmente preocupante en América Latina por las grandes debilidades del monitoreo y las brechas de políticas y gestión en los sistemas de salud. Todo indica que las consecuencias de la pandemia de covid-19 seguirán afectando la salud de los latinoamericanos por un largo tiempo.
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