El próximo domingo 28 de julio, el país elegirá en las urnas el modelo político que regirá los destinos del país. Desde hace cuatro décadas, desde Cecodap, nos hemos dado a la tarea de consultar a niños, niñas y adolescentes sobre el país que sueñan. Un sector de la población que no puede votar; pero que se ve directamente afectado por las políticas implementadas.
“Para ser honesta, la Venezuela que yo sueño es una Venezuela en la que toda mi familia está junta y no regada por todo el mundo. Es un país donde no se ven diariamente niños o familias en situación de calle o pobreza extrema, un país donde no hay problemas económicos a nivel masivo, también es un país que no divide a las personas en un entorno por sus preferencias política”, Ainhoa Velasco, 14 años.
Ir a clases toda la semana
“Yo deseo que mi Venezuela sea un país donde todos los alumnos podamos ir a las escuelas a ver clases completas y no quedarnos en “hora libre” por falta de profesores; donde estudiar en una universidad privada no sea catalogado como un “gran privilegio” y todos pudieran estudiar las carreras que deseen. Un acogedor país donde todas las familias y amigos pudieran pasar tiempo de calidad juntos, en vez de tener que verse a través de videollamadas por estar en países distintos, incluso en momentos como graduaciones y navidades ya que no es posible realizar una visita por problemas económicos.
Un país con valores donde no existan personas en situación de calle y se respeten las diferencias. Como adolescente, espero crecer y ver una Venezuela unida, en la que no haya familias divididas por la política y todos seamos libres de pensar y opinar sin temor a represalias”, Dana Coronel, 14 años.
“Yo me imagino un país sin fronteras donde se cuide la tierra. Que baje la pobreza. Que se trabaje con las bellezas. Que el talento venezolano salga a la luz y que no se vaya la luz. Que cada persona sea respetada y los prejuicios se queden atrás. Es momento de soñar. Hay que avanzar cada vez más, que las oportunidades crezcan. Que a las personas no se les dé una pobre educación. Que se cuiden los recursos que están en extinción. El turismo aumente con economía estable. Ese es un país viable”, Miranda Saraiba, 15 años.
Un lugar seguro
“Sueño con mi amada Venezuela, como un lugar seguro, donde todos y todas tienen acceso a una educación de calidad que fomenta la creatividad y el pensamiento crítico. Imagino un lugar donde reina la paz y donde nuestras voces son escuchadas y valoradas en la construcción del futuro. Sueño con un país que promueve la salud mental, con servicios accesibles y programas de apoyo que nos permitan desarrollar nuestro potencial y enfrentar los desafíos con resiliencia. Sueño con una Venezuela donde el arte y la cultura florecen, brindándonos espacios para expresarnos”, Juan Sánchez, 17 años.
“Más que la Venezuela que sueño es la Venezuela que quiero y que merecemos todos con un presente lleno de opciones, posibilidades y herramientas que nos permitan un futuro lleno de igualdad de condiciones para una educación de calidad en todos los niveles, instituciones de salud con servicios óptimos, seguridad y recreación para encontrarnos en parques y plazas a cualquier hora, libertad para expresar lo que sentimos y pensamos y así poder recuperar el respeto, la solidaridad, la unión, la educación, el cariño y el buen trato que caracteriza al venezolano. Una Venezuela llena de esperanza, paz, y armonía”, Valentina Vargas, 14 años.
“Me gustaría que en Venezuela el sistema educativo fuera más inclusivo, sin hacer distinciones económicas, políticas o sociales para que todos tengamos las mismas oportunidades. Además, que existan soluciones pedagógicas efectivas para los niños y adolescentes con discapacidades o condiciones como el TEA o el TDAH, de esa forma se sentirán más cómodos y aceptados en sus entornos académicos.
También deseo que los hospitales tengan medicinas y el equipo necesario para atender a los enfermos. Sueño con excelentes servicios públicos básicos, que el agua llegue limpia y de manera constante, que siempre haya electricidad, internet y transporte público. Me encantaría que se respetaran las áreas verdes por ser los pulmones de las ciudades, así como la existencia de más centros de ayuda y atención psicológica gratuitos para mejorar la salud mental de las personas. Asimismo, me gustaría más actividades culturales y deportivas gratuitas en las diferentes urbanizaciones para conectarnos mejor con la comunidad donde vivimos”, Andrea Casanova, 17 años.
Ser niño, ser adolescente debe ser sinónimo de poder soñar, de tener esperanza. Me uno al país que sueñan estos adolescentes y votaré apostando a su construcción.
https://efectococuyo.com/opinion/el-pais-que-sueno/
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