Roberto Casanova 06 de agosto de 2024
Permítanme
recomendar, en esta hora crítica, que mantengamos la perspectiva y la
esperanza.
Hoy
demostramos que el fenómeno histórico que llamamos revolución chavista terminó.
La inmensa mayoría de los venezolanos ratificó que desea cambio. La oposición –
la que pudo votar – duplicó en votos, al menos, a lo que va quedando del
chavismo.
El régimen no quiere reconocer su enorme derrota y está realizando un fraude monumental. ¿Podíamos realmente esperar algo distinto de una dictadura? Pero con las actas en nuestras manos demostraremos a todos – a civiles y a militares, a venezolanos y a extranjeros – esa sucia y desesperada jugada.
Logrado
el voto masivo, ahora entramos en otra difícil etapa. Al respecto es clave
recordar que el compromiso de MCM ha sido siempre llegar hasta el final. El
final significa la derrota definitiva de la dictadura, algo que no ocurrirá de
manera ordenada y previsible. Así nunca terminan las dictaduras. Negociaciones,
enfrentamientos, deserciones, en mezcla confusa, están ocurriendo y ocurrirán
durante los próximos días y semanas. Por otra parte, la protesta social será
indetenible y necesaria. También deberá ser creativa y pacífica,
descentralizada y organizada.
Buenos
líderes requieren buenos seguidores. A nosotros, como seguidores, nos
corresponde asumir que no tenemos toda la perspectiva estratégica y táctica, ni
el acceso a las conversaciones y a información clave. Lo que si tenemos son
buenas razones para confiar en el actual liderazgo, en particular en MCM. Se ha
conducido con inteligencia y creatividad. Ha sabido responder a cada
circunstancia. Varios hechos, sorprendentes para la mayoría, lo demuestran.
¿Quién
podía saber que EG, alguien públicamente desconocido, sería nuestro candidato?
¿Que MCM le endosaría practicamente toda su popularidad? ¿Que Rosales
renunciaría a su candidatura? ¿Que MCM ganaría las primarias con más del 90 por
ciento de los votos? ¿Que lograríamos realizar exitosamente unas primaria
autogestionada?…
Los
«comanditos» han funcionado y la mayoría de las actas estarán en nuestro poder.
Mucha gente está organizada para ejecutar las acciones democráticas que el
liderazgo indique.
No es
fácil manejar la incertidumbre. Pero nos tocará vivir otra vez días confusos.
En medio de la comprensible frustración podemos estar seguros de que estamos
hoy en mejores condiciones que nunca y que un nuevo período dictatorial de
Maduro es simplemente insostenible. No está sucediendo «lo de siempre».
El
pesimismo es como un virus psíquico. Evitemos ser contagiados y contagiar a
otros. Tenemos que mantenernos serenos y centrados. En un futuro cercano
veremos con claridad que estamos viviendo tiempos gloriosos. Que estamos siendo
parte de una gesta heroica por nuestra libertad y por la democracia. Y nos
sentiremos orgullosos de lo logrado y dispuestos a asumir la difícil, pero
maravillosa tarea de reconstruirnos como sociedad.
Roberto
Casanova
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