Luisa Quintero 27 de noviembre de 2024
Los
familiares de presos políticos fueron hostigados por funcionarios de la PNB
para alejarse lo más posible de la entrada del Helicoide. Alrededor de 100
detenidos por razones políticas se encuentran presos en esta sede del Sebin,
denominada como el «centro de torturas más grande de Latinoamérica» por
organizaciones defensoras de derechos humanos
Con
oraciones y gritos de «libertad» los familiares de presos políticos solicitaron
su libertad inmediata antes de las navidades.
«Padre eterno, pedimos perdón si hemos cometido algún error (…) Señor, todos los que están aquí son inocentes. Hoy es el día de la Milagrosa, yo sé que tú virgencita vas a hacer el milagro porque tú eres madre», pidió la hermana del periodista Luis López, uno de los familiares concentrados la tarde de este miércoles 27 frente a la sede del Sebin El Helicoide.
No
queremos visita, los queremos libres, insistió Mary López, que debe visitar a
su hermano frecuentemente para entregarle comida, ropa limpia o algún
medicamento que necesite.
Alrededor
de 100 presos políticos se encuentran presos en esta sede del Sebin, denominada
como el «centro de torturas más grande de Latinoamérica» por organizaciones
defensoras de derechos humanos.
Familiares
como Francis Fernández, esposa del periodista Carlos Julio Rojas, denunciaron
que son víctimas de malos tratos por los custodios. Una situación similar
vivieron durante la vigilia organizada por el Comité de Familiares por la
Libertad de Presos Políticos, pues fueron hostigados por funcionarios de la
PNB para alejarse lo más posible de la entrada del Helicoide.
En
días pasados Fernández también denunció que el activista, preso desde el mes de
abril por su supuesta implicación en un intento de magnicidio contra Nicolás
Maduro, comparte celda con otras 14 personas. Todos los días visita el lugar
para entregarle comida.
«Nosotros
estamos acudiendo a la fe», sentenció Fernández, quien también dijo sentirse
violentada psicológicamente por los funcionarios. Su petición, al igual que la
de Aurora Silva, esposa del dirigente Freddy Superlano, es de «libertad» y
«dignidad».
«Elevamos
una plegaria por la libertad de todos los presos políticos, porque se les
respeten todos sus derechos. Freddy está detenido desde hace 120 días y no
hemos podido verlo», resaltó Silva, al tiempo que comentó que esto ha impactado
en el bienestar de sus dos hijas.
Carol Figueredo tampoco ha podido ver a su esposo, Pedro Guanipa, desde hace 70
días. El secretario de despacho de la Alcaldía de Maracaibo fue apresado en la
frontera con Colombia, cuando se dirigía a Bogotá por un reencuentro familiar.
Pedro
Guanipa está en una misma causa con otras cuatro personas por presunta
corrupción. «A ellos (los presos políticos) todos los derechos les son negados.
Cómo es posible que en todo este tiempo no lo hayamos podido ver, no hemos
podido hablar con él. Sus hijos, su esposa, su hermanos, nadie sabe de él»,
señaló la mujer.
Presos
políticos viejos y nuevos
Dentro
del Helicoide hay presos políticos de vieja y nueva data, como los hermanos
Guevara, que ya tienen 20 años detenidos, o Luis Istúriz, uno de los
coordinadores de Vente Venezuela en el estado Miranda y detenido el pasado 24
de agosto en una alcabala policial.
Los
hermanos Rolando y Otoniel Guevara, al igual que su primo Juan Bautista
Guevara, fueron sentenciados a 30 años de prisión por la muerte del fiscal
Danilo Anderson.
José
Luis Guevara, hermano de Juan Bautista, recordó que sus tíos murieron y nunca
pudieron ver a sus hijos en libertad. «Ya tienen 20 años presos, fueron
sembrados por la muerte del fiscal Danilo Anderson. Pedimos su libertad. Ya
basta».
Por el
Código Orgánico Procesal Penal los hermanos Guevara y su primo deberían haber
accedido a medidas alternativas de cumplimiento de la pena, pero
sistemáticamente los tribunales han negado sus peticiones.
«De
verdad ya basta, es suficiente con esto. Ha sido toda una vida de ellos presos
aquí. Se les transformó su vida», reclamó.
José
Luis y su padre solicitaron que los Guevara sean incluidos en las revisiones de
casos que anunció la Fiscalía. «Esperamos que puedan tener una oportunidad de
revisarlo bien y darse cuenta que ellos no tienen nada que ver con el caso,
fueron sembrados».
Yelitze
Espinoza, madre de Istúriz, apenas pudo verlo hace mes y medio cuando le
autorizaron las visitas. «Él mantiene sus convicciones porque está luchando por
un mejor país (…) Nosotros lo que hacemos es tener fe, orar y venir. Son tres
días que tiene paquetería, martes, jueves y sábado. Nosotros venimos para que
sepa que no está solo».
Luis
Istúriz, al igual que otros presos, tiene una defensa pública que ni siquiera
ha podido acceder al expediente porque fue clasificado como «reserva del
Estado». Fue acusado de seis presuntos delitos como forjamiento de documentos
públicos, usurpación e instigación a la desobediencia de las leyes.
Es muy
duro, dijo la madre de Istúriz a punto de quebrarse en llanto. «Estoy tan presa
como él, te cambia la vida. Tiene miedo de hablar contigo, no me llama porque
tiene miedo y no sabe si eso me puede ocasionar problemas a mí, pero nosotros
seguiremos luchando porque él no va a estar detenido y nosotras sin hacer
nada».
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