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miércoles, 4 de septiembre de 2013

La Venezuela de antier


Por Juan Andres Mejía, 03/09/2013

La Venezuela de Antier es ese memorable parque temático que muestra la evolución de nuestro país hasta el siglo XX. Qué triste es darnos cuenta que al parecer, mientras la mayoría de las ciudades del continente han avanzado, nosotros hemos retrocedido. Vamos por puntos.

Basura. Basura es el término que utilizamos para todo aquello que queremos botar, pero en realidad muchas de esas cosas son reusables o reciclables. De esta manera reduciríamos la cantidad de residuos que estamos generando. La alta densidad poblacional, la falta de unidades de transporte y la anarquía en cuanto a la disposición de los mismos hace que la acumulación de residuos en la calle sea permanente. La disposición final de los residuos se realiza de forma improvisada e insostenible causando inclusive daños importantes al ecosistema.

Vivienda. Este es quizás el problema que más afecta a la población joven en Venezuela. Si existiera planificación en nuestras ciudades aún existirá una capacidad de crecimiento poblacional, pero como todo, las cosas se hicieron al revés, primero se pobló y luego se intento urbanizar. La falta de oferta y la alta demanda, hacen que el metro cuadrado de una vivienda nueva en la ciudad (en especial Caracas) sea impagable para la mayoría de los jóvenes.

Movilidad. El primer problema en este sentido es que cada quien juzga por su condición. El que tiene vehículo ve el mal estado de las vías, el que usa transporte público se fija en el costo y la calidad del mismo, el que decide ir en bicicleta se da cuenta que no tiene por donde hacerlo y el que va a pie se queja de la contaminación. En realidad todos los problemas son parte de un mismo término, movilidad. Salvo muy pocas excepciones, desde hace 50 años en nuestras ciudades no se construyen medios de transporte masivos, nuevas vías de comunicación o mejores aceras.

Seguridad. Es sin duda alguna es el problema que más perciben los ciudadanos. La inseguridad no sólo afecta al individuo sino que afecta a la sociedad toda vez que el encuentro ciudadano se da en la calle, en las plazas y en los parques. Al no salir a la calle por miedo a ser víctimas de la inseguridad, nos separamos cada vez más de nuestros vecinos y nos alejamos del sentido de comunidad. Además, lamentablemente no se puede confiar ni en el policía, ni en el sistema de justicia.

La lista de problemas pudiera continuar, pero la idea acá no es señalar lo que está mal sino lo que pudiera estar bien. Ciudades con problemas similares han podido solucionarlos en el corto plazo. Curitiba es un ejemplo de planificación, Bogotá un modelo a seguir en movilidad, Medellín redujo sus altísimos niveles de violencia, Quito y Lima se han convertido en referentes turísticos y Ciudad de México ha innovado en soluciones habitacionales.

Lo importante es no perder el norte. La lucha por la democracia no tiene sentido si se convierte en un fin en sí mismo. El objetivo debe ser fortalecer la democracia, empoderar al ciudadano y permitirle mejorar sus condiciones de vida. En ese sentido y aunque no debe ser el único camino, votar el 8 de diciembre no solo es importante, es indispensable.


Juan Andres Mejía
@JuanAndresMejia

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