JOSÉ MELÉNDEZ Panamá 4 NOV
2013
La zona comercial de
Colón, en Panamá, se enfrenta a una desaceleración del 10% este año
Si las economías de Venezuela y de
Colombia empiezan a estornudar, la Zona Libre de
Colón (ZLC), estratégico enclave comercial en el sector caribeño de Panamá,
puede sufrir gripe y caer en severa y profunda crisis en cualquier momento. Y
así parece estar pasando. La ZLC, que es el segundo puerto libre más importante
del mundo, después de Hong Kong, registra el efecto dominó de la devaluación en
Venezuela y de un incremento de aranceles en Colombia.
Los Importadores venezolanos que
compran en la ZLC deben más de 700 millones de dólares a sus proveedores
panameños, una cifra que otras fuentes elevan a 1.200 millones. El fenómeno es
inquietante para Colón, porque Venezuela es su principal cliente con
adquisiciones que equivalen a un promedio aproximado al 30% de sus operaciones
totales al año. El problema se generó sobre todo con el
abaratamiento del bolívar frente al dólar, que dificulta a los empresarios
venezolanos acceder a la moneda estadounidense para pagar sus importaciones.
“La deuda de Venezuela sigue igual. El
tema es crítico por las cuentas que tiene que pagar Venezuela con una multitud
de acreedores. Nosotros en la lista (de pagos de Venezuela) seremos baja
prioridad, me imagino”, advirtió el
empresario Surse Pierpoint, expresidente de laAsociación
de Usuarios de la Zona Libre de Colón. “Nadie sabe con certeza de cuanto es
la deuda, porque eso no es algo que se publica ni hay una bolsa de cuentas por
cobrar, pero la cifra que he escuchado repetir es de 700 millones de dólares”,
agregó en una entrevista con EL PAÍS.
La ZLC, que opera desde 1948 regida
por un mecanismo de excepción fiscal, factura más de 29.000 millones de dólares
al año y funciona cerca del Canal de Panamá, también se ha resentido del
impacto de la decisión de Colombia de imponer en marzo un sobrearancel a la
importación de calzado y textiles. Los compradores colombianos mueven cerca del
10% de las operaciones anuales de la ZLC. "Con Colombia estamos igual [que
con Venezuela]", explicó Pierpoint. "No muestra ninguna señal de
relajar la medida a pesar de que la OMC (Organización Mundial de Comercio) ha
fallado en su contra. En agosto presentamos una demanda ante la OMC y fue
acogida, con lo que el organismo encuentra motivos para analizar el nuestro
reclamo”.
Con este panorama, las perspectivas de
la Zona Libre de Colón no son muy halagadoras. La situación es “preocupante y
crítica”, subrayó Piperpoint. Las operaciones de la ZLC con Venezuela y
Colombia se han acercado en los últimos años a los 5.000 millones de dólares,
por lo que el impacto de las decisiones adoptadas en Caracas y Bogotá repercute
directamente en los vendedores panameños. Y en cifras, el efecto sobre la Zona
Libre por las medidas en esos dos países sería una desaceleración cercana al
10% al cierre de 2013, según pronósticos preliminares.
“Es un ciclo económico negativo”, dijo el empresario panameño Severo Souza, otro expresidente de
la Asociación involucrado en el lío del débito de Venezuela. “Con Venezuela va
muy lento el proceso de pago. Se han hecho esfuerzos, se ha recibido alguno que
otro pago pero muy poco y de forma muy lenta”, narró a EL PAÍS. “Muchas compañías,
medianas sobre todo, no pueden aguantar tanto tiempo porque tienen compromiso
con bancos y con proveedores y esto las está afectando grandemente. No están
pudiendo reponer inventarios para vender a otros lugares. Al no poder vender a
Venezuela, algunos están liquidando o vendiendo a otros destinos”, relató.
La crisis con los compradores
venezolanos provocó que el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli,
viajara en julio pasado a Caracas, para tratar de negociar una solución
directamente con el presidente venezolano, Nicolás Maduro.
Venezuela devaluó su moneda en febrero de este año, en un proceso de
encarecimiento del dólar que dificulta a los empresarios pagar sus compras en
el exterior con la moneda estadounidense. Los dos gobernantes crearon una
comisión técnica para resolver los problemas, pero la situación se prolongó y
llegó al último trimestre del año, considerada una temporada crucial para los
negocios de la ZLC. El control de divisas impuesto por el gobierno venezolano
retrasó los pagos a los comerciantes panameños y “eso ha causado una
disminución del comercio” en la zona y del movimiento portuario, dijo
Martinelli.
En el caso colombiano, Panamá y
Colombia firmaron en septiembre de este año un Tratado de Libre Comercio, pero
las diferencias sobre los aranceles establecidos por Bogotá sigue pendiente de
solución. Colombia debe adaptarse a las leyes comerciales externas y definir
aranceles acordes con esas regulaciones, aseguró el Ministerio de Comercio e
Industria de Panamá. La solución con Colombia, aseguró Souza, “también es
lenta”.
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