Carlos Valero enero
de 2015
@carlosvalero08
Las
colas son la punta del iceberg del “legado” del galáctico. Expresan,
desmintiendo la propaganda manipuladora del gobierno de que somos potencia, la
realidad de un país hecho añicos. El dúo Maduro-Cabello recibió una bomba de
tiempo económica y social que no fueron capaces de desactivar, y por el
contrario, han ido añadiendo elementos para que la explosión y la onda
expansiva sean mucho mayores. El origen de los problemas que tenemos los
venezolanos se encuentra precisamente en la dependencia irracional del
petróleo. Rentismo que combinado con una ideología autoritaria, militarista y
neo comunista, tarde o temprano conduciría a este callejón sin salida que es
Venezuela manejada por la élite decadente del PSUV.
Según
el gobierno, la razón del caos económico con el cual arrancamos este año es
producto de una guerra económica en la cual supuestamente el pueblo patriota
está enfrentándose con las fuerzas del mal: empresarios, oposición, el imperio.
Sin embargo, cada vez que el gobierno se sienta con el principal enemigo de
tanta escasez y precios elevados, su líder, el presidente de Fedecámaras,
declara más como un vocero del gobierno que como un dirigente gremial. Todas
las encuestas demuestran que solo el voto duro irracional del PSUV –entre 15% y
18%- compra tan falaz argumento, el resto de la opinión pública sabe que es una
burda mentira.
La
realidad es que los venezolanos estamos en una especie de “economía de guerra”,
donde la sensación de frustración y desespero están a la orden del día. Los
niveles de escasez son tan abrumadores que ya ni el BCV publica el índice. El
pueblo se encuentra en una carrera interminable de un lugar a otro de nuestras
ciudades por tratar de medio completar los bienes de primera necesidad y con
una disposición a pagar casi infinita pues no se tiene la menor idea del precio
real de las cosas y lo más importante es contar con el producto.
Y
ante este escenario tan complejo económicamente, el brillante equipo del
gobierno considera que estamos en medio de un problema exclusivamente de
distribución y que como tal, hay que poner el acento en mayores controles,
creando sistemas con nombres rimbombantes y comisiones especiales de
fiscalización que deben encontrar hasta debajo de las piedras los desparecidos
productos.
Lo
que lamentablemente estamos viendo es que el PSUV, atacando los síntomas del
problema, sin querer asumir ir al fondo de las causas, los está profundizando.
Las empresas o cadenas comerciales no pueden tener inventarios, porque corren
el riesgo de que llegue un funcionario vestido de rojo, acompañado de otros
vestidos verde olivo, y los declara “acaparadores”, enemigos del pueblo y
traidores. El mismo gobierno ha roto todos los canales de distribución para
intentar que el desabastecimiento no se sienta tanto en las grandes ciudades o
centros urbanos, sacando prácticamente del sistema comercial a las pequeñas
bodegas de los barrios o pequeños supermercados de las zonas rurales. La guerra
la tiene el PSUV contra la economía de todos y paradójicamente los mayores
perjudicados han sido los pequeños comerciantes y la población más desposeída.
Ante
la zozobra que ha caracterizado estas dos semanas del 2015 la respuesta oficial
ha sido patética y completamente desarticulada. Maduro desde China diciendo que
el año comenzó bien pero que unos escuálidos desesperados quieren echarlo a
perder; Villegas diciendo que las colas eran “hijitos de papá infiltrados” para
desestabilizar al gobierno; el ministro de alimentación Osorio diciendo que
había colas porque había comida, comentario cínico y burlón; Jaua afirmando que
si la gente viviera en comunas no tendrían que hacer colas; Cabello afirma que
las colas son una campaña inventada en las redes sociales y la Ministra del
Interior cierra con la perla de que la gente hace cola porque quiere.
Las
colas del hambre no son ficción ni un invento de las redes sociales. El
gobierno se encuentra paralizado, salvo represión y más controles, no encuentra
respuestas eficientes. Como en el pasado el gobierno resolvía a realazo todas
las ineficiencias, la única respuesta racional que Maduro podía tener era
precisamente salir a buscar real. Todo indica que esa gira fue un fracaso y que
a su retorno solo tiene dos opciones: o renuncia para que alguien con voluntad
política tome decisiones o toma decisiones y asume el costo político que ello
implique. Han llevado la crisis a niveles tan extremos que no habrá soluciones
mágicas sin factura.
@carlosvalero08
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico