Leonardo Fernández febrero
de 2015
Este
gobierno está acostumbrado a acusar a agentes externos a él por los problemas
que crea su ineficiencia, cuando hay un problema de desabastecimiento es “la
guerra económica”, repunte de enfermedades es “guerra bacteriológica”, y ante
el contrabando de extracción permitido en la frontera por quienes deberían
cuidarla, pretende tomar medidas que nos perjudiquen a todos los ciudadanos por
igual, catalogándonos a todos de bachaqueros implícitamente.
El
gobernador del estado Zulia Francisco Arias Cárdenas viene anunciando desde que
comenzó su gestión con implementar en esta región un chip que controle la
cantidad de gasolina que los carros pueden surtir. Lo vende como una medida que
acabará con el contrabando de extracción hacia la vecina Colombia, que
terminaría con las colas en las estaciones de servicio y daría un gran beneficio
a la República, ahorrándole miles de dólares que se pierden por el contrabando
de gasolina. Todo esto suena muy bien pero tiene un pequeño problema, nos
presume a todos los habitantes del estado Zulia como bachaqueros.
Cuando
una política pública es planteada, se supone que sea implementada para
solucionar un problema, no para agravarlo. El controlar la cantidad de
combustible que los ciudadanos surtimos, cuando la inmensa mayoría lo hace para
movilizarse, o para trabajar como medio de transporte y no para “bachaquear”;
se convierte en una nueva traba basada en las viejas teorías comunistas de que
mientras más controle el Estado a los ciudadanos mejor se vela por los
intereses de la mayoría, teorías obsoletas y inspiradas en una desconfianza
hacia el individuo. Por ello la medida debe ser aplicada a todos, porque en
esta “revolución” la presunción es de culpabilidad.
Pero
la medida no es solo injusta, es completamente ineficaz en la lucha contra el
contrabando, así como el capta huellas ha demostrado ser una medida inútil para
combatir la extracción de alimentos, así, donde se ha implementado el llamado
“chip de la gasolina” no solo no ha frenado el paso de gasolina hacia Colombia
sino que se ha creado un mercado negro interno en pleno territorio venezolano,
esto es algo que puede comprobar cualquiera que se dirija al estado Táchira y a
los municipios zulianos donde esta medida ya está en vigencia. El lector puede
emprender un viaje por la Machiques-Colón y notar las kilométricas colas que se
forman justo antes de entrar al municipio Catatumbo, donde ya controlan por
medio de chip la cantidad de combustible a surtir por vehículo.
Si
no bastara con la constatación de que en las zonas donde esta medida impera
surgen mercados negros de gasolina, además los datos del Ministerio de Energía
señalan que la cantidad de gasolina que se fuga a la hermana Republica se ha
incrementado hasta llegar a unos 100.000 barriles de gasolina.
Pero
la teoría de que el Estado es quien debe controlar a los ciudadanos, se cae por
su propio peso, ¿quien se supone que debe controlar la frontera por donde el
mismo gobierno reconoce que pasan gandolas cargadas de gasolina? Si el gobierno
no puede controlar a sus propias fuerzas armadas ¿Cómo pretende controlar a
millones de persona que vivimos en los estados fronterizos? Para el gobierno
“bolivariano” los venezolanos no somos ciudadanos somos toso presuntos
“bachaqueros”.
@leofernandezf
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