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domingo, 15 de mayo de 2016

Recuperar la vinculación con el otro, por @rafluciani



RAFAEL LUCIANI 14 de mayo de 2016
@rafluciani

Ante el drama humanitario que vive el país no nos podemos dejar vencer por la indolencia y actuar sólo cuando la realidad nos afecte a cada uno o a nuestro grupo más cercano. Lo más elemental para vivir con humanidad es poder conectar con la realidad del otro y entender que sus problemas son también los míos. No se trata de mirar al otro con lástima ni tratarlo simplemente con empatía. Lo que está en juego es la realización de la condición ética propia de todo ser humano. Aún más, continuar o no con la deshumanización del país. Por ello, más allá de lo que podemos decir con nuestras palabras y bellos discursos, lo que realmente mide los valores y el talante de nuestra humanidad es esta vinculación ética con el otro.


Durante la reciente visita a Ciudad Juárez, en México, el Papa Francisco recordó algo que nos debe llamar a la reflexión: «ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan verdaderamente los problemas. Pero nos hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra verdadera preocupación: la vida de las personas, sus vidas, las de sus familias, las de aquellos que también han sufrido a causa de este círculo de violencia». Volver a poner la mirada en la vida de las personas, en sus necesidades y desarrollo humano, es el gran reto que tiene la política en nuestro país. En este sentido urge la reconstrucción moral del país y esto pasa por entender que la política es el único medio para recobrar la sindéresis en la resolución de los conflictos y lograr una salida institucional de la actual crisis que nos agobia a todos.

Ciertamente se requiere una voluntad férrea para reinstitucionalizar lo público y desideologizarlo. Es decir, para que el Estado se rija de acuerdo a la Constitución y las Leyes vigentes. Sólo así podrá existir la plena autonomía de los poderes públicos para garantizar los intereses comunes por encima de los grupos políticos o las visiones ideológicas existentes. Ante el peligro inminente de una mayor destrucción moral y deshumanización de la sociedad venezolana, queda aún la posibilidad de iniciar un proceso de negociación y logro de acuerdos mínimos en el marco de la Constitución Nacional. El deseo que fue manifestado por el pueblo venezolano en las elecciones parlamentarias fue el de recuperar la estabilidad política y el progreso socioeconómico, dejando a un lado las políticas de exclusión, escasez y represión.

Los miembros del Gobierno tienen una deuda moral con el pueblo venezolano y especialmente con los más pobres y afectados. Si realmente quieren reinstaurar el bien común perdido, deben dar signos concretos como son el diálogo con todos los actores públicos y el logro de acuerdos mínimos para responder a la grave crisis humanitaria. Es una oportunidad para reinstitucionalizar lo público.

La mayoría de los estudios de opinión pública coinciden en señalar que más del 80% de los venezolanos quieren una modificación en la conducción del país. Y no se trata sólo de cambiar al Poder Ejecutivo, sino de recuperar un modo de hacer política que sea institucional e inclusivo, y que busque el desarrollo de todos los que viven en el país sin exclusión alguna.

Todos queremos que se vuelva la mirada a «la vida de las personas». Una mirada que atienda a las necesidades más urgentes. Una mirada que comience a sanar la deuda moral que muchos políticos cargan en sus conciencias.

Rafael Luciani
Doctor en Teología
rlteologiahoy@gmail.com
@rafluciani

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