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miércoles, 1 de junio de 2016

De Petare a Catia: La rutina de una cola a ciegas por @andrernandez


Por Andréa Hernández


Una de las peores consecuencias de la crisis que el gobierno quiere ocultar son las colas. Pero no las colas normales de 10, 15 minutos mientras el cajero atiende a la señora que no consigue su tarjeta de crédito, sino las colas que comienzan a gestarse desde las primeras horas de la madrugada para adquirir los codiciados bienes básicos.

El vocabulario del venezolano se ha visto invadido por tres palabras, que al final son dos: colas y productos regulados. La repetición es tan infinita en una sola conversación, que ya no sorprende ni al más impresionable. Tampoco sorprende que muchos hacen fila sin siquiera saber cuál es el contenido del camión que se estacionó frente al abasto, el auto mercado o el Bicentenario.


El Estímulo hizo un recorrido el 20 de mayo que comenzó en el este de la ciudad y terminó en el oeste. Sobraban los trasnochados que durmieron con un ojo abierto mientras cuidaban su puesto. La mitad salieron de los comercios con un brillo en el rostro que sus ojeras no pudieron opacar, pero la otra mitad insultaba hasta a la madre de Chávez cuando dejaron el establecimiento con las manos vacías.

Bajo cada foto de la cola, se encuentra el o los productos regulados que ese día se hallaban en ese sitio:


5 horas y media en cola y contando. A las 7:30 de la mañana una pequeña multitud envolvía el Gama Express de San Bernardino en la avenida Vollmer. Esperaban 1 kilo de pasta por persona y estaban allí desde las 2 de la mañana


Casi 5 horas en cola y contando. Cientos de personas esperaban su respectivo kilo de harina blanca a las 7:50 de la mañana el abasto Bicentenario detrás de la plaza La Concordia en el centro de la capital. Los primeros de la fila se acercaron a las 3 de la mañana


3 horas en cola y contando. En el oeste de la ciudad, el automercado Supremo de la avenida Páez todavía no había abierto a las 8 am, pero muchos esperaban desde las 5 de la mañana afeitadoras y jabón líquido


6 horas en cola y contando. A las 8:10 am, todavía no sabían qué traía el camión que se estacionó frente al centro comercial Multiplaza Paraíso a las 2 de la madrugada


6 horas en cola y contando. Temprano en la mañana saquearon un camión que transportaba Harina P.A.N. en las cercanías del Central Madeirense de Catia. No obstante, algunos esperanzados aguardaban en la cola bajo el sol a las 8:50 am



6 horas y media en cola y contando. Desde las 3 de la madrugada esperaban su paquete con avena, aceite y mayonesa en el Plan Suárez de La Urbina. A las 9:36 de la mañana los buhoneros ofrecían café a los compradores


3 horas en cola y contando. Esta era una de las colas más jóvenes a las 9:54 am. Se congregaron desde las 7 am cuando corrió la voz de que en el mercado de los chinos en Palo Verde había arroz


8 horas en cola y contando. Una multitud se revolvía frente al Unicentro el Marqués a las 10:08 de la mañana porque estaban allí desde las 2 de la madrugada y todavía no les habían permitido entrar al automercado a comprar Harina P.A.N., jabón líquido, salsa de tomate y mayonesa. “Llegó alguito, pero mira la matasón”, lamentó una señora

Para los que viven de hacer colas y revenden los productos regulados, este es un estilo de vida. Sin embargo, los pequeños triunfos de conseguir esos bienes básicos cada vez escasean más porque cada vez hay menos. Y si así es para los “bachaqueros”, ¿cómo será para el comprador normal y silvestre?

31-05-16




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