Por Arnaldo Esté
El domingo fui al Aula Magna
de la sitiada UCV. A una bella y alegre zarzuela de boleros en ese maravilloso
escenario, de tanta historia, que de nuevo se abre a la música y el teatro.
Gracias.
Bien quisiera dejar de
escribir temas políticos criticando al gobierno denunciando esta crisis general
y dedicarme más a proponer en la línea de mi tradición: la ética educativa,
atendiendo a la formación de los docentes y a la calidad de la educación ahora
tan disminuida. Pero la angustia que sentimos todos me obliga el tema.
Para ser sincero, usted,
presidente, no es el gran culpable. Usted heredó este fracaso y solo aportó
fidelidad. Está atragantado con ese juramento y contemplar que lo que alguna
vez fueron ideales entusiastas ahora están así, reducidos a un desastre en
medio de las intrigas de los derrotados.
La verbalidad agresiva e
insultante, la represión de las protestas legítimas, el uso instrumental del
Tribunal Supremo y el CNE para desconocer la Constitución, el hambre y la
mengua correspondiente a la malversación de los recursos fiscales y petroleros
son parte de esa herencia y cultivo fértil para la violencia delincuencial y
los saqueos que menudean con cada día que pasa.
A esto se agregan los CLAD,
una mezcla de caridad con clientelismo que, sin criterios justos, divide la
posibilidad de consumo en 30%-70%. Según entiendo, 70% de los pocos alimentos
disponibles sería administrado, con un despliegue inusitado de eficiencia, por
ese almácigo de organizaciones fieles y el resto iría a las cadenas de
distribución privadas. En ellas se irían estableciendo los precios siguiendo
como referente al dólar flotante Simadi: un salto de inflación que podría
superar las más pesimistas predicciones.
Pienso de inmediato en los
que me son más próximos y en mis colegas educadores. Si la gente ya está en las
calles protestando, ¿qué irá a pasar en ese escenario?
Está planteado el referéndum
y sería, más que una solución, un camino de diálogo y entendimiento, en la
medida en la que estos gobernantes, ya en la oposición, mantengan una opción de
porvenir, de preservarse como movimiento político para tiempos que les sean
propicios y, en verdad, se sentaran a negociar.
Entendimiento necesario
porque los problemas son tan graves y tan arraigados que tendrán que ser
abordados y resueltos con una gran participación. Una búsqueda y construcción
de nuevos valores, referentes y competencias. Con una educación social y formal
que los practique como manera de profundizar la democracia e incrementar la
producción y la riqueza.
18-06-16
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