Edgar Rivero 09 de junio de 2016
Un 13
de junio de 1790, nació el más recio y valiente de nuestros antepasados. Un
portugueseño, cuya historia es harto conocida por todos, desde nuestra escuela
primaria, la de antes, cuando honrábamos a nuestros héroes patrios. Esos que de
verdad nacieron en nuestro suelo y dieron su vida por su terruño. Me refiero a
José Antonio Páez, mejor conocido como “El León de Payara”, “El Catire Paéz”,
“El Centauro de los llanos”, entre otros apodos, que reflejan la grandeza de su
arrojo y sus méritos como venezolano defensor de nuestra soberanía.
Hoy
viene a mi memoria, en ocasión de celebrarse otro aniversario de su nacimiento,
nuestra gloriosa historia, cuando la patria, los venezolanos y nuestra
soberanía eran defendidos con honor y sangre. Muchos cayeron en esas cruentas
batallas, muchas las hazañas legendarias de personajes heroicos, descritos en
la prosa de “Venezuela Heroica”, obra cumbre de Eduardo Blanco, escrita en
1881, quien nos narra que luego de disolverse la Gran Colombia y ya muerto el
Libertador Simón Bolívar, Páez se convierte en la figura central de nuestro
destino, el caudillo natural de Venezuela.
A ese
Páez, no debemos olvidar, pues el ejemplo de rectitud, espíritu de lucha y su
legado de libertad, no sólo deben ser recordados, sino transmitidos de
generación en generación, para que ningún venezolano ignore o menosprecie sus
orígenes, por más que cualquier pseudolíder trasnochado lo intente opacar,
anteponiendo a otros personajes foráneos y de dudosa condición moral.
Por
eso, día atrás leí con asombro la programación publicada por la Alcaldía de
Páez, con motivo de esta memorable fecha, donde se da a conocer la programación
especial de actividades sociales, culturales, deportivas y musicales,
vinculadas a los 226 años del natalicio de José Antonio Páez.
Digo
que me asombra, porque aun cuando se que el actual Alcalde, admira y respeta a
Páez, durante el mandato del extinto Chávez, nunca lo contradijo, ni siquiera
hizo el intento por explicar, desmentir o contradecir los ataques que de forma
oportunista y manipuladora hiciera aquél contra nuestro héroe, llegando incluso
a decir que era un oligarca, cuando todos sabemos los orígenes humildes y la
trayectoria de vida de Páez. Hoy, libre de ese yugo, puede realizar dichas
actividades.
Lo
cierto es que por si acaso la memoria les falla hoy sí le parece idóneo tal
homenaje. Pero en su momento se prestó para desestimar a Páez y ensalzar la
imagen de Ezequiel Zamora, un pendenciero pulpero que se caracterizó por el
egocentrismo y el pillaje. De igual modo, el burgomaestre local, ha demostrado
ser un gerente incapaz atentando con el desarrollo, el porvenir, bienestar de
un municipio inerte en el tiempo, que lo poco que tiene que mostrar se traduce
dignidad de un pueblo que se resiste a morir de hambre y luchar por un futuro
seguro.
De
allí pues, existe la necesidad de invocar el espíritu guerrero del general José
Antonio Páez y tener presente a cada momento, que sigue siendo el guerrero más
venezolano de todos, ese que fue soldado, amante de la libertad, músico, poeta,
político, pensador, parrandero e inclusive hasta algo mujeriego. En nombre de
su recuerdo y legado me permito proponer un movimiento que rescate la
idiosincrasia del habitante del municipio Páez, un movimiento diferente esperanzado
y convencido de graduar a Acarigua de ciudad moderna, ideal y con sentido
futurista en todo su esplendor; no el desastre que tenemos donde el asfalto, la
improvisación, incapacidad e inoperancia se ha convertido en los elementos más
resaltante de la gestión local.
Finalmente,
nosotros que nos definimos como nacionalistas, recordamos y seguimos el ejemplo
del General José Antonio Páez, el líder popular de nuestra guerra de
Independencia y hoy más que nunca gritamos ¡Vuelvan Caras!, pero no para
retroceder, sino para retomar ese legado. ¡Viva Páez, Viva el ideal nacional y
que Viva Venezuela!
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