Por René Núñez, 08/08/2016
La crisis sociedad-Estado sigue agravándose. Son muchos los sectores
que andan en lo suyo, preocupados y ocupados, en la búsqueda de una solución
concertada pero sin ceder espacios y pretensiones particulares. Los hay en los
del gobierno (en menor cuantía) como en los de la oposición. Sin embargo, hay
claridad y consenso mayoritario en que la salida de la crisis pasa por una
consulta popular (revocatorio) para que los ciudadanos, a quienes se deben
gobiernos y dirigentes, decidan si el presidente Maduro debe continuar o no al
frente del poder ejecutivo. La incapacidad manifiesta del gobierno
central, la escasa transparencia de las ejecutorias públicas y al poco
interés mostrado de rectificación en la conducción de los destinos del
país, así lo justifican. Agravado por la no separación de los poderes públicos.
Por otro parte, existen otros grupos y organizaciones sin fines de
lucro y aspiraciones electorales alguna, haciendo esfuerzos por un diálogo
autocrítico ciudadano constructivo para aprovechar estos desequilibrios
éticos, democráticos, políticos, económicos y sociales, en una gran oportunidad
para impulsar un cambio más allá de lo electoral que haga posible una nueva
cultura política capaz de garantizarnos de manera sostenible unos resultados de
gobierno distintos a los hasta ahora logrados en democracia. En esa misma
dirección, hoy quiero referirme a 7 características comunes que debemos superar
como sociedad inteligente, presentes en el quehacer político partidista y el
quehacer gobiernero; las cuales nos vienen haciendo un daño estructural muy
alto, dispersándonos en el logro de los fines del estado: prosperidad,
seguridad y bienestar social. Ellas son:
1.Populismo
Una estrategia “caza bobos” para captar adhesiones y votos,
magnificando los intereses de la masa populares con soluciones mágicas e
inviables. Desprestigiando a los partidos políticos tradicionales para
justificar la creación de otros (nuevos). El pueblo se trata como esencia y fin
último. A la nación como comunidad amenazada por el imperialismo extranjero y
al Estado como agente de cambio. Las propuestas, demagógicas, ofrecen un alto
contenido social “igualitario”, garantías de derechos políticos y humanos pero
que al llegar al poder después no se cumplen por razones obvias.
2. Autoritarismo
Esa forma de ejercer la autoridad o el poder de manera abusiva,
con la cual hay que estar de acuerdo y obedecer siempre sus órdenes, sus
verdades.
3. El sectarismo.
Se refiere al irrespeto a la diversidad de pensamientos y acciones, a
la intolerancia, a la discriminación u odio frente a las diferencias percibidas
entre sus seguidores o grupos sociales, políticos o religiosos rivales.
4. La adulación.
Cuando los seguidores de estas autoridades o dirigencia, pensando en
obtener un beneficio, una ventaja, una oportunidad de poder dentro de la
organización y después en el poder, se dedican a alabarlas exageradamente,
reconociéndole todo el tiempo que son únicos, inteligentes y exitosos en todo
lo que predican y hagan.
5. Solidaridad incondicional.
Apoyo incondicional al líder, al dirigente o funcionario público frente
a causas o intereses ajenos o distintos. En las “buenas como en la malas”; no
importa la desviación o delito cometido; convirtiéndose este respaldo en un
derecho.
6. Soberbia.
Altivez, altanería, sentimiento de superioridad frente a otros;
provocando un trato distante o despreciativo. La ira o explosión del soberbio
ocurre cuando le contraen sus ideas, órdenes o instrucciones.
7. Exclusión.
Los que no se sometan a los dictamines de la autoridad, las medidas que
suelen tomarse van desde la suspensión o exclusión de participación hasta la
expulsión definitiva.
¡Manos al cambio, Compatriotas! Llegó la hora de la reivindicación de nuestra
dignidad humana.
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