Por Miguel Sanmartín
No hay recurso, estratagema,
instrumento o coartada institucional, tácticas empleadas de manera abyecta y de
modo más intenso en las últimas semanas, que el régimen rufián no se haya
permitido poner en práctica contra la dirigencia opositora y la sociedad civil
democrática, en su afán de perpetuarse en el poder. La guerra desatada contra
aquellos que tilda de “golpistas” y considera “enemigos” ha sido en todos los
frentes. Dialéctica, sicológica, judicial y vejatoria, sin faltar la tortura,
la agresión física y la cárcel. Para ello la cúpula intemperante ha desplegado
todas sus huestes. Incluso utiliza pandillas armadas que dotó de impunidad
“revolucionaria” para que arremetan contra manifestaciones pacíficas.
Las más recientes acciones
del régimen intentando sabotear -por todos los medios posibles e imposibles
también- la activación del referendo revocatorio presidencial son episodios
alucinantes. Desesperados. Gestos de angustia. De terror al resultado de la consulta
que sabe le resultará adversa. El soberano está indignado con la inepta y
corrupta cresta roja del poder supremo. No aguanta más el “Socialismo del Siglo
XXI”. Se cansó también de los discursos vacuos, pendencieros y excluyentes
transmitidos en cadena nacional de radio y televisión.
Tampoco cree más en dádivas
oportunistas. Ni en falsas promesas de redención, igualdad, inclusión y
justicia social. Ninguno de estos “ingredientes” de fidelización ideológica
está incluido en las bolsas discriminatorias vendidas por los CLAPs. El
soberano exige cambios en lo político, económico y social. Quiere comida porque
muchos están pasando hambre. Precisa medicinas para cuidar su salud y demanda
repuestos para reparar su cacharrita. Lo mismo que requiere jabón, champú,
desodorante y crema dental para asearse. En los hogares hace falta detergente,
lavaplatos, cloro, desinfectante, papel higiénico y también son indispensables
las toallas sanitarias que utilizan las damas de la familia. ¿Y para los peques
de la casa? Igualmente es una odisea obtener para ellos fórmulas lácteas
infantiles, cereal, compotas, pañales, cremas para la dermatitis y juguetes que
también necesitan para su crecimiento y desarrollo.
Consecuencia de la misma
desesperación e ira es el diario y recrudecido ataque verbal contra todos
aquellos voceros, internos o externos, capaces de expresar críticas contra el
modelo castrochavista y por la pésima gestión de gobierno causante de la
crisis; también contra los que levantan su voz para exigir un cambio de rumbo,
libertad de los presos políticos, independencia de poderes, respeto a las
libertades ciudadanos y, sobre todo, contra los que insisten en demandar la
realización este año del referendo revocatorio constitucional.
Todas son señales evidentes
de esa exasperación. Con ello reconocen su declive político (reflejado en las
encuestas) y demuestran el pánico que les produce la posibilidad de perder el
poder. De allí la utilización discrecional y abusiva que hacen (pa’ lo
que sean “buenos”) del CNE, el TSJ, la Fiscalía, los Tribunales Penales, la
Procuraduría, la Contraloría y el SEBIN; la desmesurada presencia de elementos
militares en roles de gobierno y su desmedido despliegue para impedir o
reprimir actividades políticas lícitas y pacíficas de organizaciones
opositoras; la detención y enjuiciamiento de estudiantes, activistas sociales,
dirigentes políticos y gremiales; las agresiones contra Julio Borges, Chúo
Torrealba, Luis Florido, Lester Toledo y otros líderes partidistas; la
obstrucción con piquetes policiales, militares y con ataques de colectivos
armados de las marchas de la oposición hacia las sedes del organismo electoral;
el saboteo de la gira nacional de Henrique Capriles (replicada con mítines del
tercero), así como las reiteradas amenazas presidenciales de disolver la AN y
enjuiciar a su directiva.
Dentro de esa misma
estrategia de saboteo se inscribe toda la gama de argucias desplegada por el
régimen y sus cómplices para dificultar los procesos de recolección y
validación de firmas y la incertidumbre sobre la posible fecha (se niegan a
fijarla) en la que se realizaría el revocatorio presidencial que rehúye la
argamasa regente. El referendo es el “coco” y el objetivo rojo es impedirlo a
como dé lugar: El motivo lo expuso clarito el tercero a bordo: “No está en
juego que Maduro continúe en el poder, se pone en riesgo la revolución”.
Más claro el agua, camarita.
06-08-16
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