Por Juan Francisco Alonso
Las denuncias que casi
centenar de organizaciones venezolanas de Derechos Humanos lanzaron contra la
actitud de las agencias de Naciones Unidas instaladas en el país, a las que
acusaron de “mantenerse al margen” de la grave situación que este vive debido a
la escasez de alimentos y medicinas y de no informar a sus superiores, parecen
haber surtido efecto.
El pasado miércoles, el
secretario general de la ONU, el
surcoreano Ban Ki Moon, en la que posiblemente sea su declaración más
contundente sobre Venezuela, aseguró que la nación suramericana se encuentra
sumida en una “crisis humanitaria”.
“Estoy muy preocupado por la
situación actual, en la que las necesidades básicas no pueden ser cubiertas,
como la comida, el agua, la sanidad, la ropa, no están disponibles. Eso crea
una crisis humanitaria en Venezuela. Toda esta situación está creada por la
inestabilidad política. Y antes que nada tiene que haber estabilidad política.
La ONU está lista para ayudar, pero las potencias y los organismos regionales
ya están comprometidos”, soltó en una entrevista con medios argentinos.
A Ban iba dirigida la carta
que hace dos semanas enviaron las organizaciones venezolanas de Derechos
Humanos, en la cual fustigaron la actitud de la ONU y en particular de las
delegaciones del Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), de la Organización Panamericana de
la Salud (OPS), de la Organización de Naciones Unidas para la
Alimentación (FAO), de los fondos de las Naciones Unidas para la
Población (Unfpa) y para la Infancia y la Niñez (Unicef); y
se preguntaron qué papel juegan en el país.
Pero antes de que el
secretario general se manifestara, ya se habían producido otros gestos que para
algunos de los firmantes de la misiva —como Feliciano Reyna, de Acción
Solidaria contra el Sida (Accsi)— revelan que la causa es la misma.
“Hace unos días un
representante de la Organización Panamericana de la Salud visitó el país, asumimos
que para recabar información”, comentó el activista, quien agregó que esta
misma semana se conoció del primer
pronunciamiento de la Unicef en relación con la crisis venezolana, el
cual, aunque calificó de “tibio y cauteloso”, saludó como un primer gesto.
La instancia encargada de
velar por los derechos de la infancia, en un escueto escrito de cuatro
párrafos, instó al Gobierno y a las organizaciones de la sociedad civil a abrir
“un diálogo” que pueda “aportar soluciones significativas y prácticas” a la
actual coyuntura y en el que “se considere como elemento fundamental el interés
superior del niño y su prioridad absoluta”.
Hasta la coronilla
Tras revelar que
representantes de las agencias de la ONU en el país comenzaron a
contactarlos para conversar, Reyna justificó la decisión de las organizaciones
civiles venezolanas de acudir a Ban ante el hartazgo por la actitud
complaciente de sus subalternos en la nación criolla.
“No es aceptable que esas
instancias digan que solo pueden utilizar información oficial, pero como el
Gobierno no se las da y no quieren utilizar la que nosotros, rigurosa y
profesionalmente, recabamos entonces tampoco salen a la calle a buscarla”,
dijo.
El hastío frente a las
omisiones de los funcionarios de la ONU en territorio venezolano también fue la
razón que Mercedes De Freitas, directora de Transparencia Venezuela, esgrimió
para suscribir la misma. “Aunque en un principio la firmamos 49 organizaciones,
para el fin de semana más de 80 se habían sumado y eso a juro iba a provocar
una reacción”, apuntó.
En su misiva al Secretario
General de la ONU, las agrupaciones venezolanas le exigieron tomar cartas en el
asunto para “evitar consecuencias irreparables en pérdidas de vidas y un mayor
escalamiento del deterioro de las condiciones alimentarias y sanitarias del
país”.
Foto: ACN
11-08-16
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