Por
Susana Morffe, 14/08/2016
Verdaderamente
que todos se cansan de la agonizante crisis. Es agonizante porque es cargarla a
cuesta mientras no se den los pasos para terminar de aniquilarla. Ella misma
nos está indicando que cambiemos, pero no de afuera hacia adentro, sino todo lo
contrario. Es sumamente desgastador continuar en una guerra declarada para
imponer modelos con cifras de muertos en ascenso que al paso producen
escalofríos. No es necesario para este momento revelar las cifras porque con
ellas no brindamos solución.
Sin
embargo, países incrédulos y otros conscientes
de la realidad de Venezuela, dan cuenta de lo bajo que hemos caído.
Estamos siendo avergonzados y la solución sana para levantarnos es terminando
con los errores que hicieron posible la ruina del país.
El
hecho de considerar a Venezuela el segundo país más violento del mundo, un poco
más reciente publicar que Venezuela se está muriendo, como titular de la
portada en la revista “Time”, es suficiente maltrato para quedar avergonzados.
No
son descabelladas tales apreciaciones, pero los dementes del régimen son los
que no se dan cuenta que en esta trampa los más creídos, arrogantes y
predicadores de supuestas soluciones de empachos, son los primeros que deben
procurar el cambio en su zona endógena.
A
veces, tenemos que aprender de los grandes pensadores y hay uno que no pierde
vigencia en este siglo. Aristóteles decía: “Es en nuestros momentos más oscuros
cuando nos tenemos que centrar en ver la
luz”.
El
ejército destructor venezolano debe restituir el orden en el país y la única
manera de hacerlo es despojándose del poder que ostentan, para dar paso a la
voluntad del pueblo que exige un cambio en la coyuntural economía del país,
sometida mes a mes a los más desatinados proyectos, resoluciones y decretos,
descartando toda posibilidad de desarrollo y productividad.
La
palabra de Dios promete:”Volverán a tener toda la comida que deseen y alabarán
al Señor su Dios, que hace esos milagros para ustedes. Nunca más mi pueblo será
avergonzado.” Joel 2:24-26.
El
problema es que, muchos, con la lucha planteada por el poder no dejan
visibilizar la salida. Tenemos más de una década viviendo detrás de una cortina
de hierro que poco a poco ha ido mostrando su proceso de corrosión por las
ideas que fueron derrumbadas años atrás.
Ellos
destacan dándole la espalda al trabajo y el mejor ejemplo lo tenemos con el
pasante de la gobernación del estado Nueva Esparta, al declarar día de júbilo
no laborable una celebración religiosa. Prueba fehaciente del reposerismo
apabullante extendido en todos los organismos públicos y la parálisis existente
en el país.
Es
un reto lo que está planteado en el país, un enfrentamiento entre la ciudadanía
y el oficialismo. Si el liderazgo activo del país logró llegar a esa coyuntura
política, entonces debe asumir los cambios de forma integral. Estamos, sin
lugar a dudas frente a un nuevo ciudadano más exigente. El peligro siempre está
cerca.
Como
quiera que sea, junto a una gruesa mayoría de venezolanos, no queremos seguir
viviendo con padecimientos por la falta de todo lo que externamente nos han
estado quitando. Ahora tenemos que alimentarnos con decisiones de prosperidad y
bienestar y la única manera de tenerlos es buscarla dentro de cada uno. Ahí
está el potencial y la liberación de estas ataduras que nos impiden progresar.
Si
enfrentamos la peor crisis de la historia, también es el mayor desafío para
todos los venezolanos. Tenemos que decidir.
Hasta
Dios debe estar esperando por esa enorme decisión.
@susanamorffe
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