Luis Manuel Esculpi 16 de mayo de 2017
@lmesculpi
En una
reunión alguien comentó que Maduro había empleado una bala de plata, también
podría afirmarse contradictoriamente que era su último cartucho, o que se
estaba jugando a Rosalinda no exactamente en una tarde linda.
Vaciló
en acoger el consejo de los asesores -esta vez no cubanos, sino españoles – a PODEMOS recientemente no le ha
ido bien con esa asesoría. Sus dudas no provienen solo de ese hecho. La
proposición es riesgosa, no la adopta en
medio del sosiego y la comodidad. Se siente a la defensiva, solo confía en su
“primer anillo”, piensa que ellos igual no tienen regreso. Tendrá que sortear
las diferencias y contradicciones entre su círculo más próximo. Le seduce el argumento que retomará la
iniciativa perdida.
Tendría
que apelar a cualquier ardid para argumentar la necesidad de una Constituyente
para redactar una nueva Constitución que sustituya a “la mejor del mundo”, que
el pueblo no decida su convocatoria, ni sus bases comiciales, ni tampoco la
apruebe en referéndum, tal como ocurrió en el proceso que dio origen a la
vigente.
Está
consciente que le generará problemas con el chavismo tradicional que no le es
afín, pero está evadiendo contarse, sabe que en cualquier elección que
participen sufrirían una aplastante derrota. Sin embargo tendrán que hacer el
aguaje y proclamar que están deseosos de realizar elecciones, pero no le
ordenará a las damas del CNE que
elaboren el tan solicitado cronograma electoral.
La
Constituyente de Maduro tenía como un
objetivo de primer orden el posponer incluso los comicios que
constitucionalmente deben realizarse el año próximo, sin embargo allí se ha
visto en la obligación -al menos en el discurso- de dar un paso atrás; se filtró que en la reunión con los Generales
para hablar de su Constituyente, afirmó: “en el 2018 habrían elecciones
presidenciales”, luego lo declaró públicamente.
La
Mesa de la Unidad ha propuesto la conformación de un frente muy amplio que
integre diferentes sectores sociales y políticos en defensa de la Constitución
y por el restablecimiento de su plena vigencia, una excelente iniciativa que
debe incluir a todos los factores disidentes del oficialismo. Ese frente
pudiera ser un catalizador efectivo para el encuentro de nuevas disidencias, de
allí que un factor clave sea la amplitud de visión que sea plasmada en su
conformación, junto a dirigentes estudiantiles, sindicales, populares, gremios,
académicos etc. Sería una expresión de la sociedad en contraposición con la
estrecha óptica de la camarilla gobernante.
La
calle tiene que ser orientada por la política para poder avanzar exitosamente,
más allá del coraje demostrado en estas luchas, de la audacia -incluso
temeridad- en el despliegue de acciones, de lo masivo de las movilizaciones es
imprescindible favorecer el desarrollo de las contradicciones en el eje
dominante, que aflorarán con mayor fuerza en la medida que la crisis es su seno
se agudiza.
Frente
a esas contradicciones hay que actuar también con inteligencia y audacia, la
reacción visceral e intemperante no posibilita la evolución de los sectores más
sanos que a nivel popular existen y son fundamentales para alcanzar el cambio
político. Nuestra conducta debe contribuir a disipar los temores existentes en
esas capas de la sociedad. Formalmente todos afirmamos la importancia de
desvencijar el apoyo a la esfera dominante, sin embargo apenas surgen algunas
manifestaciones divergentes el comportamiento -especialmente en las redes
sociales- no se corresponde con el señalamiento formal.
Es
hora de la reflexión para orientar la acción en consonancia con la definición
de estrategia y acorde con las inmensas potencialidades del movimiento.
Valorando la pasión, lo intrépido y el arrojo demostrado en la calle, la
dirección política tiene el deber de cumplir con su rol ineludible, no es una
labor simple, ni sencilla, dada las
características particulares de la coyuntura, al contrario comporta diversas
complejidades pero no puede renunciar a la conducción del proceso. Con razón Einsten dijo alguna vez
que la política era más difícil que las matemáticas.
@lmesculpi
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