Por Luis Pedro España
El gobierno se ha sacado de la
manga un nuevo truco para tratar de mantenerse en el poder, a pesar de que 80%
del país desea salir de Maduro. Es una jugada arriesgada, casi demencial. Reta
a la cultura democrática venezolana, a la institución del voto, al principio no
censitario y mucho menos corporativista de la representación política, tratará
de cambiar nuevamente la división político territorial del país e inventará
prácticas de postulación arbitrarias calificadas de protagónicas y populares.
Juega con la inteligencia de
los militares, con cantos leguleyos, para disipar temores sobre las evidentes
responsabilidades que contra los principios básicos de la democracia tiene esta
propuesta fascista que, entre otros peligros y de avanzar la iniciativa, podría
convertir a los “camisas negras” (hoy rojas) en parte de los cuerpos represivos
del Estado.
Pretende chantajear a los
empresarios, como lo hizo en su momento el fascismo italiano, invitándolos a un
coro de privilegios si forman parte de la constituyente económica, mientras que
emplaza a los obispos a que formen parte de la iniciativa, al menos dándole
audiencia, chapeando con el papa Bergoglio.
Muchas más serán las
iniciativas. Reuniones con jóvenes, indígenas, amas de casa, deportistas,
trabajadores, campesinos (y siga usted sumando), tratando de incorporar en
partes una totalidad que no puede ser segmentada, sino con la oscura y fascista
intención de excluir a la inmensa mayoría del pueblo, para que una minoría se
salga con la suya, eso sí, embadurnado la iniciativa con conceptos y preceptos
jurídicos, de la autoría de un personaje que quiere pasar a la historia como el
Vallenilla Lanz de estos tiempos.
En realidad, lo que estamos
viendo, desde que el truco constituyente se anunció el 1° de mayo, es la puesta
en escena de lo que será el anuncio de las bases comiciales para elegir la
asamblea nacional constituyente sectorial y territorial.
Obviamente, aún no conocemos
el tamaño de la charada que prepara el CNE, pero tiene que ser una de tal
tamaño que le permita diseñar unas elecciones donde la regla sea que quien gana
es la minoría. ¿Cómo hacerlo? Fácil, los fascistas lo inventaron hace muchos años
y luego de eso todos los totalitarismos de todos los tipos y pelambres los han
imitado con sus respectivas variantes.
Se trata de instaurar una
nueva forma de representación política. Ya no será ni proporcional, ni
universal y mucho menos directa. Será por pedacitos, por segmentos, sectores
dirán, por grupos que además son del oficialismo o que para postularse
previamente hay que ser parte de ellos, o que hay que contar con el permiso de
acreditación del CNE y sus arrítmicas velocidades para tramitar lo propio de lo
ajeno.
Pero como este fraude a la
democracia y despropósito a la inteligencia, no solo puede mostrar la cara del
corporativismo de los tiranos, inventó otra representación de tipo territorial.
En ella, habrá una sobrerrepresentación de los municipios más pobres y
dependientes de las migajas del gobierno, ni que decir si se atreven a
reconvertir en comunas la división político-territorial del país. De esta
forma, la “cámara de representantes territoriales” estará compuesta por una
minoría de votos convertida en mayoría de constituyentistas.
Vamos camino a la estafa más
espectacular que se haya vivido en el continente, a un nuevo y grotesco
episodio de leguleyismo tiránico. Vamos al intento de una camarilla de
funcionarios enriquecidos y de unas cúpulas en el poder de perpetuarse a
expensas del hambre, la crisis y el descontento de la inmensa mayoría de los
venezolanos.
No lo van a lograr. Y para
aquellos que forman parte de los aparatos de poder, que son los apoyos claves
del régimen más desprestigiado de la historia reciente del país, quienes son
los que pueden detener este truco a tiempo para entonces dejar que sea la
Constitución de 1999 la que siga marcando la hora de los cambios, es bueno que
recuerden que no hay tiranía posible que pueda gobernar si 80% del país no los
quiere. Este es el caso del gobierno, y seguir avanzando en lo imposible es
solo continuar con el dolor y hacia escenarios trágicos para todo el país, pero
en especial para quienes tuvieron en sus manos la posibilidad de detener esta
locura, y no lo hicieron.
11-05-17
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