Papa Francisco 13 de mayo de 2017
Evangelio según San Juan 14,7-14
El Padre y Jesús son uno: "Si ustedes me conocen,
conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto. Felipe
le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta. Jesús le respondió:
"Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me
conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: "Muéstranos
al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí?
Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las
obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos,
por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo
hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y yo haré todo lo que ustedes
pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me
piden algo en mi Nombre, yo lo haré" Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco:
Jesús dijo que quien lo veía a Él,
veía al Padre. Dice precisamente: «Sí, Padre, porque así te ha parecido bien».
Y «nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quien es el Padre sino el
Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Al Padre, sólo el Hijo lo conoce:
Jesús conoce al Padre. Y así, cuando Felipe fue hacia Jesús y dijo: “muéstranos
al Padre”, el Señor le responde: "Felipe, quien me ve a mí, ve al
Padre".
En efecto, es muy grande la unión
entre ellos: Él es la imagen del Padre; es la cercanía de la ternura del Padre
a nosotros. Y el Padre se acerca a nosotros en Jesús.
En el discurso de despedida, tras la
Cena, Jesús repitió muchas veces:
"Padre, que todos sean uno, como
tú en mí y yo en ti".
Y prometió el Espíritu Santo, porque
precisamente el Espíritu Santo es quien hace esta unidad, como la hace entre el
Padre y el Hijo.
Esto es un poco para acercarnos a
este misterio de Jesús. Pero este misterio no quedó solamente entre ellos, se
nos reveló a nosotros.
El Padre, por lo tanto, fue revelado
por Jesús: Él nos hace conocer al Padre; nos hace conocer esta vida interior
que Él tiene. Y ¿a quién revela esto, el Padre?, ¿a quién da esta gracia?
La respuesta la da Jesús mismo, como
dice san Lucas en su Evangelio: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has
revelado a los pequeños».
Por ello sólo quienes tienen el
corazón como los pequeños son capaces de recibir esta revelación. Sólo el
corazón humilde, manso, que siente la necesidad de rezar, de abrirse a Dios,
que se siente pobre. En una palabra, sólo quien camina con la primera
bienaventuranza: los pobres de espíritu. ( Homilía en Santa Marta, 02
de diciembre de 2014)
Oración de sanación
Jesús mío, gracias por
tu Palabra sanadora porque a través de ella, llenas de fuerza mi vida y me da
ánimo para seguir siempre firme en tu amor y para cumplir la voluntad del Padre
que me ama.
Tú pasaste por este
mundo haciendo el bien y me mostraste al Padre en las obras que realizaste,
asegurándome que Él nunca me abandonará y que nada puede apartarme de su amor
Creo verdaderamente
que el Padre está en Ti y Tú en el Padre, y que junto al Espíritu Santo nos
hiciste partícipes de las bondades celestiales, regalándonos la bendición de
estar hechos a tu imagen y semejanza.
Ven Señor y dame la
gracia de la conversión verdadera, esa conversión que empuja al corazón a
donarse en amor hacia el otro, que se olvida un poco de sí mismo y se libra del
ego y la vanagloria.
Sé que Tú me amas y lo
haces en extremo, es por ello que recurro a tu amor y a tu bondad para que me
quites todos esos miedos que me atan a una soledad fría y desconsolada.
Me entrego ahora con
confianza a tu providencia, a tu amor de Padre que actúa con poder en mi
corazón y lo prepara para salir adelante en los nuevos desafíos que cada día se
me presentan
Que pueda desde ya
sentir tu protección y que la fuerza de tu Espíritu Santo se vea derramada en
mi vida y sea el motor de todas mis acciones
Gracias Señor, por el
regalo de la vida, por la libertad y por el poder que me das para alcanzar las
metas que me he propuesto
Propósito para hoy
Esforzarme por ser discreto y
respetuoso en mis conversaciones y acciones, haciendo el bien sin esperar
recompensa y sin limitarme por el qué dirán de los demás.
Frase de reflexión
"Los sacramentos, especialmente
la Penitencia y la Eucaristía, son momentos privilegiados para el encuentro con
Cristo". Papa Francisco
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