Por Luis Ugalde S.J.
Las repúblicas realmente
democráticas se constituyen por un pacto de sus miembros con consensos
fundamentales sobre los derechos humanos de todos y cada uno, los objetivos del
bien común de la república con derechos y deberes y reglas de juego obligantes.
El consenso libre de la mayoría es indispensable para constituir la república.
Una verdadera asamblea constituyente expresa ese pacto entre diversos y
constituye y funda la República. Hoy en Venezuela no tenemos ninguna Asamblea
Constituyente originaria, pues ésta no fue convocada por el pueblo; único que
tiene poder para ello. Lo que tenemos es una Asamblea Dictatorial Constituida,
convocada por decisión dictatorial de Maduro violando la vigente Constitución.
Como ellos han confesado, esta Asamblea no es para acordar consensos, sino para
imponer una minoría y “aniquilar” a la Fiscal, a la AN y a cuanta institución y
persona no sea de su agrado. Los dictadores tienen este tipo de asambleas
constituidas por sus serviles para imponer su voluntad. Esta de Venezuela se
forma en contra de la gran mayoría (por lo menos del 85 % que no la votó).
Estamos en un carnaval esperpéntico con más de 500 personas disfrazadas de lo
que no son, disfrazadas de “constituyentes demócratas”. La dictadura inventó
arbitrariamente unas bases comiciales, encasillando a la población en
compartimentos y obligándola a votar corporativamente, violando el voto libre,
secreto y universal consagrado en la Constitución. Al Régimen no le resultaba
difícil ordenar a su CNE que al menos duplicara el número de votantes para así
decir que se superó la manifestación democrática del 16 de julio y que se
alcanzó milagrosamente la mejor votación de Chávez. El fraude confesado por
Smartmatic le pone la guinda a la torta.
Ese es el carnaval. Volvamos
ahora al miércoles de ceniza que nos recuerda que todo esto es polvo y en polvo
se ha de convertir: a la vista de todo el mundo está el fraude monstruoso y la
inocultable verdad de la gente desesperada, con hambre, sin medicinas, con unos
bolívares que no valen, con represión brutal que mata y con empresas
productivas en agonía. Ni del gobierno de Maduro, ni de esta Asamblea
Dictatorial vendrán los necesarios y urgentes cambios sociales y de política
económica, ni se logrará el apoyo internacional indispensable. Sólo un nuevo
gobierno de transición (que no es gobierno paralelo), con rescate de la
democracia y decidido cambio de modelo político, económico y social y acuerdos
básicos de unidad nacional, puede traer respuestas y atender de inmediato las
urgencias humanitarias y productivas.
Hay que presionar para lograr
el diálogo y la negociación verdadera con la inmediata apertura humanitaria
internacional, la reposición de la agenda electoral completa, la libertad de
los cientos de presos políticos y la plena restitución constitucional de la AN
y el reconocimiento de la Fiscalía autónoma y democrática. Los demócratas (con
toda su variedad y amplitud) necesitan entrar en una fase internacional nueva y
efectiva con una unidad de salvación nacional y un gobierno de transición
dedicado a estas tareas ineludibles para poner las bases de unas elecciones
libres en el plazo de unos meses. ¿Y la Fuerza Armada? ¡Qué vergüenza!
Elecciones regionales y cambio
de régimen. Probablemente no habrá en diciembre las anunciadas elecciones
regionales que el gobierno robó el año pasado y está obligado a devolverlas.
Ahora las anuncia como una maniobra para dividir a la oposición democrática
(entre inscribir o no) y esta semana hay que inscribir candidatos. Unos
lógicamente no quieren ir a esas elecciones sin nuevo CNE y sin cambios y
garantías, otros con razón alegan que sería un gravísimo error abstenerse y
regalar a la dictadura esos centenares de espacios de poder con millones de
personas descentralizadas en todo el país. Se necesita de inmediato un acuerdo
unitario. La oposición, sin dejarse dividir por el régimen, debe inscribir sus
variados candidatos y continuar su lucha por el cambio de régimen y del
vergonzoso CNE y por la formación de un gobierno nuevo de unidad nacional. En la
vida no siempre se elige entre el bien y el mal; con frecuencia se nos presenta
el dilema entre dos males y hay que escoger el mal menor. Si en definitiva el
régimen se ve obligado a hacer esas elecciones en diciembre, los demócratas
podrán hacer las primarias entre los que ahora se inscriban. Está demostrado
que se pueden ganar elecciones a este régimen y CNE tramposos, si se trabaja
bien en las mesas con testigos, actas, auditorias etc. Será buena ocasión para,
con una formidable movilización nacional, arrebatar al régimen decenas de
gobernaciones y centenares de alcaldías. Lo peor de todo ahora sería una
mayoría democrática sin liderazgo capaz de ponerse de acuerdo de inmediato y
dar la pelea en los dos frentes (eventuales elecciones y cambio de régimen) a
la vez y compartir con la población el sentido de esta dualidad.
09-08-17
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