Por José Guerra
El gobierno anunció que ya no
va a seguir utilizando el dólar como moneda para sus principales transacciones
de la economía y tiene la intención de emplear el yuan de China y la rupia de
India para el comercio exterior. Igualmente expresó que suspende las subastas
el Dicom hasta que la empresas abran sus cuentas en yuanes y rupias. La causa
no es esa, sino que se agotaron los dólares y no tiene que ofertar.
Esa decisión lejos de
ayudar va a complicar las cosas. En primer lugar, el principal comprador
de petróleo en Venezuela es Estados Unidos quien lo paga en dólares y el
petróleo no está incluido entre las sanciones que aplicó la administración de
Trump. Por otra parte, es altamente complicado fijar la cotización del
bolívar respecto al yuan o la rupia, porque no hay sufrientes transacciones con
esos países y además porque esas monedas no son aceptadas en la mayoría de los
países. No va ser fácil encontrar bancos corresponsales para realizar esas
operaciones con dos monedas que todavía no se utilizan como monedas de reserva.
Un caso sencillo ayuda a explicar la situación planteada. Suponga a una persona
que importe un producto de Ecuador que es un país dolarizado y le asignan
yuanes. En Ecuador no le van a recibir esos yuanes y necesariamente va a tener
que convertirlos en dólares o euros y pagar las comisiones bancarias con lo cual
se le encarecen los costos de operación. Si es a una persona natural a quienes
le asignan las rupias o los yuanes, en ningún país de América o Europa le
aceptaran esas monedas, con lo cual en los hechos se les impedirá viajar
El yuan no es una divisa totalmente
convertible porque los mismos chinos no lo han querido para con ello tratar de
evitar que su economía esté expuesta a las fluctuaciones cambiarias típicas de
los mercados de monedas. Si Venezuela recibe en pago yuanes por las
exportaciones de petróleo destinadas a China, va a quedar a atrapada y
solamente podrá comprar productos hechos en China porque en muy pocos países
aceptan al yuan. De esta manera, la situación económica y de abastecimiento
lejos de aliviarse puede complicarse todavía más.
Adicionalmente, al suspenderse
las subastas de Dicom, con todas sus deficiencias y por tanto restringirse la
entrega de divisas, el dólar se hará más escaso con lo cual su precio va a
seguir aumentado. En consecuencia, esa medida del gobierno pareciera que no fue
pensada adecuadamente porque sus efectos van a ser contrarios a los objetivos
que se han planteado.
11-09-17
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