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lunes, 1 de enero de 2018

Cuánta Casualidad por @DiarioTalCual


Por Carlos M. Montenegro


Para los que me leen y los que no, les deseo un mejor año

Adolf Hitler tras la Primera Guerra Mundial, entró en el incipiente Partido Obrero Alemán (DAP) el 12 de septiembre de 1919. Un año después cambió su nombre por Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, comúnmente denominado Nazi. A principios de la década de 1920, el DAP había crecido hasta más de 100 miembros, y Hitler recibió su carnet n° 555; organizó la Ordnertruppen, una brigada de “protección de sala” que se conoció con el nombre de “División de Gimnasia y Deporte”. Es muy probable que su propósito principal fuera mantener el orden en los mítines nazis y expulsar a quien los perturbara, pero no tardaría en extender sus atribuciones.

Ascendió en los primeros años de existencia del partido a un lugar prominente por ser uno de sus mejores oradores y no tardó en exigir a los otros miembros que lo hicieran líder, con la amenaza de abandonarlo, cosa que le concedieron. En parte le ayudó su habilidad para convencerles de utilizar la violencia para avanzar en sus objetivos políticos, reclutar más miembros que compartieran este deseo y tomar el poder rápidamente; implantó el tono violento del movimiento nazi cambiando al Ordnertruppen, la “protección de sala”, por la sección paramilitar Sturmabteilung, literalmente “Destacamento Tormenta” o SA (sección de asalto), que funcionaría como una organización tipo milicia del Nsdap. A los miembros de las SA se les conocería como “camisas pardas”, para diferenciarlos de los “camisas negras” de Mussolini en Italia, de donde Hitler copió el concepto para las SA.

Por entonces la Baviera católica confrontaba al gobierno protestante de Berlín, y Hitler pensó que podría con su partido ayudar a fomentar una revolución bávara, usando el descontento popular como trampolín para hacerse con el poder. Y se decidió a dar un golpe al estado, el Putsch de Múnich de 1923. Pero ese primer intento fracasó y fue encarcelado junto con otros dirigentes, aunque traería sus frutos. Hitler utilizó ese tiempo para escribir Mein Kampf  (Mi lucha), que plasmaba su pensamiento y que acercaría a Hitler a las masas, humilladas por el tratado de Versalles, entusiasmándolas, pues argumentaba que Alemania necesitaba un hombre de hierro, un Führer (guía),  para rehabilitarse y reconstruir el imperio de la raza aria, al que las democracias europeas con su afeminada ética judeo cristiana no se atreverían a enfrentar​.


Al salir de la cárcel fue cuando decidió cambiar la táctica para alcanzar el poder, esta vez sería a través de medios “legales”.      A mediados de la década, el partido entró en una lucha electoral en la que Hitler participó como orador y organizador y a  finales de los años 20 y principios de los 30, los nazis consiguieron suficientes apoyos electorales para convertirse en el mayor partido político del Reichstag. La combinación de agudeza política, capacidad de engaño y astucia de Hitler convirtió, como en un juego de ilusionismo,  la mayoría simple del partido nazi, en una alternativa de gobierno para la debilitada y corrupta República de Weimar.

A partir de este momento los acontecimientos se sucedieron rápidamente, Hitler, en la cresta de la ola de su popularidad, apoyándose en una envenenada propaganda diseñada por su ministro Goebbels*, con interminables discursos transmitidos en cadena por radio a todo el estado, junto a una violenta campaña de terror en las calles, tomó la iniciativa y dando una serie de golpes de mano, ilegales, que la oposición no pudo digerir, fue haciéndose gradualmente con todo el poder del Estado alemán. La secuencia fue más o menos como sigue:

El 30 de enero de 1933 Hitler fue nombrado canciller por el anciano presidente Hindemburg.

El 2 de febrero el consejo de ministros preparaba las nuevas elecciones para el 5 de marzo.

El 4 de febrero apareció una disposición de emergencia que otorgaba al gobierno la capacidad de prohibir manifestaciones públicas y publicaciones a los partidos que se presentaban a dichas elecciones.

El día 6 se ordenó la disolución del parlamento prusiano mediante otra disposición de emergencia. Intervino a la Policía abriéndola para que los cuerpos de las SA y las SS se integraran como cuerpos auxiliares en la misma.

El día 24 la central del Partido Comunista de Alemania (KPD) en Berlín fue tomada por los agentes de la policía. Sólo en los primeros días de febrero fueron asesinadas quince personas y más de un centenar fueron heridas.

El 27 de febrero los nazis incendiaron el Reichstag (Parlamento) que les sirvió de excusa para continuar con su labor criminal y terrorista: esa misma noche fueron detenidos cuatro mil funcionarios, especialmente del KPD. Se tomaron las sedes del Partido Socialdemócrata de Alemania (SDP) y las redacciones de varios periódicos opositores.

El día 28 se aprobaba un nuevo decreto de emergencia, el conocido como “Para la protección del pueblo y del Estado” complementado por la disposición “Contra la traición al pueblo alemán y las maquinaciones de alta traición” que invalidaba los derechos fundamentales, las libertades civiles y ampliaba la pena de muerte. Más de diez mil personas fueron detenidas desde el decreto del día 28 hasta mediados de marzo.

En medio de ese desastre, sin garantías de ningún tipo, con los derechos fundamentales y libertades civiles suspendidas y los demás partidos, especialmente el SPD y KPD, perseguidos y sus miembros detenidos o asesinados, Hitler llamó a elecciones que se llevaron a cabo el 5 de marzo de 1933. Los nazis obtuvieron 288 de 647 escaños pero pudo formar gobierno con los centristas y nacionalistas. Los días siguientes se dedicó a asediar y ocupar los edificios oficiales, perseguir a las autoridades, jefes de policía, alcaldes, gobiernos regionales que no perteneciesen al partido nazi, y obligarles a su dimisión. Finalmente, el día 23 de marzo se aprobaba la Ley Habilitante de 1933 por la cual:

1º: El poder legislativo pasaba del Reichstag al gobierno del Reich, o sea a Hitler.
2º. Se trasladaba el derecho de promulgar las leyes del presidente Hindemburg  al canciller del Reich.
3º. Ampliaba los poderes absolutos del ejecutivo para poder modificar la constitución.
4º. Se extendía la validez de la Ley sobre determinados acuerdos con países extranjeros.
5º. Limitaba la validez de la Ley Habilitante a cuatro años tras la promulgación.

El rizo se rizó cuando Adolf Hitler al día siguiente, 24 de marzo, pidió al Reichstag que se habilitase una ley para darle plenos poderes “temporalmente” para acabar con la inestabilidad en el país, (creada por él). Se la otorgaron, y esta ley le permitió gobernar durante cuatro años en un estado de emergencia; lo primero que hizo fue eliminar el resto de partidos, con lo que el partido nazi se presentaría  en solitario a las próximas elecciones.

Los nazis no sólo utilizaron recursos estatales en su campaña, el 20 de febrero el Canciller Hitler y sus ministros Göring y Hjalmar Schacht, se reunieron con unos veinte industriales, entre los que destacaban Fritz Thayssen (acero) Gustav Krupp (armamento), El Nobel Carl Bosch (IG Farben química) y Kurt Schmitt, de la financiera  Allianz). En esta reunión, Hitler prometió contratos para reconstruir el Ejército, Marina y Aviación, y eliminar a los marxistas . También les aseguró que sin importar el resultado de las elecciones, no entregaría el poder y que permanecería en el mismo utilizando “otros medios” y “otras armas”. Göring, por su parte, solicitó un sacrificio monetario a los industriales, informándoles que después de estas elecciones pasarían diez años hasta las siguientes, o incluso hasta cien años. A la mayoría los usó y engañó. Algunos fueron juzgados en Núremberg pero casi todos se libraron a pesar de su parte de  responsabilidad muchos millones de muertos.

Tras una combinación  de  tejemanejes a base de violencia, terror, falsedades, demagogia y la indiferencia pusilánime de las potencias europeas, vemos cómo Hitler llegó “legal y democráticamente” al poder

Con todo el poder a su disposición, Adolf Hitler empezaría a manejar un aparato demoledor para adoctrinar desde las escuelas, comprar conciencias y cambiar perspectivas históricas. El Führer logró convencer a toda Alemania de que él era el salvador del país ante la grave crisis que se vivía en Alemania y en el mundo, producto de la resaca que dejó la Gran Depresión. El partido Nazi se radicalizó y la oposición en Alemania fue desbaratada mediante el proceso denominado Gleichschaltung (eufemismo de “nazificación”).

No hay que ser muy sagaz para comprobar que con solo invertir los polos (derecha por izquierda o viceversa) el manual sirve para todos los  tiranos. Se sigue usando y me temo que se seguirá practicando, porque al parecer les funciona.

* En este link verán brevemente cómo lo tenía de claro Joseph Goebbels.


31-12-17




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