Por José Eduardo Orozco, 15/01/2018
Hoy, en pleno siglo
XXI, nuestra hermosa nación en otrora, con excelente potencial de crecimiento
social, económico y oportunidades para propios y extraños, se hunde entre la
desidia, las desproporciones politiqueras, corrupción, narcotráfico,
inmoralidad y burla gubernamental.
Una dolorosa realidad
golpea el corazón, la mente y el futuro, cuando nuestros jóvenes abandonan sus
familias buscando, en otras tierras, mejores oportunidades y los menos
afortunados, se quedan viendo su propio mañana de manera incierta al sentir a
su lado el fantasma del hambre, la escasez, inseguridad y la probable muerte
por falta de medicamentos.
Triste es que la nación
de mayor potencial, por sus recursos minerales y puerta de América Latina:
Venezuela, agoniza como consecuencia de la estafa producida por quienes la han,
más que gobernado, saqueado hasta sus entrañas; esa hermosa geografía que sirvió
de inspiración a poetas, autores y cantautores, hoy genera a nivel regional e
internacional lástima y comentarios de quienes en el pasado la conocieron y en
ella lograron sueños de vida, alegrías y felicidad.
Es increíble, y hasta
se convierte en pesadilla pensar y saber que, el territorio de mayor caudal
mineral de ésta parte del mundo, no ha tenido en toda su llamada historia
democrática, gobierno alguno que haya pensado y trabajado en proyectar a la
tierra del más grande parido en América: Simón Bolívar, Simón Rodríguez, de Andrés
Bello, Rómulo Gallegos, Fermín Toro, de Aquiles Nazoa, Andrés Eloy Blanco, de
Arturo Uslar Pietri, Jacinto Convit, Humberto Fernández Morán y de Simón Díaz
entre otros, como la mejor de Latinoamérica, porque todos, sin excepción,
ofrecieron por su falta de ética, compromiso, decencia, honestidad, respeto y
responsabilidad, espacios para la corrupción, el abuso de poder, las manipulaciones,
el tráfico de influencias, y en consecuencia, muchos son los que hoy navegan
entre la ignorancia, mediocridad, inmoralidad, irrespeto a las leyes
establecidas y hasta detrás de una bolsa o caja de comida.
Momentos duros,
difíciles y de sufrimientos vivirán aquellos que han ofrecido vidas trabajando
por sus familias y sociedad a través de una profesión y esfuerzos pero, no es
sano decaer, deprimirse ni oscurecer los sueños y pensamientos porque, otras
naciones que han sufrido hasta embates de guerra, hoy, son territorios que van
en franco y sostenido desarrollo social, político y sobre todo moral.
Si ampliamos la
visión, el entendimiento y razón para descubrir, saber o conocer el secreto del
éxito, de esos países que superaron descalabros sociales y morales que los
mantuvieron, en el pasado reciente, en constante colapso y al borde de
conflictos hasta de armas, seguramente encontraremos que su secreto, si así puede
así considerarse, estuvo en conocer, valorar e implementar para su gente y sin
demora, el único proceso que modela al hombre, que lo hace gente y configura
para la vida y sociedad: La educación.
Basta con leer para
conocer estados y dimensión de sorprendentes avances, que en materia de respeto
a leyes, comportamiento ciudadano, desarrollo tecnológico y político han
alcanzados naciones que en la actualidad compiten sana y sabiamente para dar
más y mejores oportunidades a sus habitantes y sin lugar a dudas, esos
crecimientos giran en torno al proceso mencionado que, centrado en valores y principios,
ha permitido que habitantes se conviertan sencillamente en ciudadanos y que
exhiban lo mejor a través de lo que hacen, valorándose así mismos y a sus
entornos.
Lo que si queda claro
hasta ahora es que, países que tienen al frente líderes proactivos y
convencidos que, el conocimiento es la única puerta al futuro, no producen
guerras, las evitan, y compiten entre ellos y el mundo con lo mejor de las creaciones
intelectuales de las personas que los habitan, razón por la que brindan a sus
jóvenes, a través de sistemas educativos actualizados, formación capaz de
ubicarlos en un nivel intelectual que les permite entender y asumir que los
avances son los que marcan y aseguran su participación a nivel global.
La interrogante con
la que se identifica este escrito: ¿Dónde está el futuro? Tiene sencilla
respuesta; donde hay transparencia política, decencia, honestidad, respeto,
responsabilidad, compromiso de los integrantes de una nación con la educación y
por sobre todo, humildad para aprender de los errores porque, como bien lo
escribió Paul Preston: “Quien no conoce su historia está condenado a repetir
sus errores”
Las sociedades que por
su pobreza mental, resultado de carencias formativas – educativas, han
convertido el abuso en derecho adquirido, implementado la viveza criolla y
abusos a estamentos legales establecidos como forma de vida, así como la
vulgaridad y desenfreno moral, jamás conocerán el significado de los términos
avance, desarrollo y el tiempo las devorará irremediablemente, hundiéndolas en
la pobreza y miseria.
No cabe duda que, si los
que constituyen la gran reserva moral queremos sacar a Venezuela de ese trance
social por el que atraviesa actualmente, producto de la inmoralidad y desaciertos
implementados por los profesionalmente menos indicados, los últimos de sus
promociones, opinadores de oficio, resentidos y hasta ignorantes en materia
política, económica y social, debemos salir del letardo superando temores
producidos por grupos criminales pagados para el mantenimiento de un gobierno
asistémico que no respeta la esencia y razón de la nación: La Carta Magna, y
sumar con el mejor de los esfuerzos, voluntades porque este país vale la pena
rescatarlo y demostrar el mundo que, los esfuerzos realizados por nuestros
próceres y por esos jóvenes caídos, como resultado de sus luchas por el rescate
de la libertad contra la tiranía existente, valieron la pena y porque en esta
tierra de gracia hay gente valiosa que sueña, desea, quiere vivir y trabajar
por un futuro mejor: por sus hijos.
Hay mucho por hacer
para construir una nación de gentes decentes y honestas y el caso amerita
esfuerzos, trabajo y porque no: sacrificios que quienes aman la libertad o, los
que la quieren conocer o disfrutar, deberán aportar desde ya sus mejores y más
valiosos esfuerzos.
M.Sc. José Eduardo
Orozco
Viena – Austria
15 de enero 2.018
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