Por Jorge Giordani
En el desarrollo del
pensamiento de los economistas clásicos, el problema de la renta de la tierra y
la distribución del excedente fue un tema de ineludible consideración.1
Tema que fue recogido en las
investigaciones sobre el caso venezolano, en particular, al analizar el
¨colapso del capitalismo rentístico¨.2
Cuestión que debemos
considerar como un elemento casi permanente de lo que ha venido ocurriendo en
el país, en especial, a la luz de la experiencia de gobierno, del período
1999-2012, donde se realizó un inaudito esfuerzo por tratar de cancelar la
deuda social, acumulada posiblemente desde los tiempos de la iniciación
venezolana a partir de 1830.
Del territorio cada vez más
reducido de Venezuela a partir de las pérdidas sucesivas del mismo hasta llegar
hasta nuestros días, y no se trata del más de un millón de kilómetros cuadrados
en tierra firme, y los otros 600 mil de aguas en el Mar Caribe, desde donde
proviene esa ansiedad de posesión física para cerca de 30 millones de seres
humanos en la actualidad; lo que planteamos acá, es lo que se encuentra por
debajo de la superficie que ha originado un provento económico que todos y cada
uno de los habitantes consideramos como de propiedad individual y personal, por
aquel simple y expresivo dictum ¨dame lo mío, con lo mío no te metas¨, la gota,
el chorro, o los barriles de hidrocarburos distribuidos en un per
cápita, idealizado, que aún hoy políticos que viven del oficio, se atreven
a declarar que se le entregue a cada uno, la propiedad indivisible de dicho
provento, sin haber dedicado la más mínima gota de sudor para tenerlo, al
extremo, ya cínicamente, al hablar y pretender la construcción de una sociedad
socialista donde ¨una suerte de ideal que es la sociedad sin más propiedad que
la sostenida por el esfuerzo del trabajo¨, no la que se imaginaban los
clásicos, sino la actual en tiempos modernos, del Socialismo en el Siglo XXI,
donde prive la lógica del metabolismo del trabajo y no la del capital.
Paradojas de la existencia
humana, en cuestiones que envolvemos fácilmente en la llamada ¨cultura
rentística¨ que permea hasta el propio ADN de la mayoría de los habitantes de
Venezuela.
Ser terrateniente territorial
de lo que se encuentra por encima del suelo, pero también lo que yace en el
sustrato de dicha superficie, eso sí, regalado, dado que lo reclamamos sin
oficio, de derecho inalienable, sin discusión alguna, cuando se exige la
propiedad individualizada, como si la hubiésemos trabajado a más no poder, en
el sentido también de otro clásico de la Economía Política, cuando afirmaba que
la RENTA era como ¨el cosechar donde nunca se ha sembrado¨.
Para que trabajar en ese mar
de abundancia de recursos naturales a nuestra disposición con poco esfuerzo y
conocimiento, si es que se puede devolver la aguja de los tiempos para regresar
a aquellos de los recolectores, de los cultivadores, de la agricultura, aún
cuando ya nos encontramos en el Siglo XXI y podemos seguir conformándonos con
¨darle palo a la piñata¨ de la renta de los hidrocarburos, y continuar siendo
igualmente felices o más en esta Tierra de Gracia, dotada de un desgobierno
cuya palabra al igual que la de los charlatanes más impropios, continúa
¨aprobando recursos inexistentes¨, con una giga inflación agobiante a los
bolsillos de quienes viven de su trabajo y de una remuneración salarial, con la
promesa de ser todos propietarios individualizados de una renta que nos
pertenece como verdaderos propietarios territoriales.
Propietarios territoriales
luchad por vuestros más genuinos intereses, ahora con más ímpetu dada la
aparición de la magia tecnológica, computacional y matemática, de una moneda
virtual descentralizada. Éxito y suerte en tan encomiable Misión. Cosas
veredes Sancho…
1 Asdrúbal
Baptista. Asdrúbal Baptista. Límites de la Economía Política.
Consideraciones acerca de una Ciencia Histórica. (Caracas. Editorial Panapo.
1996). (pp. 427-446).
06-01-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico