Julio César Arreaza 14 de enero de 2018
En
estos tiempos aciagos los obispos y el pueblo han estado sincronizados.
Mons.
Padrón cumplió una excelente gestión al frente de la Conferencia Episcopal.
La
iglesia se preocupa y ocupa solidariamente de la vida de nuestro pueblo: su
salud, su alimentación, sus medicinas, su seguridad, su empleo, su educación;
le duele la situación inhumana de los presos, comunes y políticos, aunada a la
pena de que el régimen impide a sus pastores visitarlos. Los oprimidos son la
mayoría del pueblo, sin distinciones de clase o ideología.
Desde
Cáritas, Invecapi y Apep la iglesia ofrece una ayuda efectiva en alimentos,
medicinas, educación y capacitación para el trabajo. La finalidad del Sistema
de Alerta, Monitoreo y Atención en nutrición y salud, es librar a los niños
comprendidos entre 0 y 5 años de edad de la desnutrición galopante. Y alertar
sobre los riesgos de predecibles enfermedades cerebrales que pueden causar
estragos.
Son
condenables los regímenes que ponen a las ideologías por encima de las
personas, y asumen el poder como dominación. La centralidad de la persona es la
clave, el hombre concreto de carne y hueso, historia, fe, esperanza,
sentimientos, desilusiones, frustraciones, dolores, heridas.
El
fracaso es rotundo, la raíz es el marxismo castrista. De esta ideología nacen
una política económica equivocada, científicamente desactualizada, técnicamente
superada e históricamente fracasada, una organización política de manifiesta
intención excluyente, una inclinación a perpetuarse en el poder.
La
lucha contra la corrupción fue el argumento en 1992 de los golpistas, para
irrumpir contra un gobierno legítimo y democrático. Lo que sucede hoy resulta
una burla trágica, porque el régimen no democrático en sus decisiones,
actuaciones y proyectos, tampoco es
legítimo en su desempeño.
La ANC
comunal cubana es un engendro estratégico de carácter político que no es ni
originaria, ni plenipotenciaria, puesto que lo originario es sólo el poder
soberano del pueblo.
La
política lo ha invadido todo. Si cambia la política, cambiará la calamitosa
situación del país. Prioritario es la reestructuración equilibrada del CNE y la
garantía internacional de las elecciones presidenciales libres, justas, y
confiables.
Contra
el régimen se vienen realizando manifestaciones de protesta, con destrozos y
saqueos de negocios, motivadas por el desabastecimiento de alimentos y
gasolina. Se desarrolla un proceso de convulsión social.
El
hambre no se logra resolver estructuralmente ni con bolsas de comida, ni con
bonos mensuales. Si, por una parte, son un paliativo, por otra crean hábitos de
mendicidad. Al desastre económico que padecemos, se añade la híper corrupción
del oficialismo. El pueblo se resiste frente a dictaduras y malos gobiernos.
¡No
más prisioneros políticos, torturados ni exiliados!
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