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jueves, 1 de febrero de 2018

Ingenuidad y redes sociales, por @owl15



Rufus Auctor 31 de enero de 2018
@owl15

En mi ciudad de origen (hay quien la llama pueblo), los vehículos se averían en plena vía como en cualquier otro sitio. Algo que sí es muy particular de allá es que al instante aparece un gentío en el que todos, absolutamente todos, vocean opiniones de cuál fue la causa de la avería y  cómo proceder. Con o sin conocimiento. Generalmente, lo segundo.

Traigo el cuento a colación  porque la manera como estamos usando las redes sociales va como que más o menos por la misma ruta: de repente todos nos volvimos periodistas, y todos opinadores y la inmediatez de Twitter y Whatsapp, tan tremendamente útil para muchísimas otras cosas, se termina volviendo contra nosotros y nuestras ideas, en especial si de política se trata. Y es que, ahora que  la comunicación fue  liberada por la tecnología, no parece que lo estemos aprovechando.

El ya manido tema de las fake news no parece alcanzar a usuarios que, bajo una fuerte incontinencia emotiva,  usan las redes como una mesa de Ping-pong, simplemente rebotando material cuya veracidad no verifican y cuyo contenido generalmente es el mensaje que el oponente desearía pasar para dividir al contrario. Ocurre en democracias funcionales y también en regímenes delincuenciales y su motor es tecnológico pero también  emocional, pues las informaciones que el oponente desea pasar sólo circulan si alguien las propaga.

 Ese alguien, sin buscar mucho, es cada uno de nosotros, si por pura visceralidad y sin  pensarlo mejor  reenviamos presurosos ese contenido (imagen, audio, comentario), a veces acompañado de  un insulto o una descalificación dirigido (casualidad?) a una figura... de nuestra  propia tendencia. Aquí se combinan buenas  intenciones e ingenuidad seráfica con fogonazos monumentales de perdida de la realidad.

Y es que las redes se volvieron para más de uno el vehículo de su  catarsis. Para ello, con mucha o con poca preparación, se asoman a diario a la pantalla del celular a echar para afuera lo primero que se les ocurre, evidenciando carencias preocupantes de sindéresis y sentido lógico. Aportes que,  escudados tras un “lo envío tal como me llegó” se tornan entonces en beneficio para la causa contraria, y a partir de allí no hay manera de bajarle la candela a esa olla. El comentario será leído en tiempo real por otro exaltado y ahí te va.

Por ello, malamente podría uno quedarse sin intentar al menos llamar la atención sobre  una  necesidad cada vez más creciente de dar a las redes el uso más correcto. Que sumen a la causa de uno sin sumar a la del contrario, por poner el caso.

Para terminar he de aceptar que, me guste o no,  la era de la información trae bajo el brazo la paradoja de que ahora ella, la información, nos llega en exceso y muchas veces muy mala.

Porque la labor informativa del periodista, respaldada por  documentación y objetividad de ideas,  pasó de actividad profesional sujeta a unos mínimos controles de calidad llevados en los medios especializados a  ejercicio masivo al alcance de quien tenga un celular.

 Por lo antes comentado, esa masificación,  también puede adosar a la información, buena o mala, una fuerte carga emotiva de la que deberíamos saber deslastrar. En este punto, gente conocedora del tema ha publicado (en redes, por cierto 😶) algunos “tips”para lidiar con esto, y que dejo como información general.

1.        Verificar la veracidad de toda “noticia” que vayamos a transmitir, y citar la fuente.

2.        Evitar  ‘primicias’ que ya traen comentarios que van o pueden poner en la picota a alguien del bando propio.

3.        Igualmente, noticias sobre algún desastre causado por el contrario, que  vengan acompañadas de un dulce “ y a todas estas, nuestra gente qué dice?’

4.        Al reenviar material, remitirnos al “link” o documento, tratando de quitarle comentarios si estos  negativos o altisonantes.`

5.        Las redes informan en tiempo real, eso debemos aprovecharlo pero enseguida documentarnos desde medios calificados. Y a veces es mejor esperar un poco a  que la noticia haya decantado.

Finalmente, en lo personal prefiero grupos donde se intercambian opiniones y aportes originales de cada integrante. El contenido en grupos así  es mucho más ameno. Por lo mismo, pongo distancia con grupos catárticos y tiendo a borrar contenidos desgañitados y altisonantes. Para loco me basto solo.

Rufus Auctor
@owl15

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