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viernes, 9 de marzo de 2018

¡No hay que votar! entonces ¿Qué hacer?, por @leandrotango




Leandro Rodríguez Linárez 08 de marzo de 2018

Lo primero a comprender es que estas “presidenciales” no son elecciones democráticas, al igual que la constituyente, regionales ni municipales, solo se enmarcan como meros actos gubernamentales. Desde el asesinato de revocatorio, de la manera más villanesca posible (jurídicamente hablando), el gobierno vía CNE, TSJ, y posteriormente ANC, fulminó la vía electoral, reemplazándola por actos donde impone candidatos, electores, resultados, utilizando para ello los recursos e instituciones que deberían ser del Estado, pero están secuestrados por el Psuv.

Tanto es el desespero del régimen por consumar estas “elecciones” con la actual desinstitucionalización que trata validarlas cambiando de fecha o reaperturando la inscripción al REP… sería simplificar la crisis, el problema es muchísimo más profundo, para poder darle legalidad y legitimidad a cualquier proceso electoral que permita la transformación positiva de Venezuela antes hay que hacer del CNE un ente imparcial, profesional y debe cesar en sus funciones la ANC.

El gobierno se encuentra parapléjico, desconoció la Asamblea Nacional legítimamente electa por el pueblo, como respuesta la comunidad internacional desconoció su ANC, es decir, el régimen deambula sin poder legislativo válido, lo cual es sumamente grave, fue merecedor de sanciones que lamentablemente afectan al pueblo, más aún, al momento que celebre el 20 de mayo la pantomima de presidenciales, la comunidad internacional también desconocerá al ejecutivo, dejando al régimen políticamente cuadripléjico, por su tozudez el pueblo sufrirá mucho más.

Sin embargo, ante los desmanes económicos producidos por leyes que buscan implementar el modelo castrista, la presión social nacional se incrementa, los venezolanos protestan por los cuatro puntos cardinales, presión que tiende incrementarse pues las secuelas de la cubanización arrecían, el gobierno insiste continuar aplicando su proyecto, a fin de debilitar la población, hacerla genuflexa al populismo salvaje, reducir al país a un gobierno único capaz de suplir las necesidades, no de ciudadanos, sino de militantes ¡Tétrico!

Ahora bien, para el gobierno se hace imprescindible lograr validar las presidenciales, le urge la oposición participe, pues el diseño de este proceso y la abstención generada por la desconfianza absoluta en el ente electoral, le brindaría el triunfo a Maduro pese a su precaria aceptación popular. Incluso, puede darse el caso que, ante la incesante presión nacional e internacional, el gobierno pudiera permitirse entregar la presidencia, sin embargo, bajo la sombra de la ANC y demás instituciones partidizadas, de nada valdría a los venezolanos un presidente distinto al gobierno, amen que asumiría casi un año después de las elecciones, tiempo que el régimen utilizaría para maniobrar, en conclusión: por la supuesta vía electoral el gobierno tiene asegurada la permanencia de su dantesco proyecto… al menos, alargarlo, con todo lo que implica.

El proyecto chavista fracasó hace rato, profundizó los errores de la “cuarta” y creó otros peores, permanece forzadamente en el poder a través de la violencia institucionalizada, pero su fin es inevitable. Validar la farsa electoral solo brindaría oxígeno a un régimen en extremaunción, no participar imprimiría velocidad hacía otro proyecto país, para lo cual solo hace falta el pueblo asuma su rol, elija nuevos gobernantes y nunca vuelva permitirles racionen, controlen o condicionen los derechos y garantías constitucionales ¡Así de sencillo y complejo!


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