Por Luis Ugalde S.J.
Se discuten fechas y
condiciones para la próxima votación con peligro de que la mayoría de la
población no tenga claro qué nos jugamos en ella. Lo que sí sabemos todos es
que la desesperada situación inhumana que vivimos va a empeorar. El gobierno,
convencido de que la tragedia va a aumentar, que la situación sigue empeorando
y que hay división y desaliento en los opositores demócratas, usa la ilegítima
y fraudulenta ANC “supraconstitucional” (!!!) para convocar la votación
presidencial para abril o mayo, inhabilitando a adversarios y negando las
imprescindibles condiciones básicas para una elección democrática.
¿Para qué la votación de 22A? Para
legitimar a Maduro y perpetuar en el poder al gobierno y su modelo político
productor de esta tragedia nacional. Quien manda sabe que con el control
absoluto del CNE y de todo el poder podrá proclamar un triunfo clamoroso y
atribuirse los millones de votos (¿7, 9 u 11?), según su conveniencia. Votación
para perpetuar al presidente y la tragedia nacional. Con ello anula la elección
presidencial libre, justa y transparente que, según la Constitución, debe ser
en el segundo semestre para que haya seis meses por lo menos entre la
convocatoria y la elección y esté razonablemente cerca del cambio de gobierno
en enero de 2019. Los maduristas saben que esa elección libre, con árbitro
equilibrado y las demás condiciones exigidas, la tienen perdida y repiten en
voz baja que comunista no entrega el poder por elecciones burguesas.
¿Qué queremos los demócratas
y los millones de desesperados? Elecciones democráticas y limpias para cambiar
de presidente y de modelo de miseria, restablecer la Constitución e iniciar la
reconstrucción del país y la reconciliación de todos. Los venezolanos
queremos votar, pero no para perpetuar al régimen y la pobreza de 87% de la
población, sino para cambiarlos. Queremos elegir, exigimos las condiciones
justas y presionamos nacional e internacionalmente con apoyo de los demócratas
de toda América y el mundo. Solo unidos y esperanzados podemos movilizarnos y
lograr la salida de esta tragedia. De ahí que sean absolutamente necesarias las
alianzas democráticas con unión de propósito. A eso responde la creación de un
FRENTE AMPLIO, que no es de los partidos, sino de toda la sociedad y de sus
organizaciones, también las políticas. El frente no es la MUD, pero tampoco es
contra la MUD, que incluye un conjunto importante de partidos. En el Frente
Amplio se incluyen los que vienen del chavismo, las diversas iglesias
cristianas y religiones. La Fuerza Armada es clave para el cambio y rescate de
la democracia; solo se le pide que cumpla lo establecido en la Constitución. La
Iglesia católica valientemente ha ido delante en la lectura evangélica de la
actual situación de penuria y muerte, que arrebata la vida digna a la mayoría
de los venezolanos. Recientemente el Consejo Evangélico de Venezuela, que
agrupa a iglesias cristianas no católicas, desautorizó una supuesta candidatura
evangélica de un pastor y denunció la existencia de presos políticos, exiliados
e inhabilitaciones…, “realidades estas que dan cuenta de una importantísima
lesión al régimen democrático en Venezuela”. Cuestionó la asamblea constituyente
y denunció la intención oficial con el tramposo adelanto de las elecciones.
Considera que una candidatura evangélica en estas condiciones y sin resolver
los problemas de alimentación, salud, seguridad y demás derechos civiles,
“resulta en una colaboración con la postura oficial que impide el logro de
condiciones que permitan generar confianza en toda la ciudadanía”. Alerta sobre
la “peligrosidad del tiempo presente en que se encuentra en juego no
solo el futuro sino la vida presente de tantos venezolanos que están
enfrentando la mayor tragedia social de su historia”.
Unidad para la democracia y
reconstrucción. Los partidos políticos son imprescindibles y muy
recientemente han dado pasos alentadores de unidad con el comunicado de la MUD.
El país lo celebra y espera que su proclama común avance rápidamente con
acción, programa y equipos para la reconstrucción. Pero seríamos hipócritas e
irresponsables si, luego de exigir unidad y acción a los partidos, los millones
de ciudadanos permaneciéramos pasivos y divididos. ¿Votar para qué? Para
elegir en el segundo semestre y cambiar de presidente y sustituir el funesto
modelo que ha destruido la vida de los venezolanos.
28-02-18
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