Por Luis Vicente León
La principal incertidumbre
política en este momento es si el grupo del chavismo, aún no sancionado, estará
dispuesto a buscar una salida que lo proteja a futuro, toda vez que, al cruzar
la línea roja de una votación ilegítima, se compran todos los tickets para
quedarse aislado y castigado o si, por el contrario, la revolución está
blindada y controla sus cuadros altos y medios y puede evitar divisiones y
miedos.
Hay también algunas
incertidumbres secundarias. Por ejemplo, la crisis económica podría generar una
implosión social que provoque una crisis de gobernabilidad y sea el disparador
del cambio. No es un escenario vacío, pero luce remoto. El gobierno tiene un
fuerte control social a través de los repartos de comida y bonos. La
penetración del carnet de la patria supera el 70% y los CLAP el 50%. La
oposición está fracturada y la gente más pendiente de sus problemas cotidianos
que de protestar. Podríamos ver también un escenario en el que Falcón se retire
antes de la elección. Pero, considerando que tiene números suficientes para
esperar una votación significativa, no parece tener sentido su retiro, pues él
ganaría ganando… y también perdiendo. Un retiro de Falcón tendría que estar
atado a la seguridad de que esa acción conllevaría a la implosión chavista
disidente y que la misma se vincularía a él en el futuro, lo cual luce más
remota que la posibilidad de que se vincule a él alrededor del resultado
electoral (reconocido o no).
Esto nos deja tres escenarios
más probables. El primero es que Maduro se reelija en esta votación, ya sea
porque la abstención le entrega el resultado, sin que deba hacer mayor
esfuerzo, o porque aplique una operación Jalisco. En cualquier caso se cruza la
frontera hacia una situación más difícil en términos internacionales y
aumentará la represión interna contra los adversarios actuales y potenciales
del presidente, pues su enemigo más importante, la implosión, seguirá vivito y
coleando. Si este primer escenario es el más probable, las rutas de evolución
del mismo son claras: a) la consolidación de una autocracia sin tiempo
definido, mucho más represiva incluso hacia el interior del chavismo; b) una
implosión futura del chavismo, pero por la vía clásica de cambio radical de
gobierno entre ellos, o c) una acción internacional dramática.
El segundo escenario es que
haya una votación relativamente elevada, lo que favorecería sin duda a Falcón.
El gobierno intentaría evitar el reconocimiento de resultados, pero el chavismo
emergente (civil y militar), temeroso del futuro, decide presionar el
reconocimiento del triunfo electoral de Falcón, quien les tiende puentes de oro
para producir una huida hacia delante. Se genera, entonces, el tan buscado
acuerdo entre fuerzas chavistas, militares y opositoras, validadas por una
elección. ¿Qué haría la comunidad internacional? Les guste o no, tendería a
respaldarlo. Sería un acuerdo que terminaría con la salida de Maduro y no tiene
alternativas a un desconocimiento (¿o se imagina ustedes al mundo pidiendo a
Falcón que rompa el acuerdo y le devuelva el poder a Maduro?)
Este segundo escenario es una
lotería. Su ocurrencia depende de que se alineen demasiados factores y no luce
el resultado de una acción planificada entre Falcón y el chavismo, sino más
bien el producto de una circunstancia impredecible.
Queda siempre el tercer
escenario. Que la votación sea tan contundente que sea imposible para el
gobierno ocultar el resultado sin un fraude tan masivo que genere una reacción
contundente de la sociedad y que esto lo lleve a la ingobernabilidad. Pero, en
ese caso, lo más probable es que la dinámica nos lleve al escenario dos, pues,
sin militares y acuerdos, no parece muy probable el cambio.
06-05-18
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