Por Arnaldo Esté
Se insiste en la necesidad de
unirse, organizarse y lograr un programa básico de construcción del país. Ha
surgido la idea, en diversas fuentes, de hacer la búsqueda y selección de un
candidato de la oposición para la Presidencia, con el recurso legal y
democrático de unas elecciones primarias.
Esto es posible y conveniente.
Se abriría un campo para la reflexión detallada y más profunda sobre el desastre
y las maneras de abordarlo y resolverlo. Tareas que cada precandidato tendría
que emprender y presentar con el apoyo de organizaciones de base y
especialistas adecuados. Sería un buen procedimiento para postergar las
malicias y los severos impedimentos que tienen los numerosos partidos para
comunicarse y llegar a acuerdos. Los candidatos tendrían la oportunidad de
emerger como dirigentes y presentar ofertas diversas para la necesaria
transición.
Se rescataría el necesario
optimismo y la emergencia de caras y liderazgos, en unas condiciones en las que
el fraude electoral ha golpeado mucho a la gente y se agrega, como otro dañino
componente, a la crisis general.
El considerable rechazo
internacional en la OEA y los procesos iniciados contra los autores de crímenes
de lesa humanidad (todo aquel acto tipificado como asesinato, exterminio,
esclavitud, deportación o traslado forzoso de población, encarcelación u otra
privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales del
derecho internacional) podrían sentirse correspondidos, cosa que es bien
necesaria, por una acción determinada de los venezolanos.
La iniciativa podrían tomarla
los partidos, organizaciones sociales y otras instituciones existentes:
Asamblea Nacional, universidades, frentes acordados… y diseñar el proceso
organizativo. Los precandidatos podrían, así mismo, ser presentados y apoyados
por los partidos y frentes ya existentes o por nuevas y emergentes
organizaciones en expresión de una diversidad asumida y convergente.
Elegido el candidato y logrado
ese liderazgo, será necesario abrir un proceso electoral nacional, unas
elecciones aprobadas y respetadas. Una lucha que habrá de darse, pero,
entonces, con ese liderazgo, bandera y propósitos establecidos.
El gobierno, ahora embriagado
en su lenguaje de agresión y amenazas que no ocultan su inseguridad, y su
maquinaria tratarían de molestar, reprimir e impedir, pero encontraría no ya la
repetida y simple actitud de resistencia, sino propuestas y acciones de
avanzada.
arnaldoeste@gmail.com
09-06-18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico