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lunes, 3 de septiembre de 2018

Se cierran las fronteras, por @JulioCArreaza




Julio César Arreaza B. 02 de septiembre de 2018

Estamos ante un Estado fallido, que no ofrece la garantía de los servicios básicos a la población, entre apagones sobrevive un país que lucha contra un régimen oprobioso, y miramos desparramarse riadas humanas convertidas en diáspora, caminando por las calles, carreteras, caminos, senderos y páramos, y durmiendo en bancos de plazas o en cualquier lugar insospechado donde la noche los sorprende, buscando una existencia digna que aquí se les niega. Este drama de características mundiales se emparenta por las extremas dificultades en que ocurre, con la Emigración a Oriente, cuando los pobladores de Caracas salieron despavoridos de su ciudad con lo mínimo que podían acarrear, ante la inminencia de la llegada del atroz criminal Boves. Se parece en su épica al paso de Los Andes, en su marcha extenuante. Y en su coraje por hacerse de un destino de libertad donde reunir fuerzas para liberar a la patria sojuzgada.

Se cierran las fronteras para los venezolanos, porque colapsaron los servicios de los países receptores, llegan sin documentos, porque el régimen les niega el pasaporte. Los presidentes democráticos no entienden la criminal conducta de convertirnos en apátridas. Se reunirá la OEA de emergencia para analizar una situación inédita que no tiene precedentes. Tal como va la crisis, la situación de la migración se ha salido del cauce, de las manos. Los forajidos en el mando quieren convertir el drama venezolano en drama colombiano, causando estropicios en el país vecino. Es un vil atropello que clama al cielo, ver a cientos de miles de ciudadanos salir a pie, caminando hasta en temperaturas bajo cero y en chancletas.

Lo que ocurre es cruel; una criminal organización se hace del poder con el objetivo de la sumisión y con el propósito de destruir la libertad, léase también el progreso y la superación, obedeciendo a una lógica diabólica casada con el mal.

Pero no hay vuelta atrás, la mayoría del país repudia a unas mafias que hacen plata con el hambre de los venezolanos. La degradación moral y colapso del sistema totalitario se evidencia por la falta de gazas, vacunas y medicinas en los hospitales.

Es irreversible la salida de las mafias que han penetrado la sociedad. Para ello debemos articularnos las fuerzas democráticas con espíritu de lucha, solidaridad y mucha organización, y debemos llamar las cosas por su nombre, defender a todo trance la verdad, engranarnos, sincronizarnos mediante la voluntad de lucha y el amor a nuestro país. Así lograremos el punto de emerger por encima de este desastre provocado y alcanzar el punto de quiebre de la ignominia dominante. La solución es definitivamente política. Se les acabó el tiempo.

¡Libertad para los presos políticos y regreso de los exiliados!

Julio César Arreaza B.

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