Por Edward Rodríguez
Hace 80 años, la radio fue
el escenario de uno de los hechos históricos que logró la sintonía por 59
minutos de 12 millones de neoyorkinos que salieron despavoridos de sus
casas para observar la supuesta invasión de los extraterrestres provenientes
de Marte. El pánico lo sembró Orson Welles el 30 de octubre de 1938
al narrar en un formato de noticiero la Guerra de dos mundos.
Hoy definimos ese hecho como
una fake news, es decir, una noticia falsa, pero con la característica
particular de que los oyentes no prestaron atención cuando al principio se
informó que se trataba de un formato particular de programa, y se creyeron el
cuento de Wells; que transcendió como un ejemplo de comunicación de masa y de
persuasión.
Actualmente, en pleno siglo
XXI los ciudadanos del mundo, no sólo los de New York como ocurrió hace 80
años, se enfrentan diariamente a las fake news que se disparan
por las redes sociales y medios digitales sin control ni supervisión,
convirtiéndose en una especie de verdad verdadera a la que sólo se puede
contrarrestar educando la conducta humana, pues no está en manos de la
tecnología detectarlas.
En Venezuela hemos sido
víctimas o testigos, como se quiera interpretar, de las fake newsgeneradas
y difundidas por el régimen. Entre los ejemplos que podemos citar están los
famosos partes de guerra que ofrecía todos los días el ministro de
información en el 2013, Ernesto Villegas, sobre el estado de salud del
presidente Chávez; las millones de casas que supuestamente construyó la Gran
Misión Vivienda; la entrega sin retraso de las cajas Clap, y pare de contar;
pero la más reciente es el supuesto regreso al país de tres millones de
emigrantes venezolanos que según Diosdado Cabello, “se fueron por moda”.
En fin, un gobierno de fake news para mantenerse.
Un estudio realizado por el
Instituto Tecnológico de Massachusetts determinó que las noticias falsas
se extienden mucho más rápido que las verdaderas, lo que demuestra que no todo
lo que circula en Internet es verídico. La investigación destaca que una noticia
falsa pudiera tardar 10 horas para llegar a 1.500 usuarios, mientras que una
verdadera tan sólo llegaría a 30%.
Sin duda alguna en
Venezuela, todos los días se difunden y corren como pólvora las noticias
falsas, lo peor es que los ciudadanos están cayendo no en el cuento de Welles y
la Guerra de los dos mundos que sembró el pánico por 59 minutos; sino
en una muy bien pensada, calculada y premeditada manipulación y distracción a
conveniencia.
El régimen, definitivamente,
se aleja del cuento de Welles para controlar y engañar; las noticias
falsas que promueven corren más por el empleo de bots, concentración del poder
comunicacional y bloqueo a los medios digitales que no se creen el
cuento, y no caen en la distracción para dejar de informar sobre el caos que a
diario se vive en cada rincón del país.
El secreto está en no creer
o dar por sentado todo lo que le llega por cualquier vía. Hoy más que nunca
enfrentamos en Venezuela a un aparato comunicacional al que no se puede
subestimar, si no quiere formar parte de las “legiones de idiotas”, como
llamaba Umberto Eco escritor y filósofo italiano a las redes
sociales, aprenda a cómo no ser víctima de las fake news.
11-09-18
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