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jueves, 8 de noviembre de 2018

Cornudos y apaleados, por Eddie A. Ramírez




Eddie A. Ramírez 07 de noviembre de 2018

Los políticos, con algunas excepciones, nos engañaron. Basta comparar las promesas con los resultados de los mandatos de Luis Herrera, Carlos Andrés, Lusinchi y Caldera para comprobar que nos pusieron los cuernos. Fueron respetuosos de la Constitución y obtuvieron logros importantes, pero no suficientes para satisfacer las expectativas de la población y dieron pie a que surgiera un populista. No se opusieron al sobreseimiento de Chávez. Cometieron mil torpezas antes de lanzar a Salas Römer. Le sirvieron la mesa al teniente coronel.

Gradualmente cedieron terreno a los rojos. Inicialmente los demócratas tenían mayoría en el Congreso y los otros Poderes del Estado no estaban en manos de malandros. Sin embargo, permitieron la convocatoria la la ilegal Asamblea Constituyente de 1999, aceptaron que se eligiera con un quino tramposo y que se disolviera el Congreso. Dieron la puntilla al apoyar al golpista Arias Cárdenas.

Una vez que nos pusieron los cuernos, se dedicaron a vilipendiar a la sociedad civil tildándola de generadora de la antipolítica, satanizando lo realizado en el 2002. La huelga de abril de ese año tuvo el efecto de obligar a Chávez a renunciar a raíz de la masacre que propició el día 11. Como tuvo éxito, todos aplaudieron. Cuando los militares lo regresaron a Miraflores, esos políticos le atribuyeron toda la culpa a Pedro Carmona. No se percataron que, al no darle apoyo al gobierno de facto, favorecieron el regreso del nefasto comandante. Desde luego también hubo otros factores.

Cuando un grupo de militares se pronunció cívicamente en Altamira los políticos los visitaron y establecieron templetes. Como no tuvo éxito, esos mismos políticos tildaron el hecho como una locura. La huelga de diciembre del 2002 contó con el visto bueno de los políticos pero, como no logró el principal objetivo, descalificaron a Carlos Ortega, a Carlos Fernandes, a los trabajadores petroleros y en general a la sociedad civil. Todos los partidos apoyaron la abstención en las parlamentarias del 2005, pero después la tildaron de antipolítica. Curiosamente, años después volvieron a la estrategia de la abstención.

Cuando en el 2014 y 2017, María Corina, Leopoldo López y Antonio Ledezma llamaron a protestar en las calles, muchos políticos criticaron esas gestas por los asesinados, los encarcelados y torturados sin considerar el derecho a protestar y que la brutalidad de la represión fue responsabilidad de la dictadura.

He defendido a nuestros dirigentes, pero frecuentemente nos pusieron los cuernos y encima quieren apalearnos con descalificaciones.

Lo más grave es que articulistas sensatos, académicos, gremios profesionales y ciudadanos en general han instado a los líderes de los partidos a que presenten un plan, que seleccionen el vocero principal, que no se descalifiquen, que no digan un día que hay que votar y al siguiente que es necesario abstenerse, que no tengan temor en apoyar las sanciones en contra del régimen, que entiendan que están llamados a ser parte de la solución, pero son percibidos como parte del problema.

Ojalá se reivindiquen porque son necesarios y queremos seguir apoyándolos.

Como afirman los psicólogos Robert Baron y Donn Bryne, para que alguien decida ayudar a otros que están en dificultades se requiere percatarse de la emergencia; no eludir la responsabilidad de ayudar pensando que le corresponde a otros; conocer lo que es necesario realizar y tomar la decisión de ayudar. En este punto, “puede influir el miedo a las consecuencias de la ayuda”. Creemos que han demostrado que no tienen miedo: ¿Será por pensar que el régimen se cae solo o que alguien del exterior nos hará la tarea? No pensamos que sean tan ingenuos.

¿Será que cada uno percibe su debilidad y prefiere que la situación siga como está?

Al respecto recuerdo lo que me narró Luis Pérez-Segnini, quien estuvo un tiempo en nuestra embajada en el Líbano durante la guerra civil: “no se lograba la paz a pesar de que todos habían perdido algo, pero temían que con el cese de la guerra podrían perder aún más”. Que cada quien identifique la causa, pero lo cierto es que todos estamos cansados de ser cornudos y encima apaleados, y no es un cuento como el de Boccaccio.

Como (había) en botica: ¿Hasta cuando nuestra Fuerza Armada va a permitir que el apoyo y tolerancia del régimen a la guerrilla colombiana ocasione bajas en nuestros soldados? Mientras los medios aseguran fue el ELN, el alcahueta Padrino lo achaca a paramilitares. Solidaridad con Andrés Velásquez y Américo De Grazia.Teodoro Petkoff fue intelectualmente honesto. Reconoció sus errores. Valiente, no por haber tomado las armas sino por enfrentar al monstruo que fue la Unión Soviética y el comunismo. Durante la huelga desencadenada por los petroleros en abril 2002, escribió: “Por primera vez en la historia del país se produce una movilización laboral en la que no solo no media ninguna reivindicación material, sino que se arriesgan estos en nombre de algo tan abstracto como los principios y valores. Esto, sin embargo es lo que les da una tremenda fuerza moral”. Descanse en paz. Igualmente lamentamos el fallecimiento del ingeniero agrónomo Pedro L. Uriola y de nuestro compañero el ingeniero Domingo Orta ¡No más prisioneros políticos,ni exiliados!

Eddie A. Ramírez

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