Poly Martínez 23 de diciembre de 2018
Entrevista con Carlos Holmes Trujillo,
ministro de Exteriores de Colombia, en la frontera entre ambos países
sudamericanos
Desde
el pasado 7 de agosto, cuando llegó al Ministerio de Relaciones Exteriores
de Colombia, Carlos Holmes Trujillo (1951) ha invertido buena
parte de su tiempo en Venezuela. Trujillo aboga por «estrechar el cerco
diplomático» sobre Nicolás Maduro y pedir más sanciones para
los dirigentes del régimen. A orillas del Orinoco, río que marca la frontera
suroriental a lo largo de 1.239 kilómetros (más de la mitad de los 2.219 que
separan Colombia y Venezuela), el canciller colombiano habla para ABC de sus
desafíos tras estos primeros meses en el cargo.
¿Cuál
es su balance de Venezuela?
Es una
situación realmente desafiante y hay que avanzar en acciones para atender a las
regiones según el impacto. Ya se reconoció el carácter regional y el alcance
global de la crisis, y se han definido mecanismos. Lo que corresponde ahora es
ponerlos en marcha.
Usted
habla de multilateralismo, pero en materia de seguridad Colombia parece estar
sola. ¿Qué cooperación espera de los países de la región o entidades
internacionales?
Hay
muchos acuerdos de cooperación. Es más, Colombia exporta conocimiento y hay
acciones para fortalecer los mecanismos ya existentes. De otro lado, hay un
aparato legítimo de fuerzas del Estado robusto, con mucha experiencia y conocimiento
que, además, está hoy en capacidad de compartir experiencias y aprender de la
OTAN.
Colombia
tiene una frontera con tráfico de minerales, personas, armas y narcóticos,
violencias diversas, algunas anidadas en territorio venezolano. ¿Qué se hace
para atenderlo?
Nunca
ha habido una política única de lucha contra las drogas. Hay que hacer una
política global, traducirla en planes de acción y tener indicadores que midan
su eficacia real. Vamos a plantear mecanismos más eficaces en la erradicación
de cultivos ilícitos, para lo que contamos con la cooperación de EE.UU. Con
respecto a las nuevas formas de violencia, exigen una mayor presencia de todas
las fuerzas del Estado.
El
gobierno insiste en cerrar el cerco diplomático sobre Venezuela, pero EE.UU.
sigue comprándole petróleo, Maduro recibe apoyo de Rusia y China, la UE navega
en sus contradicciones... Parece que hay más titulares que resultados
efectivos.
Los
resultados son concretos: se ha estrechado el cerco diplomático para que el
pueblo venezolano viva de nuevo en democracia y libertad. Las cosas son como
son hasta que cambian. El proceso requiere paciencia, constancia. Hay que
seguir pidiendo sanciones para personas allegadas al régimen. Se trata de crear
condiciones que conduzcan al cambio en Venezuela.
¿Han
hablado con Cuba para que sea intermediario ante Venezuela?
No
hemos tocado eso en absoluto.
¿Y con
España?
No
estamos de acuerdo con el grupo de contacto que propone España. Nos parece un
error, porque ya fracasó. El régimen de Maduro no utiliza esos canales
diplomáticos para cambiar, sino para permanecer en el poder. Lo que hace falta
es una política de sanciones focalizadas. Se lo he dicho al ministro Borrell y
lo hemos transmitido a la UE.
¿Qué
salida realista daría la comunidad internacional a Maduro?
Y por
qué no plantea de otra forma la pregunta: ¿qué espera Maduro para crear condiciones,
salir y permitir al pueblo venezolano que viva de nuevo en democracia? Nosotros
no reconocimos las elecciones ni reconocemos el gobierno que inicia el 10 de
enero.
Hay
denuncias de que las fuerzas armadas venezolanas apoyan la criminalidad en sus
fronteras con Colombia y Brasil. ¿Maduro auspicia la criminalidad
transnacional?
Hay
muchas informaciones en ese sentido. Hay evidencias que quedaron registradas en
un informe de la OEA, que se derivó a la Corte Penal Internacional para que
analice los hechos, tome decisiones y llame a juicio a los responsables de esos
crímenes.
¿Qué
expectativas tiene el gobierno de Duque con Jair Bolsonaro?
Vamos
a trabajar muy estrechamente. Respetamos los pronunciamientos democráticos en
procesos libres y transparentes, que fue lo que sucedió en Brasil. Acompañaré
al presidente a la posesión de Bolsonaro y nos pondremos a trabajar con las
autoridades de ese país en áreas de interés común.
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